‘En pelotas. Lo nunca visto’, de Bonoreta y Carcayú

Editorial: Autoedición.

Guión: Bonoreta.

Dibujo: Carcayú.

Páginas: 80.

Precio: 10 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Mayo 2017.

La frontera entre el webcómic y el libro impreso es cada vez más delgada, y eso es siempre una buena noticia. Primero, porque quiere decir que esos tebeos que buscan en la gratuidad de Internet una vía de darse a conocer tienen la calidad suficiente como para acabar dando el salto al mundo editorial. Y segundo, como es el caso que nos ocupa, el de En pelotas. Lo nunca visto, porque lo que hace es incentivar la creatividad artística y el ingenio empresarial. Dicho de otro modo, el libro contiene material original a petición de quienes seguían la publicación periódica online y vio la luz a través del crowdfunding, una buena vía para que los amantes del papel disfruten de lo lindo con aquello que también les entretiene en la pantalla. Porque En pelotas, hay que empezar por ahí, es pícaro y divertido. Bonoreta, ella, escribe, y Carcayú, él, dibuja. Y la mezcla es divertidísima. Como tantos otros cómics, porque abundan, En pelotas nos embarca en un relato pseudoautobiográfico de una pareja. ¿La peculiaridad? Que aquí ambos están siempre desnudos. Y que hablan de sexo como lo harían (¿también como lo hacen?) en la vida real. Porque esa es la gracia, que con ese toque picante, divertido y de alguna manera hasta canalla, lo que estamos viendo podría suceder dentro de muchas relaciones de pareja. Los vemos y nos vemos. Y eso, reconozcámoslo, tiene gracia.

Al final, ahí está la clave de este tipo de tebeos. Es indudable que para quienes los escriben y dibujan tienen gracia, más gracia cuanto más apegados a la realidad estén. Lo hemos visto en las diversas entregas de Croqueta y Empanadilla, de Ana Oncina (aquí, aquí y aquí, reseñas de sus tres volúmenes), por mucho que sus personajes sean alimentos, y en este caso tenemos el detalle simpático añadido de que los dos miembros de la pareja contribuyen. Bonoreta aporta un punto de sinceridad que sí es algo más transgresor de lo habitual. Porque el sexo, sorprendentemente, sigue siendo algo transgresor. Y lo es, todavía más sorprendente, cuanto más cotidiano es. Lo que vemos en En pelotas es cercano y divertido, lo protagonizan dos personajes que en realidad son dos personas de carne y hueso. Más carne que hueso, claro, porque la carne es débil y sobre todo es gozosa. Y eso es lo que transmiten estas pequeñas tiras cómicas, en las que Bonoreta encuentra pinceladas de realidad con una facilidad tremenda. Como cualquier recopilación de gags, tiene una irregularidad que no se entiende como un defecto sino como resultado de un día a día divertido y juguetón, pero incluso cuando una tira no despierta sonrisas siempre llega la siguiente para sacarnos carcajadas. Y con muy poco texto, lo que aumenta el impacto.

Puede parecer tópico, más aún teniendo a una pareja dando vida al cómic, pero la compenetración es total entre guionista y dibujante. Carcayú encuentra una caricatura fácil, directa y muy eficaz, que hace que los chistes más exagerados, que lógicamente son los que se refieren al desenfreno sexual que le sirve de base a algunos de los momentos más divertidos, encajen en este tono cercano y realista que tiene En pelotas. El acierto con la comedia y la caricatura es, desde luego, esencial para pasar un buen rato, pero Carcayú consigue sensaciones de otro tipo. No hay que olvidar que En pelotas no habla solo de sexo, habla de amor, habla de esas pequeñas confidencias que conforman la base de una relación, y eso da lugar a momentos íntimos, emotivos, banales si se quiere, incluso guarros. Y en todos ellos encajan sus personajes. Las declaraciones de amor y los deseos de sexo se cruzan francamente bien en el dibujo y la mirada de los dos personajes, más suave la de ella y más caricaturizada la de él, sirven perfectamente a los propósitos del gag escrito por Bonoreta. Y casi sin darnos cuenta, las 80 páginas de esta extensión del webcómic se devoran con una sonrisa en la boca y algo más en sitios que Internet censuraría y que los autores de este tebeo han sabido mostrarnos sin pudor y con diversión.

El único contenido extra es una introducción de Sergio Bleda.

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