Guion: Alfredo Castelli, Milo Manara.
Dibujo: Milo Manara.
Páginas: 126.
Precio: 25 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Julio 2019.
Tantas veces hemos catalogado a Milo Manara como un maestro del cómic erótico que a veces se olvida que su talento no está (solo) en su impresionante manera de entender la anatomía femenina o el placer carnal. Libros como Odiseas iniciáticas son la demostración que de que Manara excede esas etiquetas, por mucho de que en el segundo de los relatos de este volumen, El hombre de papel, haya un personaje, una chica india, que sigue esa estela de belleza y sexualidad que, sí, caracteriza su obra. Ninguno de los dos relatos tiene al erotismo como motor, El hombre de las nieves de hecho, con guion de Alfredo Castelli, ni siquiera tiene a una mujer entre sus protagonistas, y eso permite que podamos apreciar el dinamismo y la narrativa que tiene el dibujo del maestro italiano, que además no encuentra barrera alguna en el género, en el escenario o en las posibilidades que encierra cada una de las dos historias del libro. Y quizá, sin las distracciones de ese placer carnal que tan famoso le ha hecho, podemos centrarnos con más facilidad en el placer narrativo que ofrecen los relatos de Manara, que es mucho, variado y con muchos elementos atractivos. Son además dos historias muy distintas entre sí, que solo comparten el hecho de que no tuvieron continuidad, lo que en el caso de la segunda, pensada para ser el inicio de una serie, le da cierto carácter de rareza.
Abre el libro El hombre de las nieves, que nació para ser una historia cerrada que fuera parte de una serie titulada Un hombre, una aventura, de la que como recuerda Manara formaron parte autores como Hugo Pratt. Siempre es agradable ver a Manara dibujando historias de otros guionistas, en este caso Castelli, porque así se entiende mejor lo que es capaz de dar como narrador gráfico. Y en este caso combina una precisión realista bastante considerable con un festival de fantasía sobresaliente, que se vuelva en secuencias oníricas muy sugerentes y que rompen por completo la estructura de la página. La historia de Castelli no encierra en el fondo demasiados misterios, pero el viaje que propone es muy interesante, tomando como protagonista a un periodista occidental que es enviado a documentar la existencia del Hombre de las Nieves del título y acaba descubriendo algo completamente diferente que cambiará su vida para siempre. Manara sabe que el escenario, tanto el real como el onírico, y los personajes que forman parte del relato cuentan aquí con una importancia pareja que ayuda a que la historia avance, y lo demuestra en casa secuencia, sin que las más espectaculares pisen a las más pequeñas. Y hay secuencias que narrativamente son muy acertadas, y que demuestran la brutal versatilidad de Manara.
En cuanto al segundo relato del libro, el italiano se ocupa tanto del guion como del dibujo en El hombre de papel, y se nota que entramos de lleno en un terreno más habitual en su forma de contar historias, con sucesos y personajes que rozan lo imposible desde un punto de vista que se asoma con cierta facilidad y frecuencia a la comedia. Es este caso seguimos a un cowboy que acaba acompañando a una joven india y a un sargento inglés en la reserva que acaba en suelo norteamericano Dios sabe cómo, en un viaje para entregarse al ejército local tampoco se sabe muy bien por qué. Esa dosis de locura tan propia de Manara le permite crear un western inusual del que sí es fácil imaginar continuaciones aunque no las hubiera y con el que se disfruta por la afilada lengua de todos sus protagonistas. El Manara narrador, no obstante, destaca en secuencias maravillosas en las que el movimiento fluye de una manera increíble y al alcance de muy pocos ilustradores. Hay alguna que otra extravagancia en la historia y en sus giros, pero es tan fácil coger cariño a los personajes que todo se admite como parte del sello de su autor. Y ese es uno cargado de brillantez y también de una extravagancia que hace que este sea un western tan atípico como divertido. Puede parecer una obra menor de Manara, y en muchos sentidos lo es, pero eso no impide que sean páginas alfa ente disfrutables.
El volumen incluye dos historias originalmente publicadas en 1979 y 1982 publicadas la primera en la revista Pilote y la segunda por la editorial Bonelli. El contenido extra lo forman una introducción de Milo Manara y un portafolio de ilustraciones del autor.

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