Guion: Sam Humphries, Mark Russell.
Dibujo: Lucas Werneck, John Timms, Mirka Andolfo.
Páginas: 112.
Precio: 8,50 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Junio 2019.
Cada vez resulta más complicado saber que se puede esperar de Harley Quinn. Locuras, sí, eso desde luego. Pero no olvidemos que estamos ante uno de los personajes más populares del universo DC, que lo es, no pasa nada por reconocerlo, por encima del resultado de los cómics que protagoniza. Sucedía en la larga e irregular etapa de Amanda Conner y Jimmy Palmiotti (aquí, reseña de su primer volumen), y sigue sucediendo en la de Sam Humphries, que ya se ha dicho lo continuista que es en muchos sentidos. Pero de vez en cuando pasan cosas singulares. No en la intrascendente historia con gatos que cierra esta entrega con guion de Mark Russell, tampoco en el más divertido relato de Humphries que convierte a Harley Quinn en una estrella de YouTube, sencillamente porque sí y sin que haya una motivación cierta en esta trama más allá de la locura que tiene. Pero entre todo esto hay un atisbo de realidad que descoloca por la elegancia con la que aparece. No vamos a desvelar de qué se trata porque la gracia está en ver el episodio y sorprenderse con él, pero es tan difícil calibrar el valor de las historias de Harley Quinn que no se sabe bien si es una genialidad, un golpe de efecto artificial o algo que está llamado a dejar momentos de trascendencia en el futuro. Todo es posible con Harley, eso también está claro después de tanto tiempo.
Y lo que sí está claro es que esta historia en concreto puede ser un punto de inflexión en la serie. No se va a abandonar el tono bufo que la preside, eso es tan obvio que esta misma entrega lo confirma con su número final, pero sí es una ventana abierta. La habilidad que ha tenido Humphries ha sido la de ir introduciendo las bases de esta historia desde hace ya algunos números, con elementos que en su momento pudieron parecer episódicos y que ahora sabemos que tenían una razón de ser más poderosa. Lo curioso es que ese instante del que hablamos, que apenas ocupa un par de páginas, suscita más atención que historias completas. Eso también hay que interpretarlo como un toque de atención. ¿Harley Quinn divierte? Desde luego que lo hace, es una serie loca y extravagante que tiene una forma muy particular de acercarse a situaciones cotidianas desde el psicótico punto de vista de Harley. Pero a la vez es obvio que no se trata de una serie que trascienda, ni siquiera dentro de la propia historia de su protagonista. Aún así, de Humphries, como también de Conner y Palmiotti, se puede destacar la facilidad de palabra que tiene para que sus diálogos suenen naturales incluso en las situaciones más rocambolescas, que las hay en buen número en esta entrega, en realidad como en todas las anteriores.
En el dibujo, tenemos a dos viejos conocidos de la serie, John Timms y Mirka Adolfo, y una buena incorporación, Lucas Werneck. Empecemos por este último, porque es el encargado de dar vida a los dos primeros números de esta entrega, los que se centran en Harley como estrella de las redes sociales y que tiene un nivel de diversión bastante alto al que contribuye con bastante eficacia. Timms, en todo caso, es mucho Timms, y demuestra con cada aportación a Harley Quinn que se le puede considerar con facilidad el ilustrador que más partido ha sacado al personaje en esta concepción moderna en la que ha caído desde que Margott Robbie se vistió por primera vez de Harley en Escuadrón Suicida (aquí, su crítica) y cambió del todo el diseño también en el cómic. Andolfo también firma unas páginas eficaces y divertidas. Al final se trata de eso, de divertirse con historias cómicas y disparatadas que se siguen sucediendo sin más riesgo ni ambición que los de imaginar situaciones imposibles que sirvan para que el lector entre siempre y sin dudas en la deliciosa ingenuidad de Harley. Ese es el motor para que la serie siga avanzando y para que tenga en realidad mucho más de placer culpable que de alto nivel, por mucho que su dibujo si sea capaz de convencer con creces independientemente de quién sea su responsable.
El volumen incluye los números 53 a 56 de Harley Quinn, publicados originalmente por DC Comics entre noviembre y diciembre de 2018. El único contenido extra son las cubiertas originales de Guillem March y Frank Cho.

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