‘Warship Jolly Roger 4. Últimas voluntades’, de Sylvain Runberg y Miki Montlló

Editorial: Norma.

Guión: Sylvain Runberg.

Dibujo: Miki Montlló.

Páginas: 56.

Precio: 15 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Mayo 2018.

Con Últimas voluntades, su cuarto álbum, concluye Warship Jolly Roger, la epopeya de ciencia ficción que nos vienen sirviendo Sylvain Runberg y Miki Montlló desde que apareciera en España el primer número, en abril de 2014, hace algo más de cuatro años. La conclusión está a la altura, sabe dar un cierre notable a todo lo que venía presentando, aunque sea también inevitable pensar que hay personajes a los que Runberg no ha tenido tiempo de desarrollar como merecían. Cuatro álbumes en formato francobelga, por mucho que tengan alguna página más de lo habitual, no es demasiado espacio para que una tripulación tan variopinta, un capitán perseguido por la justicia, un sistema político corrupto y en movimiento y los elementos de fantasía que hay en la historia encuentren tanto protagonismo como requieren. Pero la mezcla es inteligente, no hay nada desperdiciado y, en todo caso, podremos pensar que hay margen para que esto continúe, sea en forma de secuela o de spin-off y aunque ese sea un tebeo que nunca lleguemos a ver. La ilusión vale igual en todo caso, porque eso quiere decir que Runberg ha sido capaz de meternos en su historia con la intensidad necesaria y que el dibujo de Montlló ha sido suficiente para que lo incorporemos a nuestra imaginación. Sí, muy buen final.

Siempre es divertido ver a un autor rompiendo las normas clásicas, y en el cierre de Warship Jolly Roger, por mucho que se cumplan muchas de ellas, sucede. Sabemos que esto es el final. No sólo porque se anuncie o por el clarificador título de este álbum, sino también por el tono que tiene la historia. Sus 20 o 30 primeras páginas son una preparación espléndida para un final. Es un preclímax formidable, que sirve a la vez de recuerdo de todo lo que hemos visto hasta ahora y de antesala de una gran explosión final, la que requiere toda space opera que se precie. Pero en el clímax propiamente dicho, Runberg cambia el paso y sorprende. Y eso hay que aplaudirlo, porque hay pocos géneros como la ciencia ficción aventurera que se presten a seguir unos códigos tan marcados. Cabe suponer que eso es cosa del cine de los grandes estudios y las expectativas que genera. Pero como Warship Jolly Roger no está hecha con encuestas y estudios de mercado, o al menos no lo parece aunque por detrás haya un editor, el resultado final tiene un amplio margen de sorpresa. Incluso partiendo de que algunas de las artimañas que usa Runberg son tan clásicas como el género mismo. El final, en todo caso, nos recuerda por qué esta serie llamó tanto la atención desde su primer álbum (aquí, su reseña), por su inteligente planteamiento, su buena historia y su gran manejo del género.

De Montlló pudo quedar todo dicho cuando sus primeras páginas desmontaron que era un ilustrador que sabía perfectamente lo que hacía. No obstante, vistos ya los cuatro álbumes de la serie, se puede hablar de la espléndida evolución de su dibujo, que la hay. Con el paso de las páginas, ha sabido aprovechar todo lo bueno que ya tenía en el arranque para ir mejorando y puliendo algunos detalles. La fusión entre aspectos más clásicos de su trazo y los elementos que nacen en la pantalla de un ordenador son cada vez más elegantes, y eso hace que la inmersión en este mundo sea todavía más intensa de lo que venía siendo ya desde el principio. Sí, hay naves, batallas espaciales, vuelos rasantes que hacen que en nuestra mente se reflejen en los recuerdos que tenemos de Star Wars y de los grandes clásicos del género, pero lo que hace de Warship Jolly Roger un espléndido espectáculo es lo bien diseñados y ejecutados que están los personajes. Montlló no falla en lo más mínimo, ni en las escenas más épicas ni tampoco en las más íntimas, y sabe aplicar unos diseños de ciencia ficción espléndidos, pero sin olvidar que tiene entre manos una historia muy humana, la que se resume en las tres páginas finales. Larga vida a Warship Jolly Roger y a sus autores por el magnífico entrenamiento que nos han dejado.

Dargaud publicó originalmente el cuarto álbum de Warship Jolly Roger, Dernières volontés, en abril de 2018. No tiene contenido extra.

En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.