Guión: Tsugumi Ohba.
Dibujo: Takeshi Obata.
Páginas: 2.400.
Precio: 49,95 euros.
Presentación: Rústica con cofre.
Publicación: Enero 2020.
Hay pocos manga contemporáneos más emblemáticos que Death Note. Leer la serie es este mastodóntico integral que recoge los 108 capítulos de la serie y algún especial complementario es una tarea tan ardua como fascinante, y quizá ofrece una visión distinta a la que pudimos tener cuando se publicó por entregas, porque suma un frenesí a la lectura sin interrupciones indeseadas que contribuye a que la adrenalina del relato sea todavía más intensa. Death Note, recordemos, parte de la existencia de un cuaderno de la muerte que hace que muera toda persona cuyo nombre se escriba en él, cuaderno que es propiedad de un shinigami y que cae en manos de una persona, un adolescente que tiene como meta crear un mundo justo e ideal en el que mueran todos los criminales que se le ocurra. La premisa, no obstante, tiene un refuerzo adicional, que al final es lo que convierte la lectura en un ejercicio fascinante, y es que se trata de un enfrentamiento constante y al límite, un brutal ejercicio de deducción e investigación entre quien mata con el cuaderno y quien trata de evitarlo, por muy cambiante que sea ese mismo duelo con numerosos cliffhangers y vueltas de tuerca espectaculares. Con toda explicación, es fácil concluir que Tsugumi Ohba y Takeshi Obata dieron con algo francamente especial que sigue muy vigente.
Son 2.400 páginas de historia, por lo que es evidente que hay fases más logradas que otras, pero hay que reconocerle a la historia escriba por Ohba que sabe mantener el interés en todos los tramos. Es lógico pensar que el más fascinante es el primero, en el que Light Yagami encuentra el cuaderno de la muerte y aprende a usarlo de una manera calculada y fría. Es una espléndida fórmula para que entendamos que el verdadero protagonismo de Death Note se lo lleva la deducción. Tiene mucho diálogo, porque es un ejercicio complejo de análisis y razonamiento que Ohba lleva hasta las últimas consecuencias de una manera bastante lógica. Lo que en principio podría ser una historia centrada en un universo pequeño poco a poco se va convirtiendo en algo mucho más grande y ambicioso, que lleva la historia a un escenario social, político y policial que, si se piensa, es bastante coherente con todo lo que el manga nos cuenta desde el principio. Hay esquemas que se repiten, precisamente porque la base de Death Note está en el enfrentamiento entre dos genios incomparables, a mayor semejanza de Holmes y Moriarty, y eso no lo quiere perder nunca, pero aún así la introducción de los distintos secundarios que refuerzan la historia es bastante inteligente y natural, siempre obedece a necesidades narrativas y no a caprichos o deslices.
El dibujo de Obata forma parte también de lo icónico que tiene la serie, sobre todo desde el aspecto de Ryuk, el shingami que le entrega el cuaderno a Light, un personaje que prácticamente todo el mundo reconoce como parte de Death Note incluso sin haber leído el manga. Se nota, eso sí, que Obata se va sintiendo más cómodo y muestra más atrevimiento con el paso de los capítulos, y alguna que otra duda inicial va dejando paso a una puesta en escena bastante espectacular, también en la construcción de las secuencias de acción. Lo que destaca, en todo caso, es lo bien que juega con los cliffhangers y las revelaciones sorprendentes, secuencias y viñetas en las que sabe sacar el máximo partido a los personajes y a lo que está sucediendo en la historia, porque es con eso con lo que va construyendo el carácter de cada uno de los personajes que entran en escena. Death Note es una obra que, desde luego, sabe ganarse el respeto del lector desde el principio, que sabe encontrar una forma original de hablarnos de la muerte y de la obsesión que tiene por ella la cultura japonesa, además desde punto de vista muy diversos, creando un thriller muy completo que no solo tiene un desarrollo siempre fino y adecuado, sino que llega a un final formidable, un duelo épico y muy bien explicado que cierra el círculo de una manera brillante.
Death Note se publicó originalmente en la revista Weekly Shonen Jump entre diciembre de 2003 y mayo de 2006, y recopilada por Shueisha en volúmenes entre abril de 2004 y julio de 2006. No tiene contenido extra.
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