Guión: Fred Van Lente.
Dibujo: Pere Pérez.
Páginas: 112.
Precio: 12,95 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Abril 2018.
Espléndida serie y más que adecuado final. Fred Van Lente y Pere Pérez han convertido Ivar, Timewalker en una historia tremendamente entretenida, una que ha sabido explorar el archimanido tópico de los viajes en el tiempo para crear un relato imaginativo, espectacular y muy completo, y que además ha sabido contenerse para tener una duración determinada y más que adecuada. Eso le ha dado margen a Van Lente para explicar sus personajes, para darles un marco, para jugar con todas las ventajas que le ofrece el escenario y para satisfacer a cualquier lector que haya decidido asomarse por sus páginas. El sabor de boca que deja es casi inmejorable, quizá lo único que se pueda reprochar es que haya un paseo por dimensiones extrañas que habrían dado para algo mucho más extenso. Pero saber cuándo acabar es algo que también honra a un escritor, y más cuando hablamos de uno a veces tan irregular como Van Lente, que firma así uno de sus trabajos más completos. Y quizá en este número los sucesos más traumáticos no sean tan sorprendentes como probablemente lo habrían sido en el primer tramo de la serie, porque hay cosas que sí que pueden entrar en el terreno de lo previsible. Pero, aún así, funciona todo a las mil maravillas. “El viaje en el tiempo es una mierda”, dice la coprotagonista de la historia. Pero nada más lejos de la realidad.
Porque, seamos claros, el viaje en el tiempo es algo tremendamente jugoso tanto para el autor como para el lector. Nos gusta. Es irremediable. Y si encima, más que otras épocas, vemos cómo podría haber sido el mundo con los pertinentes cambios en el pasado, nos gusta más. El mundo de las ucronías es fascinante. Y en eso se centra Van Lente en esta tercera entrega. ¿Que daba para más? Sin la más mínima duda. ¿Qué aquí, en este viaje concreto, sirve para lo que sirve y no se necesita más? También. Por eso Ivar, Timewalker es un viaje tan divertido, porque encaja con la misma facilidad un yo futuro malvado Neela o uno machista de Ivar con una Tierra dominada en la época teóricamente del Imperio Romano por un colectivo de dinosaurios antropomórficos. Con una dosis de comedia que ha ido progresivamente en aumento, nunca se ha perdido ese admirable toque con el que nos han mostrado los viajes en el tiempo, uno trascendente, de ciencia ficción dura. Van Lente ha manejado francamente bien ese marco y ha sabido incluir lo que desde el principio parecía una historia de amor, por mucho que eso sea algo que no se ha terminado de ver en todo su esplendor hasta este final. Todo resulta divertido, espectacular y lo suficientemente loco como para que nos lo podamos creer, con guiños muy claros a otros relatos de viajes en el tiempo.
Tras Clayton Crain y Francis Portela, es Pere Pérez quien se encargad de ilustrar los números finales, y lo hace manteniendo el nivel. Lógicamente, hay diferentes entre los tres ilustradores, pero también una guía clara para mantener un estilo claro y continuista. Si uno es capaz de hacer que nos traguemos a unos vikingos payasos (sí, habéis leído bien), a partir de ahí todo es posible. Y todo pasa, sobre todo, por seguir viendo de una manera verosímil la existencia de diferentes realidades. Pérez, como Crain y Portela antes, sabe explorar muy bien esa faceta de la serie y se beneficia de que los diseños de los personajes, sobre todo de Neela, están ya más que interiorizados. Su oportunidad para lucirse como no han podido hacerlo sus predecesores está en la Roma de dinosaurios, un delirio tremendamente simpático que supone un colofón formidable a la serie desde el punto de vista visual. Lo mejor, en todo caso, está en cómo encierra el espacio-tiempo en burbujas de una redondez perfecta, como si fueran agujeros los que asomarnos para descubrir mil líneas diferentes. Ivar, Timewalker ha sabido llegar a su final en este tercer volumen de una manera ejemplar, y eso es algo que hay que destacar con fuerza. Cuántas buenas historias se han perdido en su desarrollo o en un mal final. Pero esta no es de esas historias. Esta es de las que tiene un final que honra su idea.
El volumen incluye los números 9 a 12 de Ivar, Timewalker, publicados originalmente por Valiant entre septiembre y diciembre de 2015. El contenido extra lo forman las portadas originales de Raúl Allen y Al Barrionuevo, y páginas en tinta de Pere Pérez.
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