CÓMIC PARA TODOS

‘Desaparecido’ 1, de Kei Sanbe

01300200101_gEditorial: Norma.

Guión: Kei Sanbe.

Dibujo: Kei Sanbe.

Páginas: 192.

Precio: 9 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Octubre 2015.

Si todas las historias arrancaran con la fuerza de Desaparecido, probablemente jamás nos aburriríamos leyendo un cómic o, como en este caso, un manga. Kei Sanbe ha encontrado un punto de partida tan fascinante y lo ha ejecutado con tanta precisión y ritmo que de inmediato estamos inmersos en el mundo que ha creado. En este relato seguimos a Satoru Fujinuma, casi un treintañero que quiere abrirse camino en el mundo de la historieta y mientras tanto trabaja en una pizzería. Es un tipo huraño, casi malencarado y muy solitario, con el que casi resulta difícil conectar desde el principio. Pero tiene un don, y es que revive situaciones de peligro, vuelve atrás en el tiempo y, aunque no quiere y no deja de preguntarse por qué lo hace, al final acaba involucrándose en todas ellas para evitar tragedias. Así se genera la empatía necesaria para vivir en su historia. Eso se mezcla con un suceso de su infancia, con la aparición de su madre, por la que no parece sentir demasiado aprecio, y ese cóctel da como resultado un escenario fascinante, quizá algo confuso en algún pasaje (y que, siendo optimista, quedará más claro según se sucedan los volúmenes), pero que deja al lector clavado en su asiento, deseando pasar a la siguiente página, al siguiente episodio y hasta al siguiente volumen, porque estamos ante un thriller de corte fantástico de los que cautivan.

Lo más fascinante de Desaparecido está en la fantástica combinación de fondo y forma. La idea de hacer que el protagonista viaje atrás en el tiempo de forma inadvertida cuando está a punto de producirse una desgracia es sumamente interesante, aunque es algo que Sanbe tendrá que explicar en los próximos volúmenes de una forma convincente y que de momento se acepta sin más. ¿Por qué? Por la forma. La ejecución de esas secuencias es brillante. Es una invitación a recorrer cada escena con el mismo cuidado con que lo hace Satoru buscando esa anomalía que permita anticipar qué es lo que va a suceder. Esto, además, llega muy pronto en la historia, es apenas la segunda escena, después de haber establecido cómo es la vida del protagonista y lo principal de su carácter, con lo que Sanbe sólo necesita una veintena de páginas para colocar prácticamente todas las cartas sobre la mesa. Cuando introduce el flashback, ese suceso de su infancia, es cuando la historia se le escapa ligeramente, para recuperarla en el tramo final de este primer volumen a base de grandes golpes de efecto que se cuelan con mucha naturalidad en la historia. De hecho, hacer que lo mejor esté en las primeras páginas y que, en todo caso, el ritmo no decaiga, es otra virtud de Sanbe, que sabe jugar con las posibilidades fantásticas y con los personajes.

El dibujo también es bastante notable. En esas escenas de revival, que es como el protagonista llama a esos pequeños viajes en el tiempo que experimenta para intentar cambiar el futuro, la ejecución es muy interesante. Sanbe juega con acierto con la repetición de los dibujos y con la elección de los puntos de vista, con el sombreado y con los efectos visuales de esas secuencias. A Sanbe no le da miedo jugar con el tamaño y la colocación de las viñetas, lo que añade aún más ritmo a la lectura, pasando de ilustraciones muy pequeñas hasta splash pages dobles de una forma muy intensa y adecuando la elección con mucha fluidez a lo que realmente está sucediendo en la historia. No hay nada aleatorio en ese sentido y la narración crece bastante gracias a eso. Los personajes, incluso con rostros bastante más sencillos de los que suelen hacer otros autores de manga, son bastante carismáticos y reconocibles, pero en todo caso Sanbe es mucho mejor ambientador y lo mejor de Desaparecido en su aspecto visual está en los escenarios y en la puesta en escena. Con virtudes y defectos, muchos menos defectos, este manga seinen es una auténtica sorpresa, que supera con creces las expectativas que despiertan tanto su portada como su sinopsis y consigue abrir un relato que funciona francamente bien y que genera toda la tensión que se propone.

Boku Dake ga Inai Machi comenzó a serializarse en la revista Young Ace en 2012. El primer volumen recopilatorio lo publicó Kadokawa Shoten en enero de 2013. El libro no tiene contenido extra.

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Esta entrada fue publicada en 2 diciembre, 2015 por en Kadokawa, Kei Sanbe, Manga, Norma y etiquetada con , , .

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