CÓMIC PARA TODOS

Cine – ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’, de Salvador Simó

Título original: Buñuel en el laberinto de las tortugas.

Director: Salvador Simó.

Reparto: Jorge Usón, Fernando Ramos, Pierre Unik, Eli Lotar, Javier Balas, Gabriel Latorre, Pepa Gracia, Fermín Núñez, Rachel Lascar, Salvador Simó, María Pérez, Esteban G. Ballesteros, Piedad Gallardo, Juan Carlos Tirado, Rubén Aznar.

Guión: Eligio R. Montero, Salvador Simó.

Música: Arturo Cardelús.

Duración: 80 minutos.

Distribuidora: Wanda.

Estreno: 26 de abril de 2019 (España).

Que un gran cómic encuentre una gran adaptación al cine es algo a celebrar, y eso es exactamente lo que ha sucedido con Buñuel en el laberinto de las tortugas. La novela gráfica de Fermín Solís (aquí, su reseña) era una fascinante aproximación al mundo interior del Luis Buñuel que rodó Las Hurdes, tierra sin pan, y la película de Salvador Simó honra el material original con inteligencia y lo enriquece desde muchos puntos de vista para dar el salto al lenguaje cinematográfico. Lástima que se piense de una manera tan extendida que los dibujos animados no tienen el mismo alcance que la imagen real, porque, de lo contrario, está película tendría que tener una consideración y una reputación mucho más importantes, a pesar de los premios que ha recibido. Porque la película es espléndida, es una descripción meticulosa del hecho, el rodaje de Las Hurdes, como del personaje, Buñuel, pero es también una deliciosa inmersión en el surrealismo, en las ideas del cineasta, en su amistad con Gabriel Acín y en su rivalidad con Salvador Dalí, al que se menciona tantas veces en la historia que casi se le puede considerar como un protagonista ausente. Y todo contado con una sinceridad impresionante, un drama medido y perfecto y hasta una comedia tremendamente divertida, con unas situaciones hilarantes que el guion resuelve además con unos diálogos espléndidos.

Esa es quizá la gran baza que tiene la película, una frescura tremenda que además es capaz de moverse en ambientes muy diferentes, que arranca en la Francia de los nuevos movimientos artísticos, con una escena inicial que de hecho vemos con diálogos en francés, y nos traslada a un escenario deprimido que se percibe en la imagen y en el lenguaje, y todo ello sin que se pierda la chispa. Cambia, porque la cinta entiende muy bien los diferentes ambientes con los diálogos y también con un magnífico trabajo de doblaje, pero se mantiene fiel a lo que quiere mostrarse, jugando con mucho acierto con planos reales de Las Hurdes para que el espectador pueda comparar la animación con lo que realmente filmó Buñuel. Y esa animación, que parte de un estilo sencillo, cercano al de Solis pero nunca mimético, es tremendamente eficaz en todo, también en los formidables momentos oníricos, los que nos meten de lleno en la mente de Buñuel, aprovechando así todas las posibilidades que ofrece la animación con respecto al cómic. Eso es adaptar, y Simó lo hace de una manera espléndida e irreprochable, tan sólida que es imposible no sentirse parte de este rodaje y de este curioso grupo que encabeza Buñuel. Hasta las alucinaciones y sueños que tiene el protagonista encajan en el retrato que hace el filme, como si fueran lo más normal del mundo.

Hay que dar también mucho valor al trabajo interpretativo de Jorge Usón, que presta su voz a Buñuel y le da un carisma muy intenso. En realidad, todo el reparto funciona como un reloj, sumándose a los muchísimos aciertos de una película que se convierte en un retrato formidable del genio de Calanda que le entiende como persona, como artista y como surrealista de una manera que ya quisieran sesudos análisis teóricos sobre el cineasta. Y tiene la enorme virtud de ser tan cercana para quien conozca a Buñuel como para quien no haya visto jamás una de sus películas y solo le conozca de nombre. Esa cualidad también la tenía el cómic, pero la ejecución en pantalla es brillante, con una acertadísima banda sonora de Arturo Cardelús para reforzar las particularidades de la historia. No hay nada que chirríe, todo suma. Habría que evaluar Buñuel en el laberinto de las tortugas como lo que es, un formidable filme, pero sus particularidades obligan a una reflexión final: cuánto cuesta a veces tomar en serio al cómic en nuestro país, cuánto a la animación, y cuánta magia hay en la mezcla de estos dos elementos, magia que supera la que puedan tener adaptaciones al cine de tebeos patrios que hayamos visto. ¿Por qué no se repite más esta ecuación con la cantidad de comics maravillosos que se producen cada año en nuestro país?

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Esta entrada fue publicada en 17 enero, 2020 por en Cine, Wanda y etiquetada con , , , .

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