Guión: Sergio Colomino.
Dibujo: Marcel Pérez Massegú, Xevi Benítez, Roger Vidal, Mónica García Casado, Rubén Fernández, Marcos Pérez Cerezo, Iván Mancera, Alicia Grande, Ernest Sala, Raquel Ródenas.
Páginas: 180.
Precio: 24,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Octubre 2017.
El reto contemporáneo de un cómic de guerra, o de sensaciones belicistas si queremos ser más exactos, está en encontrar una manera de desgajar el ya innecesario heroísmo de la historia y darle un componente realista que tampoco caiga en el desprecio. Se trata de contar, no de imponer. Estar en contra de la guerra es relativamente fácil, pero demostrarlo con un relato vivido desde dentro como AK-47. La historia de Mijail Kalashnilov es algo fascinante. A pesar de lo que indica el título, este cómic de Sergio Colomino no es una biografía al uso. El libro lo forman diez relatos cortos de protagonista cambiante, desde el hombre que aparece en el título, el creador del arma de asalto más famosa del mundo, hasta el propio autor del cómic o Salvador Allende, que murió con una AK-47 en las manos. Este viaje en diez etapas, cada una de ellas dibujada por un artista diferente, es tanto la historia del inventor como el retrato de la herencia que nos ha dejado y nos sigue dejando el fusil, un arma concebida para matar y que ha hecho un trabajo contundente a lo largo de las décadas para hacer honor a su fama. Desde luego, tiene mérito hacer con estos mimbres un cómic que sepa conjugar como lo hace este un trabajo documental de primera con pequeños retazos fascinantes y un poso reflexivo tan imponente.
Colomino crea, como hemos dicho, diez historias. Y en cada una de ellas explora aspectos muy distintos que tienen que ver con esta famosa arma e incluso salta de género con una facilidad asombrosa. Eso es algo que se puede ver comparando cualquier relato del libro, pero que se pone de manifiesto de una manera obvia y muy divertida cuando nos cuenta el origen de Kamarada 47, una suerte de Capitán América soviético, haciéndolo además como si fuera un cómic de los años 40. Colomino explora el bélico puro, se muestra hábil en la narrativa de acción, escribe también como si lo estuviera haciendo para un libro ilustrado, se luce en un segmento sin diálogo y culmina su espléndido trabajo convirtiéndose a sí mismo en personaje y mostrándonos parte de la génesis de este libro, su viaje al Museo Kalashnikov para conocer de primera mano el legado y la leyenda del protagonista de su obra. Y aunque en la antología el mayor pecado suele ser la irregularidad, AK-47 dispara tan certeramente como lo hace el arma de la que parte todo este proyecto. La versatilidad es el gran acierto de Colomino, porque logra que incluso el lector más receloso de la materia que trata el libro acabe metido en lo que, nos guste o no, forma parte de la historia del siglo XX. Y es un libro con mensaje, de eso no hay duda, pero extremadamente bien documentado.
Como hemos dicho, cada uno de los diez relatos cuenta con un dibujante diferente, lo que termina de añadir mucha magia y categoría al libro. Marcel Pérez Massegú se encarga de Nicolás con realismo y una puesta en escena brillante. Xevi Benítez destaca en Briansk por su acertada perspectiva en primera persona. Roger Vidal hace un fantástico cómic de superhéroes en Kamarada 47. Mónica García Casado logra que Querida Mary sea un espléndido tebeo bélico de preciosista dibujo. Rubén Fernández se adapta en Kovrov a las claves del libro ilustrado con mucha categoría. En Allende, Marcos Pérez Cerezo crea una atmósfera de tonos ocres envolvente y precisa, un relato sobrecogedor. Iván Mancera hace que la violencia de El niño del Kalashnikov salte de la viñeta a la mente del lector de una manera brillante. La narrativa sin diálogo de Alicia Grande en Lanza de Neptuno es soberbia para contarnos el ataque definitivo a Osama Bin Laden. Sin ánimo de infravalorar el sensacional trabajo de todos, la joya es lo que Ernest Sala hace en Mijail, precisamente para hablar del hombre del título de este libro. Y Raquel Ródenas cierra en Izhevsk un viaje fascinante con un estilo cercano y costumbrista que se agradece. Díez historias, diez grandes dibujantes y un sensacional Colomino para unirlos a todos. Un tebeo muy recomendable.
El contenido extra lo forman una introducción de José Valenzuela, un cuaderno de anotaciones sobre cada uno de los relatos y una galería de pin-ups de Santi Casas, Carlos Moreno, Iban Coello, Iván Mas, Jaime Martín, Mado Peña, San Miguel y Santiago Arcas.
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