CÓMIC PARA TODOS

‘La ciudad de cristal’, de Paul Karasik y David Mazzucchelli

Editorial: Navona.

Guión: Paul Karasik.

Dibujo: David Mazzucchelli.

Páginas: 140.

Precio: 17,50 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Septiembre 2017.

Cuando Paul Auster recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006 ya habían pasado 21 años desde que había publicado el primero de los tres libros que forman su Trilogía de Nueva York, Ciudad de cristal. Hablamos de una novela espléndida, homenaje en sí misma al Quijote de Miguel de Cervantes, y que tiene un lenguaje tan particular que es todo un desafío su adaptación. El cine, siempre ávido de absorber los grandes éxitos de la literatura, no ha sido capaz de hacer frente a este reto. Pero el cómic sí. Y con mucho éxito. La ciudad de cristal, que vio la luz en 1994, es brillante porque tanto Paul Karasik como David Mazzucchelli entienden que cómic y literatura son hermanos que comparten algunas cosas, pero no todas, y aplican una narración propia y distintiva que honra la de Auster con una fidelidad elogiable pero a la vez sabiendo que están ofreciendo algo novedoso. Se puede leer el cómic sin haber leído el libro, pero también habiéndolo leído. A nadie le va a chirriar la interpretación que hace la novela gráfica, complemento maravilloso de un libro ya importante. Detrás de su dibujo sencillo, tan cercano y tan lejano del que Mazzucchelli convirtió en arte para el cómic de superhéroes, y de un blanco y negro que siempre invita a pensar en objetivos visuales modestos que en realidad no son así, se esconde una magnífica narración.

Karasik coge la prosa de Auster y le da una vida espléndida. Funciona fundamentalmente a través de los cartuchos de texto, honrando el ambiente noir que tiene la novela original y sus mismas dobleces con respecto a la obra de Cervantes. Aquí seguimos a Quinn, un escritor de novela policiaca hastiado de todo que, tras una misteriosa llamada de teléfono, decide transformarse en el detective Paul Auster para encargarse de un caso muy peculiar. En el proceso, su identidad se va perdiendo, confundiendo y cambiando. Y el lector asiste a una narración cargada de misterio y magia en la que siempre es difícil anticipar lo que va a suceder. Lo fácil es atribuir el mérito de todo a Auster, y más si tenemos en cuenta la fidelidad casi reverencial que tiene esta adaptación, pero lo cierto es que hay un trabajo muy serio para que la historia se amolde a las viñetas. Karasik hace una espléndida labor de mediación entre las palabras de Auster y los dibujos de Mazzucchelli, y lo hace mezclando con mucho acierto los diálogos, los mencionados cartuchos de texto y las escenas que irremediablemente tienen que primar el impacto visual. No se deja nada atrás. No hace falta coger el libro de Auster. No es esta una versión simplificada de la obra en la que se basa. Nada de eso. El escritor mantiene la misma complejidad, la venera y la adapta.

Y ahí entra en juego Mazzzucchelli. Es increíble que un autor que transformara el cómic de superhéroes en los años 80 quisiera después alejarse tanto de ellos. Y es igualmente increíble que, con un cambio no radical pero sí palpable en su estilo, fuera capaz de convencer de la misma manera en historias como esta o en otros proyectos de corte más personal. Dibujo y blanco y negro, sí, pero la complejidad narrativa que tiene La ciudad de cristal es elogiable de principio a fin. Juego con recursos cinematográficos, lingüísticos y visuales con la misma habilidad, acerca y aleja el punto de vista tantas veces como lo necesita, da un carisma a los personajes que apabulla, y juega con simbolismos y metáforas de una forma muy poco habitual. Todo esto se podría resumir en que Mazzucchelli es muy, muy bueno, es difícil encontrarle alguna flaqueza en este trabajo y siempre queda la sensación de que no hay viñeta o una secuencia que se agote en un solo vistazo. Por eso, La ciudad de cristal es uno de esos cómics, novelas gráficas o como queramos llamarlos que nunca se quedan viejos. No importa el número de veces que hayamos pasado por sus prematuramente desgastadas páginas, siempre seremos capaces de encontrar algo nuevo. Como cuando cogemos un libro de Auster, lo que cierra un maravilloso círculo artístico.

Avon Books publicó originalmente Paul Auster’s City of Glass en agosto de 1994. El único contenido extra es una introducción de Art Spiegelman.

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Esta entrada fue publicada en 18 octubre, 2017 por en David Mazzucchelli, Navona, Paul Karasik y etiquetada con , , , .

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