‘Animal’, de Colo

Editorial: Dibbuks.

Guión: Colo.

Dibujo: Colo.

Páginas: 204.

Precio: 25 euros.

Presentación: Rústica con solapas

Publicación: Abril 2018.

Antes de hablar de los méritos artísticos de Animal, que por si acaso ya avanzamos que son muchos, cabe advertir de algo capital: la última obra de Colo es de las que se te quedan grabadas en la mente durante mucho tiempo, de las que te incitan a pensar, eso que hoy en día parece tan peligroso, y hacerlo sin necesidad de tomar un bando. No, no es cómic que fomente el frentismo, sino que apuesta por una exposición minuciosa de algo que en este mundo cargado de cinismo en el que vivimos tampoco debería sorprendernos demasiado. ¿Qué pasaría si el hartazgo de un hombre cualquiera llegara a provocar que quisiera renunciar a su humanidad? El punto de partida es brillante, pero la ejecución no le va a la zaga, porque acaba siendo una portentosa exhibición narrativa que es difícil olvidar, a pesar del reiterativo esquema que utiliza. Y es una obra que va generando una perplejidad inmensa por lo bien que traza Colo una red de relaciones humanas que, si bien puede parecer ligeramente extendida de manera artificial, dando voz a personajes que en realidad no tienen tanta relación directa con el protagonista, no deja de parecer brillante en ningún momento porque se nota la meticulosa preparación de la historia. Lógicamente, no hay absolutos y no se puede decir que va a gustar a todo el mundo, pero sí nos va a hacer pensar a todos.

Eso, aunque parezca algo menos trascendente al lado del entretenimiento que cualquier de nosotros buscamos en un cómic, es algo capital. Animal es una obra tan densa como fácil de leer. Eso, por un lado, se explica con el arduo trabajo, evidente desde la primera página, con el que Colo corona una construcción casi matemática de la obra. No se trata solo de trazar un camino en la cruzada de este hombre al que solo vamos a escuchar gritar, sino de hacer encajar cada percepción que se tiene de él en el momento en el que es necesaria. Lo que hace Animal es juzgar al prejuicio. Casi nadie conoce al protagonista de verdad, y Colo hace que nos vayamos forjando una imagen global a través de pensamientos ajenos. Cuando llega el trascendental momento en el que de verdad el protagonista está inmerso en el proceso para renunciar a su humanidad, la posición que adoptamos como lectores está basada en opiniones de terceras personas. El ejercicio es, en ese sentido, brillante y digno de un análisis pormenorizado de cada una de las secuencias. Y ahí es donde se puede decir que, del mismo modo, es una obra fácil de leer. Hay una historia, claro, pero cada cuatro páginas cerramos un episodio. Vemos una escena y vemos el juicio de una persona. Y así continuamente hasta ir sumando las piezas de un puzle que, por definición, nunca va a estar completo.

La estructura de entrevistas documentales no es nueva, pero Colo la lleva a un territorio diferente por convertirse en la base casi única de un libro de 200 páginas. Y consigue algo que es muy complicado, que no parezca reiterativo. Colo evita engañarse y engañarse y elude por completo la repetición del dibujo. Captura doce momentos en cada entrevista, y son siempre distintos entre sí, partes de un discurso claro pero que emocionalmente provoca sensaciones cambiantes. Eso se transmite, porque el carisma y la personalidad que da el autor a cada uno de los personajes que desfilan por sus páginas, incluso a los más intrascendentes, es algo soberbio. Sus lápices siempre tienen sentido, y el color consigue que la obra sea mucho más completa. La sensación es la de estar viviendo una irrealidad realista, si se nos permite esa paradoja, porque en todo momento estamos viendo la historia de un personaje de carne y hueso pero sabiendo que no le estamos conociendo de manera directa. Esa es la genialidad de Animal, donde coinciden plenamente los objetivos de su guion y de su dibujo, que nos convence de una manera brutal de que asistimos a una farsa humana que bien podría darse en nuestra realidad. Animal es, por todo ello, una obra extraordinaria, complejo, sugerente y atrevida, un reto al lector de los que da gusto vivir y que incitan a no dejar de pensar.

El volumen no tiene contenido extra.

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