‘Los fabulosos Freak Brothers’ 2, de Gilbert Shelton

Editorial: La Cúpula.

Guion: Gilbert Shelton.

Dibujo: Gilbert Shelton.

Páginas: 152.

Precio: 22,50 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Febrero 2020.

Ya dijimos cuando se publicó el primer integral de Los fabulosos Freak Brothers (aquí, su reseña) todo lo que significaba esta glorificación alucinógena y underground a cargo de Gilbert SHelton, y todo, absolutamente todo lo que dijimos entonces, se sostiene con la misma fuerza en este segundo volumen integral. Seguimos a tres crápulas, tres impresentables, tres vividores que lo organizan todo alrededor del trapicheo y las drogas, pero de una forma tan divertida que resulta casi imposible no cogerles cariño a estos tipejos de tan escasas entendederas. La fórmula de Shelton funciona para el gag corto, pero también para el delirante relato de casi cuarenta páginas titulada Raíces de hierba, que recoge prácticamente todo aquello que hace de esta una franquicia tan singular, tan hija de su tiempo y a la vez tan divertida después de tantos años de su publicación original. Quizá haya que poner más hincapié en el término underground que en otra cosa, y lo es en sus historias como en su sucio dibujo, porque ese aspecto define el trabajo de Shelton por encima de cualquier otro, pero cuando se entra en las vidas de estos tres locos hippies ya resulta complicado salir de ellas. Viven al límite, sí, y nos llevan a los territorios al terreno de preguntarnos continuamente qué narices estamos leyendo. Bueno, muy bueno, pero bastante inclasificable.

No es fácil que siga pasando el tiempo y que una serie siga manteniéndose tan fresca como el primer día, menos aún una que busca en la provocación la primera excusa para que nos acerquemos a su lectura. Y es cierto que hay tiras, páginas y gags que pueden recordarnos a otros que ya hayamos leído anteriormente, es imposible evitar una cierta sensación de repetición cuando el universo de estos personajes tiene unos límites tan bien definidos. Pero es igualmente cierto, y ahí es donde está la gracia de Los fabulosos Freak Brothers, que el chiste sigue funcionando, y da igual que estamos ante un relato corto o uno más largo, a páginas en un blanco y negro que parezca algo más tosco o en color, como si de repente saltaran a la modernidad. Lo que es obvio es que esto sigue siendo la misma delirante sinfonía desafinada del principio, el retrato de un submundo que a base de saltarse las normas se convierte en divertido, y una suerte de perversión del síndrome de Peter Pan que lleva a sus protagonistas no a ser adultos con alma de niño, sino adultos con síndrome de abstinencia. Sexo, drogas y dinero, porque el rock ‘n’ roll a estos hermanos no les sirve absolutamente para nada, eso es lo que protagoniza cada una de las historietas de estos personajillos vergonzosos y que circulan entre la ilegalidad y la alegalidad.

Hablábamos de cierta tosquedad en algunos pasajes, y eso hay que matizarlo a la hora de calificar el dibujo de Shelton. No es un defecto, sino una intención. Los fabulosos Freak Brothers probablemente no habría funcionado, seguramente no con el mismo desenfreno, con un dibujo realista. Su caricatura es exactamente como tiene que ser, porque da a los personajes un aura de chiste para adultos, que al final es justo lo que pretende ser la serie. Y como Shelton quiere hacer reír, se permite eliminar todas las fronteras que puedan reprimirle. Ni la desnudez, ni el consumo e drogas, ni una considerable dosis de violencia. Nada le falta a esta serie para alcanzar el nivel de divertida depravación humana que busca. Si hasta es capaz de reírse de la muerte… o no… de uno de los integrantes de esta peculiar banda de trileros, demostrando que todo es posible en sus páginas. Esa es la única premisa que hay que tener en cuenta antes de afrontar esta locura imposible, la necesidad de un contexto mucho menos restringido moralmente que el de nuestros días para comprender por qué estos actores se comportan como lo hacen. Solo así se puede uno reír a mandíbula batiente de lo que rompe con toda la intención del mundo todas y cada una de las normas de comportamiento que rigen nuestro día a día.

El volumen incluye tiras de The Fabulous Furry Freak Brothers, que comenzó a publicarse en diferentes revistas en 1968. No tiene contenido extra.

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