‘El arte del azote’, de Jean-Pierre Enard y Milo Manara

Editorial: Norma.

Guión: Jean-Pierre Enard.

Dibujo: Milo Manara.

Páginas: 96.

Precio: 24 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Abril 2019.

Es evidente y conocido que Milo Manara es uno de los maestros modernos del erotismo ilustrado, y lo es además desde hace ya unas cuantas décadas, por lo que no es de extrañar que su nombre esté por delante del de Jean-Pierre Enard, el escritor, en la cubierta de El arte del azote, donde vemos a una mujer joven en sugerente postura que destaca las formas de su trasero. Este, en todo caso, es un Manara con matices, es un Manara casi abocetado, con dibujos tan rápidos como la historia que nos plantea Enard, un Manara de formas y sugestión que casi se manifiesta como el dibujante de una libreta de pruebas, de ensayos, de picardías propias que encajen con las ajenas y que elude un acabado más completo para generar sensaciones. No, no son bocetos lo que nos muestra, pero a veces lo parecen. Y eso le da cierta gracia al resultado final, aunque eso signifique que, salvo en momentos puntuales, perdamos la capacidad narrativa de Manara, que es claramente uno de sus puntos fuertes como autor y que en un libro de esta categoría no es lo que prima. Manara, dicho de otra manera, es la atracción, la guinda de un relato erótico que excita tal y como está pensado para hacerlo, con el sugerente tema que ya plantea el título, fetichismo en estado puro, y con un escenario que funciona muy bien en la atracción sexual del relato, un tren.

Enard parte de ese lugar, que permite cierta privacidad pero que también tiene el encanto peligroso de lo público, y lo amplia bien, con Inteligencia, con historias dentro de la historia, y eso da carta blanca a Manara para mostrarnos protagonistas diferentes. El libro es un objeto de excitación, privado o en pareja, y ahí cumple con creces. Con un lenguaje directo y con muchos artificios, con una riqueza de términos con los que aumentar la temperatura sexual, Enard cumple con el manual del relato erótico, y sirve en bandeja a Manara un fetichismo especial y concreto con el que desarrollar no sólo una historia sino también lo que se puede entender como un catálogo de instantes húmedos. Y a pesar de que Enard pone toda la carne en el asador, Manara se convierte en el primer y principal reclamo del libro. Como decíamos al principio, su leyenda es muy grande y su sombra es alargada, y es hasta lógico que así sea. Enard lo sabe aprovechar y hace que sus palabras se fusionen bien con las imágenes, sobre todo en lo que se refiere a las sensaciones. No importa tanto que Manara dé forma certera y precisa a la historia que narra Enard, sino que los dos sean capaces de emplear El arte del azote como arma erótica de primer nivel. Y lo son, han logrado un libro ilustrado sexual e intenso desde todos los puntos de vista.

Vents d’Ouest publicó originalmente L’art de la fessée en febrero de 2001. No tiene contenido extra.

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