Cine – ‘La muerte del increíble Hulk’, de Bill Bixby

Título original: The Death of the Incredible Hulk.

Director: Bill Bixby.

Reparto: Bill Bixby, Lou Ferrigno, Elizabeth Gracen, Andreas Katsulas, Philip Sterling, Barbara Tarbuck, Anna Katarina, John Novak, Chilton Crane, Duncan Fraser, Garwin Sanford, Maralane O’Brien.

Guión: Gerald Di Pego.

Música: Lance Rubin.

Duración: 95 minutos.

Estreno: 18 de febrero de 1990 (Estados Unidos, televisión).

No es ninguna exageración decir que cuando se estrenó La muerte del increíble Hulk no había una asociación tan fuerte entre un actor, en este caso dos, y un personaje de cómic. Puede que Lynda Carter como Wonder Woman o, por la influencia posterior y la fuerza con la que irrumpió su serie, el Batman de Adam West. Pero poco más. Bill Bixby y Lou Ferrigno eran David Banner y Hulk para varias generaciones, las que vieron la serie de televisión que se estrenó en 1978 y continuó con tres telefilmes más hasta 1990. Y eso sucede a pesar de que la calidad de los productos audiovisuales de su época final acabó devorando los méritos de esta encarnación, sumiéndola en el pozo de los productos televisivos que se conformaban con poco precisamente por sus habitualmente limitados presupuestos. Es claramente el caso de La muerte del increíble Hulk, película que siguió a El regreso del increíble Hulk (aquí, su crítica) y El juicio de increíble Hulk (aquí, su critca). Olvidando los encuentros con otros personajes Marvel que proponían las dos primeras, con Thor y Daredevil respectivamente, en esta ocasión el título es bastante inequívoco. Se trata, en teoría, de cerrar la saga. ¿Pero qué puede matar a Hulk? La respuesta, aunque bien hilada en el filme, es bastante decepcionante para el aficionado a los cómics. Lógicamente, no la desvelaremos.

Guardar esa necesaria discreción no impide hablar sobre la película, y hacerlo en términos que, como sucedía con los dos anteriores filmes, se mueven entre sus poco ambiciosos méritos y la nostalgia que produce ver a Bill Bixby y Lou Ferrigno. Bixby es, de hecho, el director del telefilme y en aquellos momentos el auténtico sustento de la franquicia. La diferencia con las anteriores historias estriba en que aquí no hay aventura de superhéroes, sino más bien una intriga de espías. Esa es la forma en la que la película incluye un personaje femenino, el interpretado por Elizabeth Gracen, al que fácilmente se puede emparentar con la Viuda Negra y que vino a sustituir la anunciada y nunca cumplida presencia de Hulka en esta entrega. Su introducción como elemento de unión entre los diferentes temas de la película y como interés romántico, desnudo de espaldas y escena de cama incluidas, viene a ser lo más interesante de la película, porque es lo que permite introducir ese tono triste que tiene la película en todo momento, incluso ominoso. Al final eso son más sensaciones propias del espectador que reales de la película, puesto que había un claro objetivo de que hubiera un telefilme final en el que Banner y Hulk regresaran, pero lo cierto es que la película siempre deja caer que va a tener drama en sus minutos finales.

La cuestión es que, sea por medios o por talento, la cinta se queda muy escasa durante muchos momentos. Tiene propuestas interesantes, alguna incluso atrevida, pero las limitaciones que tiene las rebajan bastante. No es Hulk el personaje más fácil de llevar a la pantalla, y sin embargo eso es algo que Bixby y Ferrigno habían conseguido que nos creyéramos. Pero esta es más una película de Banner que de Hulk, y quizá por eso se notan más las costuras narrativas y cinematográficas de un producto que claramente se queda en lo que es, una película de sobremesa televisiva que solo se recuerda por todo lo que logró la franquicia y porque su personaje procede del mundo del cómic. De hecho, si no fuera porque fue el final, no resulta fácil recordar el contenido de la película. Las tramas se diluyen porque, en realidad, no tienen el peso necesario como para alargar el metraje más allá de la hora y media, y solo lo bien construida que está construida la pareja Bixby-Gracen, por imposible que parezca a simple vista, sostiene la tensión de la cinta. Nunca sabremos en realidad si fue la pobre audiencia de La muerte del increíble Hulk o la temprana desaparición de Bixby a causa del cáncer lo que frenó los planes de hacer una cuarta película para televisión, pero eso que no vimos se queda como parte de lo más interesante de este proyecto.

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