‘Negalyod’ de Vincent Perriot

Editorial: Norma.

Guión: Vincent Perriot.

Dibujo: Vincent Perriot.

Páginas: 208.

Precio: 32 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2019.

Las comparaciones casi nunca son buenas, y sin embargo todos nos mostramos proclives a realizarlas, a encasillar títulos relacionándolos entre sí. En esta situación, el nombre que resuena al hablar del Negalyod de Vincent Perriot es el de Moebius, por historia, por estilo y porque la editorial así lo ha determinado en la contraportada del libro. Así que procede empezar hablando de Negalyod con la mayor de las obviedades: Perriot no es Moebius. No tengamos el ansia de convertir a todo el mundo en «el nuevo» lo que sea porque, si bien eso es útil para dictaminar muchos caminos en los que el tebeo puede convencer, y eso no es malo, también despertamos unas expectativas que no son fáciles de satisfacer. Negalyod, en todo caso y por fortuna, habla por sí solo, y eso es gracias al titánico esfuerzo de Perriot sobre todo como ilustrador, porque monta una historia mastodóntica, nunca mejor dicho viendo que nos lleva a una suerte de mundo futuro y postapocaliptico en el que hay dinosaurios conviviendo con los seres humanos, y en el que todo se reduce a la clásica lucha de clases y al misterio que ocultan universos de esta naturaleza. Nada especialmente nuevo en la propuesta de Perriot, aunque el encanto de su relato es indudable, con mucho de lo que disfrutar a nivel visual, que es donde este libro alcanza un nivel tremendo.

Puede parecer igualmente obvio, una vez descartada la identificación directa entre el autor de Negalyid y Moebius, pero puede que sea necesario decir que lo mejor que hace el Perriot guionista es escribir sabiendo lo que el Perriot dibujante va a aportar para enriquecer la historia. Eso hace que el ritmo sea tremendo, que haya escenas de acción trepidantes y de grandes viñetas combinadas de una manera certera con las mucho más francobelgas escenas de pausa y calma, aunque pueda parecer que ambas tienen un peso descompensado. No lo tienen, es, simplemente, que el autor entiende muy bien el desarrollo natural de la historia incluso para hacer que encajen los tópicos de los que tira. Una vez entendido esto, es muy, muy fácil dejarse llevar por la aventura, por la rebelión ante un sistema dictatorial, por la enigmática personalidad del solitario protagonista, hasta por la escena de sexo que en cine parece habitualmente el peaje imprescindible y que se nota que ha contagiado al cómic. Pero tampoco vamos a quejarnos, porque incluso viéndolo venir hay que reconocer que encaja. Todo lo hace, lo tecnológico y lo animal, incluso los puntos más arriesgados de la historia, que Perriot se guarda para el tercio final. Es un juego peculiar el que propone el autor, y hay que reconocerle que en muchos momentos consigue todos sus propósitos.

A eso ayuda, como decíamos, que Perriot hace crecer su guion desde el dibujo. Hay dinosaurios, claro, pero las escenas de acción que escribe para ellos tienen que ejecutarse bien para que supongan un paso adelante y no simplemente el cumplimiento del deber. Hay tecnología, pero tiene que resultar atractiva si no queremos vernos atrapados por el déjà vu. Y en todo eso Perriot demuestra mucha categoría. Sabe hacer que su mano ponga incluso más velocidad a la historia que sale de su cabeza, y encuentra esa conexión con Moebius de la mejor de las maneras, con el color de Florence Breton, con el que tantas veces trabajó el genio creador de El Incal (aquí, su reseña) y otras muchas obras. Negalyod puede que tenga más ambición de la que llega alcanzarse en su resultado final, pero no se puede negar que tiene mucho que ofrecer. Imaginación, adrenalina y un espléndido acabado visual por encima de cualquier otra cosa. Es verdad que hay elementos que se quedan sin desarrollar en este sugerente mundo y que seguramente podrían haber llevado a Perriot a una obra mucho más grande e incluso más extensa, pero hay momentos magníficos, narrativa y visualmente, que justifican más que de sobra no solo la lectura de Negalyod sino también que apuntemos el nombre del autor para el futuro.

Casterman publicó originalmente Negalyod en septiembre de 2018. No tiene contenido extra.

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