‘Rachel Rising 3. Polvo al polvo’, de Terry Moore

Editorial: Norma.

Guión: Terry Moore.

Dibujo: Terry Moore.

Páginas: 372.

Precio: 24 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Febrero 2017.

La forma en la que Terry Moore habla de la vida es algo que dejó muy claro sobre todo con la espléndida Strangers in Paradise. Lo bien que también sabe hablar de la muerte es lo que nos ha mostrado en Rachel Rising. Es verdad que el final, el largo final que nos deja en este extenso volumen, tiene elementos que no llegan a satisfacer todo el misterio que el autor generó y que  hemos vivido durante los dos anteriores (aquí y aquí, sus reseñas). Se nota, sobre todo, en lo que supone la doble resolución a los dos grandes conflictos que han marcado la serie, por un lado acabar con el responsable del gran mal que acechaba Manson, un pequeño pueblo de Wisconsin y por otro encontrar al asesino de Rachel, la joven que resucita en el comienzo de la historia y a la que hemos seguido durante 42 números, que son los que se terminan de recopilar en esta entrega. Pero Moore convence con mucha facilidad por sus personajes. El envoltorio de terror y fantasía no deja de ser un añadido, un extra, algo con lo que alcanzar a un público que quizá no se acercaría a sus protagonistas con la misma facilidad. Pero es ahí donde Moore siempre convence, y no solo con quienes más tiempo acaparan en su historia, también con los numerosos secundarios que van enriqueciendo su relato. La serie no genera el mismo entusiasmo que su misterioso comienzo, pero no acaba nada mal.

Quizá el gran problema de Polvo al polvo, que ese es el título de este tercer libro, es que los grandes giros argumentales que hay en sus páginas llegan un poco demasiado tarde, cuando probablemente Moore ya tendría que haberse lanzado a la yugular de la historia. Pero es que el autor está tan cómodo con sus mujeres, con Rachel por supuesto, pero también con Zoe, con Lilith, con la tía Johnny, con Jet, que la lentitud de la historia se nota mucho menos. Cada diálogo aporta algo, aunque en realidad no tengamos la sensación de que está pasando gran cosa. Hasta la historia de amor de Earl hacia Jet, sin que sepamos hasta cierto punto si va a cristalizar con algo, es un aporte a lo que significa Rachel Rising. Precisamente por eso, quizá quienes más decepcionados se puedan sentir con este final son los que esperaban un gran aquelarre fantástico, una orgía de magia oscura y un papel determinante de estos particulares no muertos. Algo hay, pero no de una forma espectacular. Y es que Rachel Rising, y en eso Moore no ha engañado a nadie, siempre ha movido mejor en el terreno de lo íntimo. Y por eso todo se resuelve en la intimidad. Sin grandes fuegos artificiales, y hasta con una escena postcréditos que nos recuerda que, en el fondo, esta siempre ha sido una historia pequeña y manejable, no una de esas inmensas luchas del bien contra el mal.

Los aciertos visuales que Rachel Rising tuvo desde que descubrimos su primer número se han mantenido hasta el final. Moore es un espléndido dibujante y uno además que nos deleita con una manera de mostrarnos mujeres que rompe por completo con la moda y con los cánones. Mujeres bellas, pero reales, cercanas, humanas (¡qué ironía viendo el tema de la serie!), nada de modelos inaccesibles y cuerpos imposibles. Y eso, se mire como se mire, es algo digno de elogio, porque no es la norma. Como ahí y en la ambientación el trabajo del autor es modélico, pocas tachas se le pueden hacer a la serie. Ese entorno nevado, ese pequeño pueblo americano, esa manera de dibujar el horror de una manera casi simpática hacen que Rachel Rising sea una serie especial en este sentido. Y el blanco y negro acaba resultando perfecto. Es difícil pensar que la forma en la que Moore nos muestra la mirada de Rachel habría tenido el mismo efecto en color. Y así, miles de detalles. En lo visual hay pocas dudas, en lo argumental quedan algunas más con la manera en la que el escritor cierra el círculo. Pero por mucho que queramos polemizar o debatir, que desde luego se puede, hay que reconocer que el viaje ha sido placentero, incluso en los momentos menos brillantes. Rachel Rising encaja perfectamente en el mundo de Terry Moore y eso es garantía suficiente para disfrutarlo.

El volumen incluye los números 25 a 42 de Rachel Rising, publicados originalmente por Abstract Studio entre abril de 2014 y mayo de 2016. El único contenido extra son las portadas originales de Terry Moore.

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