‘Lucifer’ 2, de Mike Carey

Editorial: ECC.

Guión: Mike Carey.

Dibujo: Peter Gross, Ryan Kelly, Dean Ormston, Ted Naifeh, Craig Hamilton, David Hahn.

Páginas: 680.

Precio: 53,50 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Enero 2018.

La clave para que el Lucifer de Mike Carey durara tanto, 75 números que en esta edición veremos en tres volúmenes, está en una doble intención. Por un lado, tramas largas, complejas, que se presentan y se extienden como parte de un plan preconcebido que nos anima a seguir leyendo durante todo el recorrido para entender todo lo que pasa por delante de nuestros ojos. Por otro, y claramente relacionado con lo anterior, con interludios que van planteando esas tramas. Carey es un escritor inteligente y es capaz de hacer que todo confluya en un mismo cauce, aunque no necesariamente en el momento en el que esperamos que eso suceda. Lucifer es una serie que, de esta manera, invita constantemente a volver atrás, releer lo anterior y comprobar si habíamos sido capaces no ya de anticipar lo que iba a suceder sino de entender en cada momento el complejo planteamiento que nos lanza el escritor. No es una serie pensada para ser una lectura ligera, pero al mismo tiempo Carey se las arregla para que el aquí y ahora sea igual de eficaz que la carrera de fondo. Y eso tiene mérito, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos hablando de una serie Vertigo que apuesta por una temática adulta y que no se corta en absoluto a la hora de presentarnos el lado más apasionante del infierno y de su eterno monarca.

Hay algo curioso, de todos modos, en Lucifer, y es que difícil decir si la serie es más fascinante cuando su protagonista está en escena o cuando lo está. Carey supo crear, por encima de todo, un universo. Y eso es todavía más destacable si tenemos en cuenta que esto que estamos leyendo está desgajado del Sandman de Neil Gaiman (aquí, reseña de su primer volumen). No nace de la imaginación de Carey, pero es difícil negar que es una obra tremendamente personal. El caso es que el escritor moldea a una serie de personajes muy atractivos, más incluso en el caso de los femeninos. Mazikeen, Jill Presto o Elaine son las muestras más evidentes, tres mujeres, la última una niña, que nada tienen que ver la una con la otra ni en actitud ni en historia, y que son el reflejo perfecto del propio Lucifer en aspectos muy diferentes de su vida. Ellas, junto con otra serie de personajes, son tan consustanciales a la serie como su mismo protagonista. Y eso, aunque exija un esfuerzo mayor en algunos momentos por parte del lector, es algo muy gratificante. Es, de hecho, lo que permite que las historias avancen a un ritmo tan alto como cambiante. A ratos vemos una guerra en el infierno, a ratos historias más pequeñas que encajan en el gran cuadro. No, no es Lucifer una serie fácil de escribir.

Para completar el buen sabor de boca que deja la serie, el dibujo de Lucifer también es francamente bueno. Peter Gross y Ryan Kelly le dan un aspecto muy interesante a la serie, con un trazo a veces duro pero siempre dando mucho carisma a los personajes, y sobre todo componiendo un universo complejo y atractivo, por paradójico que eso pueda suponer cuando estamos hablando de escenarios infernales y violentos. Pero la manera en la que despliegan poderes y en la que hacen que personajes aparentemente normales se mezclan con otros que son abiertamente fantásticos es algo que destaca. A Dean Ormston, Craig Hamilton y David Hahn le corresponden los interludios, esos episodios en los se completa la historia y que anticipan tramas que se desarrollarán más adelante. Lucifer tiene un aspecto notable, y es muy fácil dejarse llevar. Siempre hay que tener claro que la serie va escondiendo tantas cosas como adelanta, lo que hace que hablemos de una lectura compleja y exigente, pero que no desdeña en absoluto la necesidad de darle un ritmo elevado que haga que cada número funcione de manera puntual pero también como una gran obra de la que todavía falta el tercio final. Y volver a ella cada vez que queramos, que es lo más grande que tienen las obras de ficción que encierran tantos detalles.

El volumen incluye los números 21 a 49 de Lucifer, publicados originalmente por Vertigo entre diciembre de 2001 y abril de 2004. El único contenido extra lo forman las portadas originales de Christopher Moeller y Tara McPherson.

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