Guion: Joëlle Jones, Ram V.
Dibujo: Fernando Blanco, Elena Casagrande, John Timms, Hugo Petrus, Scott Godlewski, Joëlle Jones.
Páginas: 200.
Precio: 20,50 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Diciembre 2019.
Dijimos con Imitadoras (aquí, su reseña), primer volumen de la nueva etapa de Catwoman, que Joëlle Jones hacía frente a unas circunstancias peculiares para engancharnos de nuevo a las aventuras de Selina Kyle. Después de dos volúmenes con Algo huele a podrido se puede decir que lo está consiguiendo, pero también que lo está logrando más con las pequeñas aventuras que con la gran trama de fondo. Ojo, esta no es mala, ni mucho menos, pero es verdad que donde más disfrute se está encontrando es en lo episódico. Pasa, desde luego, en esta segunda entrega, y quizá la razón haya que buscarla en que la Catwoman más juguetona siempre da juego y, además, la echamos un poco de menos. Da la sensación de que los puntos álgidos de los últimos tiempos en la carrera de nuestra querida antiheroína parten de potentes elementos dramáticos, y es obvio que Jones no quiere prescindir de ellos, pero también da gusto, más incluso, reencontrarse con historias ligeras, livianas, bien escritas y dibujadas, de esas que podemos disfrutar durante los minutos que tardemos en leerlas y que en el fondo siempre dejarán la sensación de que mantendrán intactos todos sus éxitos cuando decidamos recogerlas de la estantería dentro de x tiempo. Pero que quede claro que Jones tiene un plan a largo plazo, del que ya vimos mucho en el primer volumen y del que aquí vemos algo más.
En ese sentido, la autora no se aleja demasiado del plan que suele aplicarse a los personajes del entorno de Batman cuando tienen que crecer por su cuenta: nuevo escenario y mejor cuanto más alejado de Gotham y nuevos personajes secundarios para crear un microuniverso propio que dure el tiempo que tenga que durar. En este sentido, seguimos la línea marcada por la primera entrega de Catwoman, sin demasiadas variaciones. Pero a Selina le sienta bien que el pasado venga a su encuentro, y por eso es agradable ver al Pingüino por estas páginas, o descubriendo cómo retoma su actividad de ladrona de guante blanco y buen corazón que tantas alegrías ha dado al personaje cuando los diferentes autores se han acordado de esa concepción del personaje a lo largo de las últimas décadas. Lo que sí está claro es que tanto en el largo recorrido como en el disfrute momentáneo Jones está sabiendo entender no solo a Selina como mujer y como enmascarada sino también el momento en el que ha recogido la serie. Estos números forman parte del ahora con una sutileza bastante destacable, y no es necesario saber demasiado de lo que sucede en Álbum de boda (aquí, su reseña) para entenderlo. La conexión con El año del villano hace que estemos probablemente ante un punto y aparte, pero hasta aquí la cosa no ha ido nada mal.
Ya eso ayuda el dibujo de la serie. Fernando Blanco, que es su principal ilustrador, le da un estilo que le sienta fenomenal, a medio camino entre el noir y la aventura superheroica. Blanco, a pesar de que comparte los números con otros artistas como Elena Casagrande y Hugo Petrus, quién sabe si algún día las grandes editoriales aprenderán que esto no es un beneficio para sus tebeos por muy buenos que sean los invitados, capta muy bien el movimiento de Selina y también un entorno que se acerca más a Gotham Central (aquí, reseña de su primer volumen) que a los cómics mensuales de Batman. Y con el permiso de Blanco, al que no podemos dedicar más que elogios, tenemos que hablar también del espléndido número que dibuja John Timms, a quien hemos visto habitualmente en Harley Quinn (aquí, reseña de su primer número) y que demuestra que está más que preparado para una etapa larga con la felina antiheroína. No muchos situarían Catwoman entre las series punteras del universo DC en estos momentos, pero la verdad es que tiene una solidez bastante envidiable, con una escritora que entiende al personaje, con historias que saben moverse entre el corto y el largo plazo y con un apartado gráfico que, salvando el problema ya mencionado y que no es propio de esta serie, es bastante notable.
El volumen incluye los números 7 a 13 y el Annual 1 de Catwoman, publicados originalmente por DC Comics entre enero y julio de 2019. El único contenido extra son las cubiertas originales de Joëlle Jones, Ben Oliver, Tony S. Daniel y Stanley Lau.
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