CÓMIC PARA TODOS

‘Nana asesina’, de Philippe Tome y Ralph Meyer

Editorial: Norma.

Guión: Philippe Tome.

Dibujo: Ralph Meyer.

Páginas: 168.

Precio: 29,50 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2017.

Definir Nana asesina como obra de culto no termina de hacerle justicia a este espléndido noir de Philippe Tome y Ralph Meyer. Como lectura, es tremenda, vibrante e impactante. Y casi da rabia tener que desvelar en estas líneas uno de los aspectos que hacen de esta serie una sorpresa continua, su cambiante punto de vista. Tres álbumes, tres personajes y, efectivamente, tres puntos de vista de una misma historia. O no, en realidad. Los dos primeros sí, pero el tercero supone un cambio que al principio descoloca mucho pero que al final se demuestra como la pieza más imprescindible de todo este entramado para comprender el mensaje. Tome escribe sobre asesinatos, casi siempre sobre el deseo de cometerlos, y traza de esa manera una historia que exuda violencia. Se siente, se palpa y se sufre. Nana asesina es violenta, pero no solo de forma gráfica, sino también a un nivel emocional. Y es ahí donde la serie sobresale de entre los incontables thrillers que se han hecho en las últimas décadas con pretensiones muy parecidas a los de esta obra. Ahí, y en la sensacional ejecución de Meyer, que recoge el escenario urbano en el que tiene lugar la historia para agobiar a los personajes y a los lectores a partes iguales. Da gusto ver que, incluso en un género tan trillado, hay obras que aguantan tan bien el paso del tiempo.

Y eso que el punto de partida parece sencillo. Joe Telenko ha decidido asesinar a su esposa, la fuente de todos sus problemas y frustraciones. Noir puro, desde luego. Pero ahí acaba el tópico, porque Tome encuentra escenarios y razones que se escapan a lo habitual. Nada desvelaremos aquí, por supuesto, porque la sorpresa forma parte de la excitación con la que se pasa cada página intentando llegar a la resolución de cada momento culminante. Nana asesina se disfruta mucho más en esta edición integral de lo que puede hacerse con cada uno de sus tres episodios por separado por una sencilla razón: hasta el final no cobra su auténtico sentido. El primer álbum es un noir casi modélico sobre un hombre abocado, o eso cree él, a cometer el asesinato de su esposa. El segundo, un sensacional complemento para entender la historia desde el otro punto de vista, el de la víctima del primer álbum. Al llegar a ese punto, el juego de espejos es brillante. Las hermosas contradicciones que hay en los diferentes puntos de vista subraya la estupidez de la espiral de violencia en la que se han visto inmersos por sus decisiones. Pero llegar el tercer álbum y todo cambia. No su violencia, no su sinsentido, pero su final es soberbio. Hasta llegar a él sorprende el giro que adopta Tome, pero cuando se acaba la historia no queda más que aplaudir con la que el autor sentencia a sus personajes.

Si el guion alcanza unas cotas brillantes, qué decir del dibujo de Meyer. La decisión de contar este noir en un contundente bitono en el que el amarillo rompe la unidad cromática es el primer gran acierto. Es la base de una ambientación portentosa, en la que se siente esa violencia, ese odio cruzado, esas ganas de asesinar que tienen todos los personajes que van deambulando con planes menos brillantes de lo que creen por las páginas de este relato. Meyer da una personalidad increíble a cada uno de los protagonistas, no solo a los tres que centran cada uno de los álbumes, sino también a secundarios que acaban resultando claves esencial para el relato. Y eso que, en algunos casos, se puede pensar que hay mucho de arquetipo. Pero el arquetipo funciona porque Meyer le insufla vida. Y, sobre todo, porque convierte el escenario es un personaje más. Quizá por eso sorprenda tanto el cambio radical con el que arranca el tercer álbum, por mucho que acabe teniendo todo el sentido del mundo. Nana asesina se merece todos los elogios del mundo porque es una obra inteligente, muy bien construida para que incluso lo previsible se vuelva en contra del lector que se crea haber descubierto el truco, y con tantas sombras en el brillante dibujo de Meyer como en el espléndido trabajo de construcción de personajes que hace Tome.

El volumen incluye los tres álbumes de Berceusse assassine, Le coeur de Telenko, Les jambes de Martha y La mémoire de Dillon, publicados originalmente por Dargaud en noviembre de 1997, abril de 1999 y enero de 2002. El contenido extra lo forman las portadas originales de Ralph Meyer y un portafolio de bocetos e ilustraciones del dibujante.

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Esta entrada fue publicada en 21 noviembre, 2017 por en Dargaud, Norma, Philippe Tome, Ralph Meyer y etiquetada con , , .

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