Guión: Greg Rucka y Geoff Johns.
Dibujo: Drew Johnson, Rags Morales, Sean Phillips, James Raiz y Justiniano.
Páginas: 320.
Precio: 30,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Octubre 2017.
Cuando se juega con personajes que tienen tantos años a sus espaldas, tantas historias y tantos retos, no es nada fácil ponerles en escenarios que realmente sean un desafío. Greg Rucka es, en ese sentido, un tipo hábil. Y si DC decidió matar a Superman y romperle la espalda a Batman, con Wonder Woman había que buscar algo diferente. Su viaje final al Tártaro no es algo infrecuente en las mitologías de héroes de muy diferente procedencia, por lo que la equivalencia con las propuestas anteriores hay que buscarla en lo físico. Rucka decide privar a Diana de la vista, y lo de una manera acorde a lo que se puede esperar por un lado del autor y por otro de la heroína. La forma de llevar a cabo este plan es brillante y lo suficientemente inteligente como para que pueda sentirse como algo permanente y que a la vez tenga la resolución que tiene. A Rucka, en todo caso, se le resiste un tanto el olimpo. Sabe escribir a Wonder Woman, pero su primera etapa con el personaje, que con este volumen alcanza en realidad su tercer paso tras Hiketeia (aquí, su reseña) y su salto a la serie regular con las historias que vimos en Reflexiones (aquí, su reseña), no consiguió la grandeza que se podía esperar. Y no es fácil explicar el porqué. Si bien es cierto que honra bien su faceta mitológica y sabe crear escenarios atrevidos, siempre da la sensación de faltar algo más.
En De piedra, que ese es el título de este volumen, lo que sí está claro es que quiere apostar por la actualización del Olimpo. No nos quedemos solo el detalle de una diosa usando un portátil, sino sobre todo en la forma en la que emplea dos elementos fundamentales. Por un lado a Medusa, por otro el ya mencionado Tártaro. Ahí está la clave para disfrutar de las aventuras de Wonder Woman de la mano de Rucka, y ahí es donde se nota el desequilibrio con la faceta más realista, con la de Diana como embajadora de Themyscira en el mundo del hombre que pierde buena parte de su peso en la balanza de este tramo de la etapa de Rucka. Esta, no se reniega de ese papel y sirve para mantener un elenco de secundarios que aporte diversos respiros, pero acaba resultando algo accesorio si no es, precisamente, por la aparición de los elementos mitológicos. Y en el fondo, eso evidencia uno de los límites habituales de Wonder Woman, y es la capital importancia que tiene el escenario en sus aventuras, tanta o a veces incluso más que la de la propia protagonista, que suele pasarse más páginas fuera de plano que otros personajes como Batman o Superman. Y eso, de alguna manera, también juega en contra de cualquiera que se atreva a adentrarse en el mundo de Diana. Y eso afecta incluso a George Pérez. Rucka, eso sí, logra el equilibrio, pero no la excelencia.
Quizá para eso también hace falta algo más en lo visual. No es malo el trabajo de Drew Johnson, pero no es sobresaliente. No tiene tanta épica como necesita, y aunque en algunos momentos sí roza lo trascendente, tiene cierta frialdad que no termina de exprimir todas las posibilidades de secuencias tan brutales como el combate entre Diana y Medusa. El doble combate, en realidad, pero sobre todo su segunda mitad. Contando el epílogo de este duelo, Sean Phillips saca mucho más partido. Sin muchos alardes, James Raiz saca algo más de partido al espectáculo, pero no es hasta el aterrizaje de Rags Morales, en los tres números finales, los que llevan a Diana al Tártaro, cuando la serie alcanza la personalidad que necesita en el dibujo. Morales es quien mejor interpreta la épica mitológica y, de paso a la propia Wonder Woman. En cualquier caso, esta fase de Wonder Woman tiene amplios atractivos con los que poder disfrutar. Y es que Rucka siempre deja algo. Lo deja en el cuadro general, pero también en algún que otro pequeño detalle, incluyendo la página final, que acaba siendo una muy buena definición de lo que mueve a Wonder Woman. Y eso, después de que el espectáculo mande como lo hace en estas páginas, de una manera más pequeña en un duelo mano a mano y después con algo mucho más grande, siempre se agradece.
El volumen incluye los números 206 a 217 de Wonder Woman y 209 de The Flash, publicados originalmente por DC Comics entre julio de 2004 y junio de 2005. El único contenido extra son las portadas originales de J. G. Jones, Drew Johnson y Howard Porter.
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