Guión: Queco Ágreda.
Dibujo: Daniel Foronda.
Páginas: 48.
Precio: 10 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Diciembre 2017.
Con El rapto del torico continúa lo que ojalá sea una muy extensa serie, Los amanticos, con la que Queco Ágreda y Daniel Foronda convierten a los amantes de Teruel en simpáticos personajes infantiles de una cabecera pensada para que los más pequeños se diviertan con aventuras que, de paso, les ayuden a apreciar la historia. Y las claves son las mismas que hicieron funciona a la perfección la primera entrega, El huevo de dragón (aquí, su reseña). Si con aquella el objetivo era darnos a conocer a los personajes, en esta segunda ya no se dedica ni una viñeta a ese cometido y hay un deseo mayor de que sucedan cosas, de montar pequeñas aventuras que vayan sumando, que se conviertan en episodios de lo que, en efecto, tendría que ser un relato mucho más largo. La anécdota en esta ocasión tiene su lado fantasioso, pero también su lado realista. A los más pequeños les hará mucha gracia que hay aun concurso de toros y que exista una poción que desboca a estos animales todavía más, pero la gracia está en que todo esto se monta para evitar un matrimonio de conveniencia, que en la Edad Media siempre tenía como sacrificada y damnificada a la mujer, para que triunfe el amor. Todo es muy sencillo, porque necesita serlo, pero a la vez eficaz, divertido y, lo que es más importante, recomendable para todo tipo de lectores. Es un tebeo infantil, pero que se lee con agrado sin tener en cuenta la edad.
Esto es así por algo esencial, y es que se trata a los niños como niños y no como idiotas. Parece una obviedad, pero demasiadas veces no es así. La historia de El rapto del torico no rebaja su inteligencia para adaptar a los niños, sino que juega con algo mucho más eficaz: la imagen y el humor. El rapto del torico en particular y Los amanticos en general es divertida ya desde el diseño de sus personajes, del humor que utiliza, de la facilidad con la que convierte a sus pequeños protagonistas en modelos con los que los lectores pueden identificarse. Y así es como da gusto leer un tebeo infantil, que no tiene más pretensión que divertir a su público desde un escenario que, por desgracia, en España no es demasiado habitual. Nuestra propia historia, aunque va abriéndose camino en toda clase de cómics, no es demasiado utilizada ni conocida. Intentos como Los amanticos cuentan por ello con una segunda vía de aprecio. Gusta el trabajo de Ágreda y Foronda porque lo hacen con cariño y eficacia, porque saben cómo llegar hasta los más pequeños, pero gusta también por la premisa que utilizan, la de los amantes de Teruel. No es un medievo aleatorio o que pudiera tener lugar en cualquier lugar. Es nuestra Historia. Más en su concepto que en las aventuras que cuenta, pero eso no le resta nada de mérito.
El volumen no tiene contenido extra.