Guion: Bruno Cénou.
Dibujo: David Cénou.
Páginas: 132.
Precio: 13,90 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Octubre 2018.
Partamos del tópico: la realidad supera la ficción. La historia de Panteras Negras, desde muchos puntos de vista, es inverosímil. Es imposible que un sistema judicial de una pretendida potencial mundial como Estados Unidos pudiera tener los agujeros racistas e indignos que se ven en las páginas de este cómic de Bruno y David Cénou. Pero la historia es real. Aterradoramente real. Por muy partidista que quiera ser a la hora de crear este relato ficcionado, que en realidad no cae en ese peligro porque no trata a sus protagonistas como ángeles ni tampoco como víctimas únicamente, es con eso con lo que hay que quedarse. Esta es una historia real, una de las muchas que podrían encontrarse en la historia judicial y penitenciaria norteamericana y seguramente no solo allí. Su carácter de hechos probados, insistiendo en que no importa si la fidelidad a la realidad es absoluta, hace que el cómic tenga una etiqueta de importante, porque la historia que nos cuenta es una lucha concreta que forma parte de una guerra por los derechos humanos que no ha terminado y que sigue necesitando de decididos impulsos como este. La presencia de Amnistía Internacional en la cubierta ayuda a que tengamos esa sensación antes incluso de que nos adentremos en el trabajo de los hermanos Cénou.
La apuesta de Bruno, escritor del relato, es un tono casi documental, lo que tiene lógica con los propósitos de la historia. Se trata de contar lo que le sucedió a tres hombres negros, Alex Woodfox, Herman Wallace y Robert King, condenados injustamente, sin pruebas y en uno de esos juicios que podrían resultar cómicos si no jugaran tan frívola e irresponsablemente con la vida de seres humanos, y que por su resistencia se convirtieron en los 3 de Angola, en alusión al centro penitenciario en el que sufrieron penas interminables. Quizá haya un exceso de documental, cuando lo que pide a gritos la realidad de Panteras Negras, que es tan política y general en algunos momentos como personal y concreta en la mayoría, es emotividad y conexión directa. Puede que con algún cartucho de texto memos la historia pudiera haber cogido un ritmo dramático mayor. Pero, en todo caso, hay suficientes elementos para que el trabajo de Cénou sea más que elogiable. Desde luego, uno sale de Panteras Negras con un conocimiento espléndido del caso y del marco general, pero también conmovido por una lucha que ideológicamente no hay por qué compartir para conectar con ella desde un punto de vista humano. En ese sentido, el comic alcanza un nivel tan destacable que sus puntos más débiles, que quizá se notan más en su primer tercio, llevan a pasar algo desapercibidos.
El dibujo de David se suma a los objetivos documentales de la obra con mucha eficacia. Con un blanco y negro muy bien ejecutado, el ilustrador sabe llevar muy bien el libro a pesar de la clara predominancia que quiere tener el texto sobre todo en sus primeras páginas. David sabe moverse en el terreno del libro ilustrado que se enseña en ese tramo del tebeo con la misma facilidad que en una narración más propia del cómic, y sus personajes están bien construidos para ser reconocibles. Panteras Negras nos sumerge en una época y en ambientes muy concretos, y eso es un mérito que no podemos dejar de atribuir al ilustrador. El texto está en ocasiones muy centrado en los hechos, por lo que las sensaciones quedan para el dibujo. Y sí, convence mucho en ese sentido por lo bien que sabe entender los escenarios, pero también la cultura, la jerga no solo hablada sino también corporal, el vestuario y otros símbolos que dan al aire perfecto al relato. Panteras Negras se convierte así en un tebeo de esos que nos ayudan a recordar un caso concreto pero nos anima a extrapolar lo a las injusticias que no hace tanto se cometieron y que, nos guste o no, siguen teniendo reflejo en nuestros días, como de hecho este mismo cómic se encarga de recordarnos al final, siendo consciente de su carácter militante y de su necesaria función concienciadora.
La boîte à bulles publicó Panthers in the Hole en abril de 2014. El contenido extra lo forman una introducción de Albert Woodfox y un dossier sobre el caso real que narra.
En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.