Cine – ‘Aves de Presa y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn’, de Cathy Yan

Título original: Birds of Prey and the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn.

Director: Cathy Yan.

Reparto: Margot Robbie, Mary Elizabeth Winstead, Jurnee Smolett-Bell, Rosie Perez, Ella Jay Basco, Ewan McGregor, Chris Messina, Ali Wong, Steven Williams, François Chau.

Guión: Christina Hodson.

Música: Daniel Pemberton.

Duración: 109 minutos.

Distribuidora: Warner.

Estreno: 7 de febrero de 2020 (Estados Unidos y España).

Hay mucha tela que cortar en torno a Aves de Presa y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn. Sirva como inicio decir que, al final, la película entretiene lo que cabe esperar de ella, pero con bastantes peros que tendrán mayor o menor importancia según la exigencia del espectador. Quien quiera ver a una Margot Robbie mucho más suelta que en su ya interesante aparición en Escuadrón Suicida (aquí, su crítica) la tiene y con creces, puesto que resulta asombroso que la película no lleve su nombre como elemento esencial del título. Ahí viene el segundo elemento a tener en cuenta. ¿El cómic? Olvidémonos de él. No en lo que se refiere a Harley, porque esto es la clara versión cinematográfica de la etapa de Amanda Conner y Jimmy Palmiotti (aquí, reseña de su primer número), y por eso es lógico su inclusión en los agradecimientos del filme. Pero en lo que se refiere a Renée Montoya, la Cazadora, Canario Negro y Cassandra Cain, especialmente en el destrozo que se hace con esta última, mejor llegar a la película sin tener ni idea de quiénes y cómo son estos personajes en las viñetas. Mucho mejor, porque así evitaremos el innecesario cabro de no entender por qué se cambia radicalmente a unas heroínas de las que solo se toma el nombre y alguna pequeña pincelada sin haberles dado la oportunidad de lucir con fidelidad al material original.

Eso es uno de los elementos que hacen que la primera hora de Aves de presa, insistimos, título absurdo por todas partes, sea lenta y poco brillante. En realidad es que no tiene historia. Si esto tiene que ser el enfrentamiento entre Harley Quinn y Máscara Negra, un desatadísimo Ewan McGregor que, hay que reconocerlo, es divertido, no hay nada en la película que explique su razón de ser. Por eso la primera hora es un continuo salto adelante y atrás en la narración de Harley, que quiere ser una manifestación de la alocada personalidad de su indudable protagonista y que al final es una cortina de humo para no ver que, pese a estar chiflada, encabeza una historia mucho más convencional y de manual de lo que les habría gustado a muchos de sus seguidores. Cathy Yan, no obstante y a pesar de su inexperiencia, rueda bien las escenas de acción, mejor cuando se da cuenta de que Harley Quinn no es Wonder Woman y las cámaras lentas no van con ella, y va dejando elementos y detalles que van haciendo que la película tenga su corazoncito. La secuencia animada inicial, las referencias al Joker (en especial la de Cassandra en el apartamento de Harley, auténtico motor emocional de la película si se piensa) o detalles que nos acercan al cómic, desde el momento Roller Derby hasta el castor, son lo que va sujetando una película de trama bastantes endeble.

Ahí está, en todo caso, Margot Robbie para sostener la función. EL papel de Harley le va como anillo al dedo, ya lo demostró en su primera aparición y no le ha pesado en absoluto llevar la voz cantante. Lo que pasa es que tendría que haber sido la única voz. El deseo de buscar personajes femeninos fuertes con los que poder seguir expandiendo universos parece ser la única razón de haber incluido a estas desnaturalizadas Aves de Presa, a las que en muchos casos es difícil entender en la película. Todas ellas, por mucho que las actrices hayan querido creerse sus personajes, están muy lejos de ser las mejores versiones que podamos encontrarnos. Una cosa es admitir una adaptación y otra muy distinta saltarse a las bravas cualquier rasgo identificativo de un personaje. La Cazadora es la única en la que se hace un mínimo esfuerzo por conectar con lo que es la heroína en el cómic, pero más por literalidad de su origen que por definición de su personalidad. Pero explotan cosas, hay peleas multitudinarias y de evidente mensaje feminista, hay risas, escenas oníricas para ver a Robbie como Marilyn y algunas alusiones al cómic, al más moderno, claro está, y hasta una pequeña tontería postcréditos para que uno salga del cine sonriendo. Le cuesta conseguir ese objetivo, pero lo acaba consiguiendo.

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