Guión: Holly Black.
Dibujo: Lee Garbett.
Páginas: 144.
Precio: 13,50 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Agosto 2017.
Hay un giro en este segundo volumen de Lucifer, Padre Lucifer, con respecto al primero, Cielo frío (aquí, su reseña). Y es un giro no necesariamente negativo pero sí ligeramente inesperado. La serie había vuelto con un toque de thriller detectivesco que, más que a la serie original de Mike Carey (aquí, reseña de su primer volumen), se acercaba más a la reciente versión televisiva. Aunque sin dejar el tema todavía cerrado, pierde protagonismo el punto de partida de esta recuperación de Lucifer, la muerte de Dios, y volvemos a ese territorio que tan bien manejó Carey en el spin-off de Sandman, el de las intrigas palaciegas por el control del Infierno. Eso sí, a tenor del final que nos propone Holly Black para este segundo volumen, se prevén nuevos vaivenes para el futuro. Como se ha dicho antes, eso no es por sí mismo algo negativo, pero sí que deja una cierta sensación de irregularidad. Black, más conocida por su faceta de escritura de fantasía infantil pero que lleva mucho tiempo demostrando cariño por el mundo del cómic, no controla el ritmo de lo que sucede en la página con la misma facilidad que en una novela y eso se nota más si se analiza su trabajo como fue publicado originalmente, de manera mensual. El tomo ayuda pero no soluciona todos los puntos flacos de una serie que, en todo caso, sigue convenciendo con relativa facilidad.
Quizá es que el personaje de Lucifer es demasiado goloso para que decepcione, pero lo cierto es que Black sí lo ha sabido recuperar de una manera acertada. Se vio en Cielo frío, se mantiene en Padre Lucifer, y promete seguir siendo así porque la escritora ha ido dejando semillas que muy probablemente germinarán en próximos números y conseguirán la aprobación del lector. Porque, al final, el mundo de Lucifer es atractivo, y no salirse de él es clave para que todo mantenga un funcionamiento adecuado. Black lo sabe. Quiere distanciarse de la serie de Carey, porque si no poco sentido tendría el regreso, y por momentos lo consigue porque sabe cuándo arriesgarse y con qué personajes. Hay una cierta premura en el duelo entre Mazikeen y Takehiko que demuestra que el ritmo no termina siempre de ser el adecuado en todo momento, pero el papel de la primera es esencial para entender la serie y se nota en el protagonismo que le da Black. El desequilibrio llega porque a la autora le interesa abarcar demasiado y no tiene tanto espacio. El vacío de poder en el Cielo y la lucha por el mismo en el Infierno son argumentos que se le hacen algo grandes cuando los junta, y muchas veces no es fácil discernir para cuál de las dos es trascendente la escena que estamos leyendo, porque hay personajes que todavía requieren más explicación o presencia de la que tienen.
Ahí radica la principal dificultad de Lucifer, en que todavía se sostiene en una cierta indefinición que se sostiene por dos pilares básicos. Uno es el propio Lucifer, su arrolladora personalidad y el mundo que le rodea, cuyo interés no se agota por un momento de confusión puntual. El otro, el dibujo de Lee Garbett, con el acertadísimo color de Antonio Fabela. Garbett diseña con imaginación (incluso cuando coge prestada la armadura del Drácula de Francis Ford Coppola para Mazikeen) y ejecuta con precisión, tanto por los espectaculares punto de vista que escoge, disfrutando mucho con los contrapicados, como por la acción y la plasmación de los momentos llamados a permanecer en la memoria del lector, como la transformación física de Mazikeen o incluso la splah page final. Lucifer tiene un aspecto formidable, y eso es algo que le faltaba a la serie original por el continuo cambio de ilustrador que todavía aquí no se ha visto. Ojalá Garbett dure, de momento en Estados Unidos la serie sigue contando con él, y así pueda seguir contribuyendo a la autoría de una serie que, por el momento, no está defraudando, porque sabe eludir las inevitables comparaciones con la serie original y nos ha devuelto a un personaje al que sigue da gusto leer porque en cada página hay que esperar lo inesperado de sus palabras y de sus acciones.
El volumen incluye los números 7 a 12 de Lucifer, publicados originalmente por Vertigo entre junio y noviembre de 2016. El único contenido extra son las portadas originales de Lee Garbett y Dave Johnson.
Podéis ver imágenes de este título aquí y aquí. Y en nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.