CÓMIC PARA TODOS

‘The Wicked + The Divine 5. Fase imperial, primera parte’ de Kieron Gillen y Jaime McKelvie

Editorial: Norma.

Guión: Kieron Gillen.

Dibujo: Jamie McKelvie.

Páginas: 168.

Precio: 18 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Octubre 2019.

Con cada número que pasa, es cada vez más evidente que Kieron Gillen y Jaime McKelvie nos están dejando en The Wicked + The Divine una afilada crítica sobre la sociedad actual. Tiene el mérito de que nos está llegando en un envoltorio pop de luces y colores, de aspecto alucinógeno y trasfondo enormemente realista y violento, pero es mucho más analítica de lo que parece y con eso queremos quedarnos en este punto. Vivimos en una sociedad en la que los ídolos son gigantes con pies de barro, en la que la ostentación es proporcional al poder que se tenga para satisfacer el ego y el capricho personal y en el que la imagen pública está por encima del fondo de las personas. Y eso, precisamente eso, es The Wicked + The Divine, el retrato de dioses terrenales, de personas que, con todas sus flaquezas, son bendecidas o malditas con unos poderes inmensos y el anuncio de que no les durarán demasiado. ¿Qué haríamos cualquiera de nosotros en esa situación? ¿Cómo se gestiona un poder sin límites en un mundo en el que no hay superhéroes ni nadie que los quiera poner al servicio del altruismo propio de un boy scout o un buen samaritano? Y lo que es aún más importante, ¿cómo se consigue que la serie tenga semejante nivel de empatía cuando todo lo que vemos encaja en este escenario descrito?

Ahí está el mérito de Gillen, porque historias de tipos con poderes las hay a patadas, como también las hay de personajes enfundados en trajes coloristas con dilemas personales y morales que les alejan de convertirse en un modelo a imitar. No hay nada de eso en The Wicked + The Divine, y sin embargo los personajes nos interesan por lo que piensan y deciden. En realidad, y tras la brillante decisión de convertir a todos los protagonistas en el objetivo de perfiles de una revista de moda y tendencia, recordándonos que eso mismo lo vivimos en nuestra realidad con personajes de alguna manera análogos. El atractivo que tienen los personajes de Gillen y esa vida orgiástica que plantea es fascinante. Lo tienen todo para que pensemos mal de ellos, para que nos alejemos de ellos por ser un auténtico peligro, pero fascinan. Y fascinan porque están muy bien escritos. Es verdad que la serie, en algunos momentos, puede dar la sensación de ser una huida hacia adelante en la que no están pasando tantas cosas como parece, pero eso es justo lo que están viviendo los personajes. No son genios, aunque alguno intente aparentarlo. No están seguros de lo que hacen, aunque el uso de sus poderes se haga para cargarse de razones. Y el exceso no para de crecer exponencialmente, por lo que es difícil saber hasta dónde nos va a llevar.

Si Gillen nos hace ese planteamiento, es soberbia también la forma en la que McKelvie lo ejecuta. Todo ese exceso que hay en la historia tiene una clara plasmación en lo visual. El caos que reina en las vidas de estos dioses es el mismo que a veces se apodera de la lectura, que en páginas dobles cargadas de viñetas simétricas nos obliga a replantearnos por dónde debemos seguir la lectura. La ejecución de los personajes, con sus estéticas chillonas, esas que casi son una burla directa al concepto mismo del superhéroe vestido de licra, está fuera de toda duda podríamos decir que desde el inicio de la serie (aquí, reseña de su primer volumen), pero que el exceso no pare de aumentar lleva el trabajo de McKelvie a una dimensión todavía más rotunda, en la que parece cada vez más fácil disfrutar de la locura que lleva a cada página, más aún cuando juega de forma sobresaliente con las luces que aporta el trabajo de color de Matthew Wilson o la rotulación de Clayton Cowles, que suman mucho al resultado final. Desde El principio quedó claro que The Wicked + The Divine era una de esas series que engancha sin que sea fácil explicar por qué, y a estas alturas se puede seguir manteniendo esa definición sin demasiado problema. Y siempre con la sensación de que no estamos todavía en el punto álgido de su propuesta. Lo veremos.

El volumen incluye los números 23 a 28 de The Wicked + The Divine, publicados originalmente por Image Comics entre noviembre de 2016 y abril de 2017. El contenido extra lo forman las portadas originales de Jamie McKelvie, Kevin Wada, Jen Bartel, Emi Lenox, Nicola Scott, Alison Sampson, Chumma Clugston Flores y Elsa Charretier, bocetos de una de las cubiertas de McKelvie  y transcripción de una de las entrevistas del número que abre este volumen.

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Esta entrada fue publicada en 25 marzo, 2020 por en Image, Jamie McKelvie, Kieron Gillen, Norma y etiquetada con , , .

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