Guion: Sylvain Runberg.
Dibujo: François Miville-Deschênes.
Páginas: 216.
Precio: 32 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Mayo 2018.
Sylvain Runberg es uno de esos autores inclasificables a los que, hagan lo que hagan, siempre da gusto leer. Tan pronto nos suelta una space opera como Warship Jolly Roger (aquí, reseña de su primer álbum) como adapta el Millennium de Stieg Larsson (aquí, aquí y aquí, sus reseñas). Y si le apetece, se mete en relatos histórico-fantástico como Reconquistas. Más fantástico que histórico, este libro, que recopila los cuatro álbumes de la serie, es una obra a la que, quizá, le sobra algo de ambición para culminar su notable propuesta y su sobresaliente ejecución gráfica. Quiere llegar muy lejos en esta suerte de juego de tronos (sí, George R. R. Martin ha conseguido que estas intrigas de poder se queden para siempre con esa denominación incluso cuando están tan alejadas como aquí) que monta, y a veces eso hace que el lector se pueda perder en la maraña de pueblos, objetivos, lealtades y traiciones que relata. Pero hay tanto espectáculo, y sobre todo tanta belleza en el dibujo del canadiense François Miville-Deschenes, que los defectos pasan bastante desapercibidos durante la lectura del volumen y quizá se notan algo más al acabar el libro, cuando su brillo visual ya n está tan presente. Reconquistas es, en todo caso, un atractivo viaje por culturas milenarias a las que se respeta sin necesidad de seguir una literalidad absoluta en su retrato.
El problema que puede tener la obra, y se siente más en su lectura completa en este volumen integral, es que durante bastantes momentos se pierde el objetivo, incluso el protagonismo de la obra. A veces parece la historia de una escriba que se inserta en un grupo de guerreros, a veces la de un rey tratando de ganar una guerra, y por momentos incluso la de un rudo adiestrador de grifos convirtiéndose en el salvador del día. Ese protagonismo cambiante e incluso imprevisto hace que no sea del todo fácil ver más allá del deslumbrante espectáculo visual y cultural que nos ofrecen los autores. Quizá Runberg, sabedor del dibujante que tiene junto a él, se deje llevar un poco por el caos, consciente de que ponga lo que ponga en el guion va a encontrar una buena respuesta por parte de su compañero de aventuras a la hora de dibujarlo. O quizá, simplemente, es que tenía tantas cosas en la cabeza y en la mesa de trabajo que las ha metido todas de la mejor manera que ha podido sin tener en realidad tiempo ni espacio para todo ello. Porque hay mucha información, muchos personajes, muchas relaciones cruzadas y muchas interacciones. Muchas cosas para colmar ambiciones muy elevadas, pero eso también tiene peligros que Runberg no ha conseguido solventar del todo a pesar de su buena voluntad.
Pero, como decíamos, el dibujo de Miville-Deschenes es tan impresionante que compensa cualquier flaqueza. Su trazo realista es soberbio y deja unas páginas de altísimo nivel. Su manera de recrearse en los cuerpos, masculinos pero sobre todo femeninos, roza lo pecaminoso, y a eso ayuda la continua desnudez que vemos en estas páginas. Tampoco se queda atrás a la hora de mostrarnos escenarios, animales o arquitecturas, todo con un nivel de detalle superlativo. Así, el dibujo de Reconquistas es formidable, una invitación constante a volver atrás las páginas que sean necesarias y deleitarse de nuevo con cada viñeta. Puede faltarle algo de movimiento en las escenas de más acción, en las que a veces opta por congelar el tiempo de una manera muy precisa, pero eso ya es un reproche liviano que parte de la exquisitez más absoluta, una que bordea el ilustrador durante toda la obra y que tampoco es fácil de mantener durante un número tan alto de páginas y cuando cada dibujo supone un reto importante. Un detalle menor, en todo caso, porque hay mucho en Reconquistas con lo deleitarse, por mucho que a Runberg le pueda el deseo de contar demasiadas cosas, de introducir demasiados elementos y de esa manera perder un tanto el foco que Miville-Deschenes sí muestra tener muy claro de principio a fin.
Lombard publicó originalmente los cuatro volúmenes de Reconquêtes en mayo de 2011, junio de 2014, junio de 2015 y septiembre de 2016. El único contenido extra son las cubiertas originales de François Miville-Deschênes.
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