Guion: Jean Dufaux.
Dibujo: Philippe Xavier.
Páginas: 248.
Precio: 35 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Marzo 2018.
A veces sorprende que no se exploren más las culturas precolombinas a la hora de hacer relatos que combinen los escenarios históricos y la fantasía más mitológica. Y sorprende aún más que el cómic patrio, siendo España una de las naciones más importantes en el descubrimiento de esas culturas, no se detenga en ellas. Conquistador, de hecho, llega desde la industria francobelga, lo que resulta hasta lógico. Quizá lo que más sorprenda en ese sentido es que no es una obra eminentemente histórica, como casi es costumbre. También es algo que se agradece, porque se sumerge desee el principio en terrenos míticos que complementan muy bien la épica que propone. Jean Dufaux se centra en una misión para robar el oro del emperador Moctezuma pero acaba contando mucho más que eso, con influencias más anglosajonas de lo que suene ser habitual en este tipo de cómics, para que Philippe Xavier le dé forma de una manera bastante apreciable. La historia arranca contándonos la formación de un grupo que acometa la traicionera misión, casi como si estuviéramos viendo a la Liga de los Hombres Extraordinarios de Alan Moore pero en este escenario precolombino. Y casi sin solución de continuidad se convierte en una lucha por la supervivencia, en un juego de tronos con cierta inteligencia y un peculiar juego de lealtades y traiciones a lo Agatha Christie.
Con estos elementos, se puede entender que Conquistador sea una mezcla extraña y que, en algún momento, se dispersa de los objetivos que parecen claros al principio. Dufaux disfruta una barbaridad con el retrato cultural e histórico, y se nota. El escenario de esta obra de cuatro álbumes es tan importante como los personajes. De hecho, por momentos parece tener incluso más relevancia, ya que la pareja protagonista tiene ciertos elementos de tópico que se van notando más a medida que nos acercamos al final. Todo funciona muy bien, solo que en ciertos momentos no tenemos las sorpresas que afiancen el relato, o estas se asoman a territorios que hacen que se ponga en duda el escenario. Es, efectivamente, un trabajo peculiar en muchos sentidos porque intenta alejarse de los lugares comunes a la hora de tratar la historia, pero no los esquiva con tanta facilidad en sus personajes. Sea como fuera, es también cierto que es muy difícil despegarse de sus páginas porque la historia está muy bien llevada. La cambiante situación de sus protagonistas y el buen ritmo que Dufaux imprime a la historia bastan para garantizar el entretenimiento prometido, y el atractivo retrato social que vamos viendo, junto con los misterios míticos que se van agolpando, son razones suficientes para ver el crecimiento progresivo de la aventura hasta su buen final.
Para quien note con más facilidad esa cierta dispersión que hay en el guion de Dufaux, el dibujo de Xavier es mucho más que un buen consuelo. Decíamos que el escenario es un personaje, y si el escritor lo interpreta de esa manera es fundamentalmente el ilustrador quien logra que transitemos las páginas del libro teniendo esa sensación, como ya hizo por ejemplo en Invierno 1709 (aquí, su reseña), con la inteligencia y sutiliza necesarias para que esté sin menguar el peso de los demás elementos. Xavier es meticuloso en todo, lo es en sus fondos selváticos y de arquitecturas precolombinas, lo es a la hora de retratar la cultura azteca que impera y la teórica elegancia española de sus caballeros y soldados, pero también acierta y con nota a la hora de construir a los personajes. Hay belleza, furia, rabia, obsesión y muchas sensaciones más en los hombres y mujeres que desfilan por estas páginas, y eso se agradece. No se trata solo de tener un escenario espectacular, sino también de que todo lo que interactúa con él sea por lo menos igual de llamativo. Conquistador es una obra que probablemente tenga mayor ambición que calado, pero que igualmente acierta en muchas de sus decisiones para ofrecerlos un relato de base histórica, con detalles fascinantes, buen manejo del espacio y de los personajes y un ritmo notable.
El volumen incluye los cuatro álbumes de Conquistador, publicados por Glénat en abril y noviembre de 2012, noviembre de 2013 y marzo de 2015. No tiene contenido extra.
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