CÓMIC PARA TODOS

‘Desaparecido’ 9, de Kei Sanbe

Editorial: Norma.

Guión: Kei Sanbe.

Dibujo: Kei Sanbe.

Páginas: 192.

Precio: 8 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Febrero 2018.

Puede ser un poco injusto decir que Kei Sanbe tenía tantas opciones para cerrar Desaparecido que al final no terminó de acertar con el final porque quiso ofrecer todas las opciones, pero a la vez es lícito hacerlo. El noveno volumen es, ya sí, el último. La historia acabó en el octavo, (aquí, su reseña), y en realidad tuvo alguna oportunidad francamente buena de concluir en algún otro momento previo. Si queremos seguir usando términos injustos, podríamos decir que esta novena entrega es la más superflua de todas, porque lo que hace en ella Sanbe es rellenar algunos huecos de la historia que se escapan del relato principal. Pero, a la vez, Desaparecido tiene tantos momentos tan espectaculares que Sanbe se ha ganado el derecho de poner este punto final de la manera que le viniese en gana. Y lo que decide es rendir homenaje a varios de sus personajes secundarios, contándonos qué hicieron sobre todo tras quedar Satoru en coma. El mensaje es evidente, Sanbe se resiste a abandonar a unos personajes que, junto a su protagonista, le han proporcionado una enorme cantidad de momentos y recuerdos, y quiere que disfrutemos con ellos. ¿Es necesario para la historia? Realmente no, claro, pero el cariño del autor hacia sus figuras hace ya tiempo que traspasó la página y se convirtió en el cariño del lector, con lo que se lee con agrado.

No parece haber más objetivos que estos detrás de estas páginas finales. Desaparecido fue desde el principio una lucha contra el reloj, un desafío, un misterio y una buena pieza de fantasía realista, en la que Sanbe supo deslizar cuestiones sociales más que interesantes. Todo eso ya no está en el corazón de este noveno número porque los misterios están ya resueltos. Ya nos los ha contado. En este punto, Desaparecido ya no es un thriller como tal, sino la oportunidad de aferrarnos un poco más de tiempo a un universo que tantos buenos ratos ha dado. El acierto de Sanbe está, precisamente, en el cariño. No es un tebeo necesario, pero ni mucho menos se tiene la sensación de que sea innecesario. Y eso tiene un valor bastante alto precisamente porque hasta este punto el autor nos había convencido mucho. Sí que es cierto que no es del todo acertado que una serie tan intensa como éesta acabe con un tono tan anticlimático y colocando a su protagonista, la razón de ser de esta ambiciosa aventura de viajes en el tiempo, misteriosas desapariciones y personajes intrigantes, como un mero objeto secundario. Pero también es cierto que varios de los personajes que utiliza Sanbe en su despedida merecían algo más de tiempo con nosotros. Sí, como se ve este noveno volumen de Desaparecido es emocionalmente contradictorio para el lector.

En lo visual no hay demasiados cambios. Sí se puede notar que el dibujo de Sanbe es algo más relajado. No tiene que imaginar grandes puestas en escena porque, al final, sus escenarios más notables ya los conoce el lector de los números anteriores. Quizá el propio Sanbe, sabedor de que todo se acaba, no quiere abrumar al lector con demasiadas novedades. En toco caso, todo sigue manteniendo el mismo nivel de toda la serie. Sanbe sigue jugando con diferentes formas de narrar dependiendo del personaje que protagonice cada segmento, y eso también aporta la variedad necesaria para evitar que el lector piense en una despedida monótona. Si acaso, lo más significativo de este número final es que nos invita a volver a las páginas anteriores y contrastar los puntos de vista de algunas escenas, que ahora, sin la guía de Satoru, cambian de una manera bastante inteligente. No es que necesitara de grandes alardes para convencer, pero sí que mantiene una frescura agradable para ser, en muchos casos, la repetición de algo que hemos visto. Sin sus misterios, sin buena parte de su emoción, Desaparecido se despide, pero en el fondo es fiel a Desaparecido. Y eso se ve en la emotividad que hay en muchas de sus secuencias y en lo efectivas que eran las relaciones creadas por Sanbe. Desaparecido ya es historia, también en el buen sentido.

No tiene contenido extra.

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Esta entrada fue publicada en 31 julio, 2018 por en Kadokawa, Kei Sanbe, Manga, Norma y etiquetada con , .

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