‘Business Cat. Dinero, poder, galletitas’, de Tom Fonder’

Editorial: Fandogamia.

Guión: Tom Fonder.

Dibujo: Tom Fonder.

Páginas: 128.

Precio: 14 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Diciembre 2019.

Vivimos en un mundo de ideas descabelladas, y las más alocadas de todas tienen muchas papeleras para calar entre el público. Difícil de explicar, pero una verdad como un templo viendo lo que nos dicta la experiencia. ¿De qué otra manera se puede entender Business Cat? Porque, en serio, hablamos de una tira protagonizada por un gato que es director de una empresa y que tiene auténticos comportamientos de gato. Es un gato con cuerpo de hombre, que habla como una persona y dirige un negocio como… bueno, como puede, pero que al mismo tiempo arranca las alfombras, adora las cajas de cartón y marca sus propiedades con orina. Tal cual. Dinero, poder, galletitas recoge las primeras tiras de este webcómic de Tom Fonder, uno que pierde todo el miedo ya en la primera viñeta y que desde ahí no para de crecer en su absurdo. Porque esto, asumámoslo cuanto antes, es totalmente absurdo. Y justo eso es lo que hace que sea divertido. No es solo un tipo con aspecto de gato, es que todo su comportamiento es de gato. ¿Un hombre de negocios? Solo por su aspecto y por su posición, porque todo lo demás es un delirio que es francamente divertido interpretar como una sátira del mundo empresarial, ese que los ajenos al mismo no saben realmente cómo funciona y que bien podría hacerlo incluso con alguien así dirigiendo el cotarro.

Como casi cualquier webcómic, Business Cat arranca con chistes rápidos y dinámicos que nos quieren poner en situación. La primera sensación, asombro, por el atrevimiento que tiene la propuesta, porque es una locura que no hay por donde coger y porque a cada viñeta que pasa va siendo cada vez más adictiva. Es como un video de gatitos en Youtube, que uno no sabe por qué lo está viendo pero tampoco puede detenerlo. Fonder, además, va introduciendo elementos de continuidad desde muy pronto, una vez es consciente de que ha dado con una fórmula divertida y que tiene pinta de poder extender hasta el infinito. Puede haber algo de repetición con los compartimientos inexplicables de los gatos y su fijación con las cosas más absurdas, desde el cursor del ordenador al puntero láser, pasando por las cajas de cartón, pero donde verdaderamente se ve que Business Cat tiene más cosas que contar es cuando empieza a desarrollar la relación de Cat con su secretaria, o cuando introduce problemas económicos, recortes a la vista y hasta un rival empresarial… que es un perro. Tan simple, tan brillante. Y sí, por supuesto, absurdo, porque esa es la base de Business Cat, que el lector pueda pensar en todo momento que está viendo una locura en la que todo es posible y todo, a la vez, se puede conectar de alguna manera con la vida real, la del ejecutivo o la del gato.

El dibujo de Fonder es tan sencillo como la misma idea que sustenta el cómic, y eso tiene toda la lógica del mundo. El autor no engaña a nadie, y avisa de sus intenciones visuales desde la misma cubierta del libro. Se trata de que los comportamientos gatunos se entiendan a la primera, sin necesidad de que nadie explique el chiste, y que el lector pueda comprender al mismo tiempo la broma que atañe al mundo de la empresa, porque al final de lo que se trata es de ver la fusión de estos dos elementos de una manera fluida y, claro está, divertida. Como impera la sencillez a lo largo de todo el libro, no solo no hay obstáculos para llegar a ese punto sino que el dibujo se convierte en un enorme aliado para conseguir el objetivo buscado. Quizá se echa en falta un poco más de complejidad, pero en el fondo el estilo de Fonder es parte indivisible de la gracia de Business Cat. Dinero, poder, galletitas funciona muy bien como introducción a esta descacharrante locura, una que transgrede tanto que a lo mejor puede provocar rechazo en el caso de que no se entiendan sus normas a la primera. No lo olvidemos, se trata de que el lector piense continuamente qué narices está viendo, y en esa categoría esto funciona francamente bien. Asombrar no es fácil y no se puede poner en duda que Fonder lo hace. Y, qué demonios, deja con ganas de más.

No tiene contenido extra.

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