Editorial: La Cúpula.
Guión: Samuel Cantin.
Dibujo: Samuel Cantin.
Páginas: 152.
Precio: 14,90 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Octubre 2015.
Es difícil decir si Vil y miserable es una auténtica genialidad o un simple divertimento gamberro, pero lo que sí está claro es que es llamativo desde su portada. Sobre todo, cuando se descubre que ese tipo disfrazado de demonio que aparece en la portada no es que esté disfrazado de demonio sino que es un demonio. Uno que disfruta de Halloween y al que le cuesta trabar relaciones personales con sus compañeros de trabajo. Sí, este demonio trabaja en la librería de segunda mano que hay en un concesionario de coches usados. Samuel Cantin en realidad ha creado lo que sería una base perfecta para una sitcom cínica que, si encaja en el humor que busca el lector, tiene la simpatía más que asegurada. Bajo su aspecto sencillo, se esconde una obra que, como buena parte del cómic underground norteamericano (este tebeo es canadiense y publicado en francés), trata de explicar las relaciones humanas desde un punto de vista diferente. Y lo hace. Porque si algo es Vil y miserable es justo eso, diferente. Por eso, y aunque quizá ese sea también su principal problema, se ajusta a aproximaciones muy distintas. Puede ser la comedia que se entiende en su superficie, pero también un análisis social más profundo. En esta segunda forma de verla, la obra es deliciosamente cínica por momentos, aunque le falte una estructura más definida para romper del todo.
Cantin, de hecho, deja la historia totalmente abierta. No quiere un final. Y probablemente no lo necesite, porque Vil y miserable es, por encima de todo, el retrato de Lucien, este laborioso, singular y casi afable demonio, y del mundo que le rodea. La misma idea de hacer que un demonio sienta tanto aprecio por los libros y que se resista incluso a recibir la ayuda de un nuevo compañero para tratar los que tiene en su librería es tan divertida que todo lo demás casi viene rodado. Hay un hilo conductor, por supuesto, pero eso es lo menos ambicioso del trabajo de Cantin, que se basta con el gag no sólo para provocar la sonrisa del lector sino también para ir definiendo a los personajes. Estos, de hecho, se caracterizan todos por sus rarezas, creando una suerte de pequeño cosmos en el que sólo hay uno que se puede catalogar de normal, Daniel, ese nuevo ayudante de Lucien con el que trabará las más extrañas conversaciones y que se convierte con el paso de las páginas en el verdadero motor de la historia. Lucien encarna la sorpresa, el impacto, la rareza, y Daniel lo accesible, lo real en este entorno a medio camino entre lo fantástico y lo sencillamente estrambótico, que incluso ofrece momentos oníricos eróticos que ayudan a entender la verdadera dimensión de la locura que plantea el tebeo.
Son muchas las capas que se pueden analizar dentro de Vil y miserable precisamente porque es una obra que parece moldeada a golpe de impacto. No es tan importante el final de la historia como el camino que comparten Lucien y el lector. Y en ese camino, el dibujo se convierte en parte integral del tono desenfadado que busca Cantin. Sus ilustraciones son sencillas, sencillez todavía más acusada por el blanco y negro en el que acaba su trabajo, y eso le permite buscar de forma mucho más clara y evidente la caricatura y el humor. Lo consigue ya desde el diseño de los personajes, tremendamente llamativo en el caso de Lucien pero también en otros de los que pueblan este pequeño cosmos doble de librería y concesionario, aderezado por las mencionadas secuencias oníricas y también, cómo no, alguna que otra incursión en la fantasía que toda historia de demonios necesita. Entre el escenario y el divertido homenaje que rinde Cantin a Halloween, la verdad es que Vil y miserable se lee en un suspiro. Es una obra rara, tan rara como su propio planteamiento ya indica. Y sorprendente porque la naturaleza de Lucien invita a continuos giros y conversaciones que rozan lo absurdo. Pero entrando en el tipo de humor que propone Cantin, lo normal es que disfrutemos de este tebeo extraño, divertido y sin complejos.
Éditions Pow Pow publicó originalmente Vil et miserable en mayo de 2013. El volumen no tiene contenido extra.