CÓMIC PARA TODOS

‘Cuerpos sonoros’, de Julie Maroh

Editorial: Dibbuks.

Guion: Julie Maroh.

Dibujo: Julie Maroh.

Páginas: 192

Precio: 19 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Febrero 2018.

Marca mucho presentarse en sociedad con una obra como El azul es un color cálido (aquí, su reseña), cómic que además obtiene notoriedad con la Palma de Oro que logró en Cannes su versión cinematográfica, La vida de Adèle (aquí, su crítica). Tener un primer cómic de cierta extensión de semejante fama y, sobre todo, calidad, es algo que afecta a lo que está por venir, y eso es obvio que lo ha vivido Julie Maroh. Le sucedió con Skandalon (aquí, su reseña), un cómic con numerosos puntos de interés pero que, en buena lógica, no trascendió tanto como el primero de su carrera, y muy probablemente le sucederá también con Cuerpos sonoros. Se agradece, eso sí, que Maroh sepa dar saltos en muchos sentidos. Se adivina una sensibilidad personal, pero las tres son obras muy diferentes entre sí. Y eso que Cuerpos sonoros tiene un nexo en común con El azul es un color cálido, el grito en defensa del amor libre. Pero ahí acaba todo. Maroh nos muestra en Cuerpos sonoros una serie de episodios cortos que acontecen en la ciudad de Montreal y que tienen que ver con sentimientos y emociones. Hay amores y desamores, parejas de toda clase y condición, también tríos, hay acercamientos y rupturas, momentos felices y tristes, porque lo que la autora nos lanza es una montaña rusa emocional que deja muchas cosas, a pesar de sus altibajos.

Los tiene no por más o menos calidad sino por pura concepción de la obra. Maroh no quiere hacer sentir lo mismo en cada episodio, y eso, lógicamente, hace que la conexión con el lector sea tan personal que no todos sus segmentos van a despertar el mismo nivel de emoción. Lo que sí está claro es que Cuerpos sonoros tiene un toque experimental añadido, y es que se nota que la autora ha querido mostrar narrativas diferentes, ha querido explorar la forma de hacer encajar los diálogos en sus ideas, la de sugerir más que contar en muchos casos, y la de buscar diferentes maneras de acabar, algunas de una forma rotunda y otras con muchas puertas abiertas para que sea el lector quien las transite e imagine a partir de ahí. Hay sexo, hay amor, hay apego y hay amistad. Hay traiciones y celos, también hartazgos y amor eternos. Es una obra tan emocional como sexual, y eso no es fácil de hacer, porque pide un equilibrio bastante interesante que no suele darse. Lo que Maroh hace, al final, es hablar de las relaciones en nuestros días. De las duraderas y de las pasajeras, de los prejuicios que impone la sociedad y de mil cosas más que cercan, constriñen e incluso merman nuestro mundo emocional. Solo que para Maroh esas barreras no existen. El suyo, el que escribe, es un amor libre y liberado, militante incluso dentro de su diversidad. Y eso cala.

Tras dos obras en las que el color era parte fundamental del mensaje, con delicado y hermoso toque azul de El azul es un color cálido y la búsqueda sensorial a través de la música que no escuchábamos pero debíamos sentir en Skandalon, Cuerpos sonoros opta por un realismo tendente al blanco y negro. Y sin ser un dibujo realista, sí que hay mucho de real en cada página. No podía ser de otra manera, máxime si nos fijamos en que cada viñeta tiene la necesidad de transmitir algo emocional, no solo la historia que se está contando. En ese sentido, Maroh consigue muchas cosas en esta obra, y es posible que necesitemos volver atrás, al menos en algunos segmentos, para apreciar todos los riesgos que toma al contar cada pequeña parte de este gran mosaico que ha imaginado. Al finalizar la primera lectura, da la impresión de que es una obra que está un peldaño por detrás no ya lógicamente de El azul es un color cálido sino también de Skandalon, quizá porque falte algo más concreto en lo temático para poder sacarle todo el jugo al libro completo, pero en lo visual sí que hay más de lo que seguramente había en la obra previa, y por eso razón, antes de hacer una sentencia definitiva sobre el cómic, quizá merezca la pena que retrocedamos algunas páginas y nos deleitemos con este espléndido trabajo de Maroh.

Glénat publicó originalmente Corps sonores en enero de 2017. El único contenido extra es una introducción de Julie Maroh.

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Esta entrada fue publicada en 29 agosto, 2018 por en Dibbuks, Glénat, Julie Maroh y etiquetada con , .

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