‘The Legend of Zelda. A Link to the Past’, de Shotaro Ishinomori

Editorial: Norma.

Guión: Shotaro Ishinomori.

Dibujo: Shotaro Ishinomori.

Páginas: 196.

Precio: 18 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Octubre 2016.

Emprendamos un viaje al pasado. En 1991 apareció The Legend of Zelda. A Link to the Past, un videojuego que suponía la tercera entrega de la saga de Zelda tras The Legend of Zelda y The Adventure of Link, y que todavía hoy está considerado como uno de los mejores de la historia. Muy poco después, Shotaro Ishinomori, discípulo de Osamu Tezuka, firmó su adaptación al manga, en lo que acabó siendo uno de sus últimos trabajos puesto que falleció en 1998, recién cumplidos los 60 años. Ver ahora ese trabajo resulta, por tanto, todo un ejercicio de nostalgia. Sobre todo porque estamos hablando de un videojuego de la época en la que el sector estaba despegando, estableciendo la consola como el aparato esencial para disfrutar de este sector del ocio, y eso hace que cualquier que haya vivido aquellos años recuerde con mucho cariño títulos como este. La misma estructura del juego, aunque Ishinomori la adapta muy libremente para introducir detalles como el humor constante, nos invita a leer con cierta ingenuidad. Pero eso mismo hace que más que pasar páginas, las devoremos. El lector se convierte en un jugador sin mando, que busca pasar cada pantalla, cada página, cuanto antes y con el menor daño posible para el personaje que sigue y maneja. Solo que es Ishinomori el que nos está manejando a nosotros con el ritmo trepidante que impone a su manga.

Ese es el principal acierto de la adaptación a las viñetas de A Link to the Past, que complementa al videojuego pero no lo imita, que sabe cómo convencer a los seguidores de Zelda pero al mismo tiempo se apropia la historia para contarla a su manera. Ishinomori solo falla en una cosa, y es en el final de la obra, abrupto y extraño, quizá dando por sentado que el lector ha sido jugador o que Zelda es algo más que una historia para quien se asome a estas páginas. Para el profano será una conclusión extraña, incluso aunque hasta ahí haya disfrutado como un niño pequeño. Se tiene que dar por sentada cierta ingenuidad a la hora de construir el relato. Insistamos en que se trata de un videojuego de los años 90, con todo lo que eso supone en sus objetivos y en su jugabilidad, y aunque Ishinomori vaya introduciendo cosas la línea de la historia está fijada y el mangaka la respeta. Por eso vamos viendo niveles, enemigos finales, objetos que encontrar, todo ello en una secuencia claramente ligada al mundo del que procede más que al del cómic. Pero, aún así, el salto de medio es inteligente. Ishinomori nos ahorra las horas muertas en las que no conseguíamos pasar de fase y da una velocidad al relato que, además, no entra en colisión con la información que hemos de recibir para comprenderlo todo.

El dibujo puede resultar algo más chocante desde una óptica actual, ya que, sobre todo en lo que se refiere a los personajes, puede resultar algo demasiado sencillo. Quizá el dibujo hubiera entrado mejor con las características habituales del manga, un formato más reducido y su blanco y negro casi omnipresente, pero en cualquier caso hay muchos elementos para disfrutar también en este aspecto. Y es que Ishinomori tiene una puesta en escena magnífica, que captura toda la épica de la búsqueda de Link, toda la magnificencia de algunos de los escenarios y, claro está, la desbordante imaginación que hay tanto en la aventura en sí misma como en los diseños de personajes y criaturas, que el autor adapta a su estilo con una facilidad envidiable. La división en capítulos, además de por cuestiones editoriales, también le sirve al autor para mostrarnos clímax continuos y para desplegar así la espectacularidad del relato en ilustraciones de gran tamaño. La versión manga de A Link to the Past se convierte así en una pieza a la que se le coge cariño con facilidad, porque se entiende su contexto solo con abrir el libro, no solo su procedencia de videojuego sino también su publicación en formato de revista por mucho que nos llegue como un libro cuidadosamente encuadernado. Este manga es hijo de su tiempo y ha llegado hasta ahora con el mismo vigor, algo a tener en cuenta.

The Legend of Zelda. A Link to the Past se publicó originalmente en 1992, en los números 32 a 43 de Nintendo Power Magazine. El libro no tiene contenido extra.

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