Editorial: Penguin Random House / Montena.
Guión: Irene Cívico y Sergio Parra.
Dibujo: Nuria Aparicio.
Páginas: 120.
Precio: 15,95 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Febrero 2018.
Para entender Las chicas son de ciencias es necesario mirar al pasado, un pasado reciente, el de noviembre de 2016, y recordar Las chicas son guerreras (aquí, su reseña). Aquel libro, escrito por Irene Cívico y Sergio Parra con ilustraciones de Nuria Aparicio, era un ejercicio reivindicativo de la figura de la mujer sin caer en confrontaciones absurdas. De hecho, era un libro muy simpático, divertido y didáctico, una manera muy agradable de aprender sobre figuras femeninas que realmente merecen un sitio en la historia y que, como decía el subtítulo del volumen, ayudaron a cambiar el mundo en sus respectivos campos. El libro tuvo éxito, más que merecido porque su causa es noble y su ejecución notable, por lo que era evidente pensar en que podría haber algún nuevo volumen del mismo estilo. Eso es Las chicas son de ciencias, una suerte de spin-off de aquel y que se centra en el terreno científico, dándonos una pista de lo que nos puede venir en el futuro, una selección de mujeres trascendentales por sus avances en la literatura, en las artes plásticas, en el deporte, en la política o en cualquier otra disciplina, ya que la Historia no ha sido justa con la mujer, no le ha dado las mismas oportunidades y cuando una de ellas sacaba la cabeza lo hacía con un mérito todavía mayor. Eso reivindican Cívico y Parra con su selección, esta vez de 25 nombres, uno menos que en el primer libro.
Quizá el número baja porque, como los autores nos recuerdan al final de este segundo volumen, ya había seis grandes nombres que podrían haber entrado en la lista pero que ayudaron a construir el primer libro. Pero el resultado es el mismo. Y los maravillosos retratos de Nuria Aparicio ayudan a que el libro sea aún más delicioso. Tiene una forma muy simpática de dar vida a cada una de las científicas que forman esta lista, y tiene además la habilidad de dotar a cada una de estas mujeres de la edad que necesitan tener. Línea clara, grandes ojos y muchísima expresividad forman su libro de estilo y no hay una sola de sus ilustraciones que no transmita la fortaleza humana y profesional de estas mujeres. Se entiende el campo al que consagraron su vida antes incluso de ver sus nombres o las biografías que escriben Cívico y Parra. No se puede hacer mejor para lograr los objetivos que persigue este libro. Aprender leyendo es algo siempre elogiable. Hacerlo además de una manera amena es algo que no todo el mundo sabe hacer. Y contribuir desde la ilustración a que la relación entre autores y lectores sea un poco más estrecha es algo digno de elogio. Las chicas son guerreras fue el comienzo de este nexo de unión, Las chicas son de ciencias es la confirmación de que hay mucho por abarcar sin miedo a caer en la reiteración.
El libro no tiene contenido extra.
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