‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’, de Fermín Solís

Editorial: Reservoir Books /Penguin Random House.

Guión: Fermín Solís.

Dibujo: Fermín Solís.

Páginas: 160.

Precio: 17,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2019.

No es descabellado decir que el mismo Luis Buñuel estaría orgulloso del proceso de creación artística de Buñuel en el laberinto de las tortugas. Fermín Solís ideó este relato del rodaje de Las Urdes (Tierra sin pan), ese extraño documental con el que se acercó a la realidad de esa tierra entonces olvidada, metiéndose en la cabeza del Buñuel creador y también en la del Buñuel persona. Una década más tarde, el cine de animación rescata la historia y Solís, un Solís más maduro, aprovecha la coyuntura y rehace el cómic, dándole un estilo más cercano al de la película que al de las viñetas originales y se apunta a darle color. ¿Surrealista? Seguramente no tanto, pero extravagante y peculiar. Sí, parece claro que a Buñuel podría gustarle. No tiene nada que ver con el tono que Queco Ágreda y Javier Ortiz le dieron a La noche perdida de Buñuel (aquí, su reseña), pero es hasta gracioso ver ambas obras como complementarias. Al fin y al cabo, tienen al mismo protagonista y ambas obras le hacen hablar de una manera creíble, rellenando los huecos que nos ha dejado la historia para entrar en una especie de lenguaje interno que resulta de lo más interesante. Solís, desee luego, genera esas sensaciones porque sabe hacer que su cómic sea mucho más que un making of o el relato de un episodio concreto, sino que elabora un retrato en toda regla del genio de Calanda.

La cosa es que el tebeo tenga un rigor histórico notable, el que ha de tener para que realmente nos creamos el relato que estamos viendo, y a la vez que pueda encajar en la muy particular personalidad de Buñuel. Cualquiera que conozca algo del director, sabe que esto segundo va a convertir lo primero en todo un reto, y Solís consigue que ambos aspectos de la historia casen bien, lo que realmente en un logro importante. ¿De qué otra manera podría ser creíble que Buñuel se disfrazada de monja para rodar un pseudodocumental como acabó siendo Las Hurdes? El autor encuentra muchas respuestas incluso para introducir elementos surrealistas que, desde luego, deberían agradar a Buñuel, aunque seguramente sean licencias que él mismo, con su descaro, desmentiría sin despeinarse, episodios surrealistas que encajan bien aunque no sucedieran. Es un gusto que Solís haya sido capaz de encontrar la voz ideal para un artista tan singular como lo es Buñuel, sin perder el foco de la historia y sin olvidarse de los prólogos necesarios para entender la merecida leyenda de la película cuyo rodaje nos muestra. Todo es tan extraño como tiene que ser, y está contando con mucho acierto. Tanto, que el laberinto de las tortugas al que hace alusión en el título no los resulta extravagante, al menos no tanto como podría serlo.

En el dibujo es donde más se aprecia esta tarea más de reimaginación que de remasterización, porque Buñuel en el laberinto de las tortugas es de esta manera otro tebeo diferente desde el punto de vista visual, uno muy distinto al que conocimos hace poco más de una década y del que se incluyen algunas páginas en los extras precisamente para que podamos establecer esa comparativa y nos demos cuenta de cómo ha evolucionado. Es evidente que se ha producido esa evolución en el trazo de Solís, incluso más allá de la inclusión del color. Sus figuras son más precisas, el diseño es más certero y toda la obra en general tiene un aspecto mucho más maduro, con una narración más meditada y un diseño acorde a lo que se puede esperar si por casualidad hemos llegado a esta obra desde el camino inverso, desde las noticias sobre la película. La caricatura funciona ya desde la misma portada del libro, en la que nos muestra la efigie de perfil de Buñuel de una manera reconocible y cercana. El tebeo no pierde luego ninguna de esas sensaciones, y por eso es tan fácil entrar en su universo, en lo simbólico, en lo onírico y también en lo realista.  Buñuel en el laberinto de las tortugas es un cómic espléndido para adentrarse en la leyenda de un director maldito, quizá en el momento más trascendente y extraño de su carrera. Todo un acierto.

El contenido extra lo forman un portafolio de páginas de la obra original y de bocetos.

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