CÓMIC PARA TODOS

‘Siete para la eternidad. 1. El dios de los susurros’, de Rick Remender y Jerome Opeña

Editorial: Norma.

Guión: Rick Remender.

Dibujo: Jerome Opeña.

Páginas: 128.

Precio: 16,50 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Diciembre 2017.

Los más clásicos seguidores de Rick Remender, un autor que en el fondo no lleva tantos años en lo más alto a pesar de que pueda parecerlo por el elevado número de series que nos ha venido dejando, recordarán que uno de sus primeros grandes trabajos, Fear Agent (aquí, reseña de su primer volumen), tenía entre sus dibujantes a Jerome Opeña. Por eso, ver que vuelven a reunirse en Siete para la eternidad es una primera razón para asomarse con ganas a esta serie que arranca con El dios de los susurros. Las expectativas en ningún momento se ven defraudadas, pero sí que es verdad que puede ser una de las series de más compleja interacción que ha creado Remender. No es fácil entrar en su universo. No es que Remender haya sido nunca un escritor de héroes, al contrario, por lo que es ahí donde radica la dificultad. Sí en el universo que construye, algo más enrevesado de lo que suele ser habitual en él. Como siempre, busca metáforas que nos remitan a nuestra propiedad sociedad y personajes con traumas y secretos. En este primer paso nos falta una conexión más directa, una emocional y, de alguna manera, algo más accesible dentro de un mundo pretendidamente ahogado en el caos y en la espectacularidad, todo un regalo para Opeña que el ilustrador aprovecha desde la primera página, gracias también al color de Matt Hollingsworth.

Lo que está fuera de toda duda es que Remender es un maestro moderno de la fantasía, que sabe cómo volvernos locos con mundos completamente diferentes unos de otros, con una personalidad desbordante y con una imaginación portentosa. Siete para la eternidad no es una excepción, como no lo han sido, por adentrarnos en la ciencia ficción en la que también habita esta serie, otros títulos como la mencionada Fear Agent, Low (aquí, reseña de su primer volumen) o Ciencia oscura (aquí, reseña de su primer volumen). Y se mantiene el tono pesimista que suele quedar muy marcado en la obra de Remender, aunque aquí haya destellos de fantasía heroica que dan al relato un tono más de acción que de parábola depresiva. De hecho, esa es quizá la característica más acusada que hay en Siete para la eternidad, y es que el ritmo es mucho más intenso que en series anteriores. No es algo que no nos haya mostrado por ejemplo en la brutal y trepidante Clase letal (aquí, reseña de su primer volumen), pero no es lo habitual. A Remender le encanta la pausa y en estos cuatro primeros números hay poca. Veremos si se trata de experimentar puntualmente o si realmente se ha lanzado de una manera atrevida al mundo de la acción sin freno. En cualquiera de los dos casos, y a la espera de que los personajes ganen algo más de carisma propio, se le reconoce como autor.

El cambio habría sido algo más duro sin un dibujante como Opeña. Porque, claro, si se apuesta por un mundo visual potente y por un ritmo intenso, hace falta alguien que lo sepa plasmar en la página de una manera hábil, eficaz y espectacular. Y Opeña es ese hombre. Remender, desde luego, parece tener la confianza que se deriva de su espléndida experiencia con él en Fear Agente y por eso se atreve a hacer cosas algo diferentes de lo habitual. Los personajes y escenarios que diseña Opeña son formidables, siempre adecuados para lo que estamos viendo, con una puesta en escena envidiable y dejándose atrapar por la magia propia que tiene esta historia. A veces tan recargado como genial, Opeña sale más que airoso además de las secuencias que frenan el ritmo. Dicho de otra manera, no es solo acción desenfrenada hecha con los criterios de espectacularidad que pide el cómic moderno, sino que se trata de una inteligente construcción de un nuevo universo que, eso sí, ha de consolidarse. Por eso decíamos que es una serie algo más difícil de lo habitual en Remender, porque no hay una conexión inmediata a instantánea con lo que estamos leyendo. Y como las propias páginas no ofrecen la pausa para evaluarlo, el análisis se hace mucho mejor cuando se cierra el volumen y seguramente será más certero cuando el segundo volumen confirme sensaciones.

El volumen incluye los cuatro primeros números de Seven to Eternity, publicados originalmente por Image entre septiembre y diciembre de 2016. El contenido extra lo forman las portadas originales de Jerome Opeña, Tony Moore, Andrew Robinson, Eric Canete, Farel Dalrymple y Greg Tocchini, y un cuaderno de bocetos de Opeña.

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Esta entrada fue publicada en 27 abril, 2018 por en Image, Jerome Opeña, Norma, Rick Remender y etiquetada con , , .

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