Guión: Kieron Gillen.
Dibujo: Jamie McKelvie.
Páginas: 200.
Precio: 19 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Agosto 2017.
No afloja Kieron Gillen en este segundo volumen de The Wicked + The Divine. Pero ni un ápice. Transforma la historia, eso sí, porque no podía ser de otra manera después del explosivo final del primer volumen. Ya nos ha presentado este mundo de dioses convertidos en estrellas del pop, ya nos ha dado de la mano de Jamie McKelvie una narrativa gráfica sorprendente, y ahora, sin perder todo eso, se trata de hacer de este cómic uno más íntimo, más personal. ¿Cómo se hace eso con una serie que se basa de una manera tan abierta en el exceso? Pues no es fácil de explicar, cómo no era nada sencillo explicar por qué el primer volumen de The Wicked + The Divine (aquí, su reseña) enganchaba de una manera tan irremediable. Quizá es que Gillen ha sabido encontrar personajes que, pese a su extravagancia, permiten identificación. Y a partir de ahí, una narración que conjuga algo tan imposible como una precisión quirúrgica para contar exactamente lo que quiere el autor con una sensación de desmadre absoluto, de no tener ni idea de qué es lo que va a suceder dentro de esta fascinante carrera en el tiempo de dos años, los que tienen de vida estos doce dioses que se convierten en iconos sociales de una era en la que las divinidades son más humanas que nunca.
En realidad, no merece mucho la pena detenerse en analizar por qué engancha tanto esta serie, porque la conclusión más lógica es que cada lector tendrá sus propias razones para sentirse así. Esa es la enorme diversidad que condensa Gillen. Habrá quien se sienta atraído por la forma en la que se describe a los dioses a los que se rinde culto hoy en día. Quizá otros vean un retrato suburbano con el que sentirse identificados. Otros disfrutarán con el anhelo de ser dioses desde una forma cotidiana. Algunos otros verán algo delicioso en la forma en la que se mezclan los estratos sociales, en este caso el divino y el humano. Todo eso está en lo que escribe Gillen, todo eso y mucho más. Todo contado además con un acierto descomunal en los diálogos, en la simbología, en la libertad que la historia deja a la narrativa gráfica, en todos y cada uno de los muchos elementos que pone sobre la mesa para que cada cual coja lo que le interese. Y puede ser que todo este conglomerado deje en algún momento la sensación de que se trata de un caos sin más propósito que el de enganchar al lector sin un objetivo definido. Puede que, al final, Gillen nos revele que nos ha engañado. Pero ahora mismo es un engaño tan dulce que a lo mejor el autor consigue que eso nos dé igual. Ahora, desde luego, no importa nada, porque The Wicked + The Divine está siendo todo un viaje.
La sensación de viaje, además, no está nada reñida con la propuesta visual de la serie, al contrario. No hay más que detenerse en la bestial locura del octavo número para entender este concepto. McKelvie consigue ahí el mejor viaje que se puede conseguir mediante la narración visual. No son fuegos de artificio ni estratagemas para esconder defectos. Es narración de cómic pura y dura, brillante en todos sus aspectos, y que convence incluso a pesar de que se mantenga esa ligera frialdad en los rostros o en el lenguaje corporal. Pero como todo lo demás es tan apabullante, eso queda al final como un detalle con menos importancia de la que podría tener si examináramos de forma aséptica algunas de las ilustraciones que contiene el volumen. Pero es que esto es cómic, y eso implica necesariamente un trabajo narrativo que excede el saber dibujar bien. A veces lo olvidamos, el cómic de superhéroes tiene buena parte de culpa de que caigamos en ese olvido, y cómics como The Wicked + The Divine nos devuelven a la realidad de una manera bestial. Fandemónium es un título que, además, lo dice todo. Es una locura de las de llevarse las manos a la cabeza, porque Gillen y McKelvie lo apuestan todo para que así sea. Y tienen fichas en todos los números, por lo que es imposible que fallen.
El volumen incluye los números 6 a 11 de The Wicked + The Divine, publicados originalmente por Image Comics entre diciembre de 2014 y junio de 2015. El contenido extra lo forman las portadas originales de Jamie McKelvie, las alternativas de David Lafuente, Christian Ward, Brandon Graham, Matthew Wilson, Marguerite Sauvage, Frazer Irving y Fiona Staples y un making of del guion a la página.
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