Guión: Haru Tsukishima.
Dibujo: Haru Tsukishima.
Páginas: 188.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Junio 2019.
¿Pueden llegar a quererse dos adolescentes que han crecido juntos y siempre han tenido una relación casi como de hermanos? Esa es la pregunta que se hace Haru Tsukishima en Paredes que nos separan y que en este primer volumen comienza a contestar siguiendo patrones bastante conocidos en los que se apuesta más por la descripción que por la sorpresa. Eliminando la parte de «chico conoce a chica», que lógicamente aquí no procede tratar porque la historia no la necesita por su premisa, vamos siguiendo todos los pasos que se asumen en una relación adolescente. La gracia, en este caso, está en que hay un divertido componente de presión social de instituto que está en la misma base de la historia, que se toma a sí misma en serio en algunos momentos pero que normalmente cae en la comedia romántica adolescente. Makoto es nuestra narradora, y el hecho de que sea ella quien adopte ese papel añade sutiles muestras de madurez al relato, algunas incluso que probablemente no estarían en los objetivos originales de Paredes que nos separan pero que, en los tiempos que corren con tanta violencia sobre la mujer constantemente en los informativos tampoco se pueden obviar. No está ahí el foco, eso es obvio, porque al final lo que se busca es satisfacer a un público concreto con una historia reconocible y cercano, pero es bueno apuntar también esos detalles.
Eso es, precisamente, lo que puede sacar al manga de una cierta monotonía asumida por el shojo, monotonía que al final tiene bastante lógica. El género tiene sus limitaciones, unas que son características y que no tienen por qué ser algo negativo, y quizá lo mejor es que se puede decir del trabajo de Tsukishima en esta primera entrega de Paredes que nos separan es la comodidad con la que parece moverse y, sobre todo, hace que se muevan sus personajes. Makoto esquiva a Reita pese a la obstinación de este por convertirse en su novio. No vemos una relación romántica tradicional por la chulería de él y la aparente frialdad de ella, pero lo bueno que tiene este primer volumen es que esas posiciones se van moldeando de una manera bastante creíble, en base a episodios que encajan de una manera bastante razonable en la vida ideada por Tsukishima para ellos y, sobre todo, con un universo vivo a su alrededor. Amigos y familia forman parte de su relación y de lo que les sucede, y da gusto que el relato sepa ajustar también esos elementos, que otros títulos del género normalmente olvidan para potenciar la relación emocional y sentimental de la pareja casi de manera exclusiva. Aquí, sin perder lógicamente ese foco como eje principal del relato, lo secundario se usa para enriquecer lo principal, sin quitarle brillo y añadiéndole las necesarias gotas de realidad.
El trabajo de dibujo de Tsukishima tiene una base sólida en sus dos protagonistas. Es lógico que un manga de esta naturaleza, llamado a buscar la identificación más directa e inmediata del lector con Makoto y Reita, busque retratos firmes y carismáticos, y se logra el objetivo ya desde el diseño de ambos. Son reales, cercanos y, por qué no decirlo, atractivos, lo que añade un punto de relación ideal que, curiosamente, el guion contradice. Parece una buena pareja, que diríamos en la vida real sin conocer todos los detalles que ay por debajo. Y eso, que se transmite con el trazo, sirve perfectamente a los objetivos de la historia. Hay un cierto abuso de viñetas en blanco o en negro para colocar pensamientos, incluso, si se quiere de las variaciones cómicas de los rostros tan característica del manga, pero al final eso no entorpece demasiado la historia. Eso se nota más en algunos giros que no tienen la claridad necesaria, y por eso da la sensación de la que Tsukishima tiene más comicidad en la foto fija o en la secuencia de ritmo muy pausado que en aquello que cobra velocidad, aunque sea una muy anclada en la realidad. Como estamos ante un género de características tan marcadas, es fácil conocer las reglas antes de lanzarse de lleno a la historia. En otras palabras, Paredes que nos separan busca a un público ya convencido de antemano. Y a ese público le gustará.
Kodansha publicó originalmente el primer volumen de Watashitachi Niwa Kabe Ga Aru en 2014. No tiene contenido extra.
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