Guión: Mike W. Barr.
Dibujo: Brian Bolland.
Páginas: 320.
Precio: 30,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Agosto 2015.
Pocos mitos han tenido tantas adaptaciones como los artúricos. Camelot 3000 viene a ser una de las más arriesgadas y, a la vez, de las más celebradas. No sólo por la importancia que tuvo la serie en la historia editorial del cómic norteamericano, algo que explica en detalle Mike W. Barr en la introducción de este volumen pero que se puede resumir diciendo que abrió la puerta a una nueva manera de vender cómics que, además, sorteara las limitaciones de las normas del Comics Code Authority, sino también porque estamos ante una formidable y respetuosa mezcla de la ciencia ficción más pura, la aventura más entretenida y la leyenda más apreciable. Barr, con un formidable Brian Bolland firmando a los lápices una de sus obras más memorables como autor completo, supo entender al Rey Arturo y su corte de caballeros, su ancestral enfrentamiento con Morgana le Fey, el triángulo amoroso que se forman con la Reina Ginebra y Lancelot y, por supuesto, el imprescindible papel de Merlín, consiguiendo que al mismo tiempo todo eso encajara en este escenario futurista, sin caer en la comedia más burda o incluso en el humor más absurdo que tantas historias han buscado cuando se trataba de desubicar en el tiempo a personajes de lo más diverso. No tendrá la consideración de joya indudable, pero Camelot 3000 es, eso seguro, una obra que ha perdurado en el tiempo.
Y si eso es así es precisamente porque Barr supo contentar a públicos muy diversos. Conocer las leyendas artúricas es algo que se puede hacer desde fuentes muy diversas, desde películas como el Excálibur de John Boorman o cómics de reciente publicación en España como el Merlín de Robin Wood y Enrique Alcatena (aquí, su reseña) o Las crónicas de Excalibur de Jean-Luc Istin y Alain Brion (aquí, su reseña). Todas han contribuido a forjar en la memoria del lector su propia imagen del Rey Arturo y sus caballeros. Y Camelot 3000 aspira a lo mismo, aunque su épico escenario de ciencia ficción, una Tierra en guerra contra invasores alienígenas, busque atraer a lectores distintos, menos conocedores de la tradición medieval anglosajona. La fusión es formidable porque Barr la sazona de elementos que dan una corteza muy inteligente al relato, desde la monstruosa transformación de Percival a la conflictiva transexualidad de Tristán, cuestiones que exceden con mucha la simple transposición de la historia del portador de Excálibur a un futuro colorista. De hecho, hay en Camelot 3000 unas ingentes cantidades de drama, que Barr no quiere evitar y que ayudan decisivamente a que el relato sea mucho más transcendente de lo que habría sido una mera adaptación. Y todo con un ritmo endiablado, que no decae desde su arranque.
Con los años, Brian Bolland se ha ido convirtiendo en un sensacional portadista, pero cuando se publicó Camelot 3000 era un espléndido dibujante completo. Esta obra es una de las que le consolida como tal en la primera mitad de los años 80, en primer lugar porque parte de un formidable trabajo de diseño. Quizá los escenarios y los personajes hacen que la obra sea auténtica hija de su época, pero tampoco se puede negar que sigue funcionando hoy en día, porque en una revisión contemporánea, tres décadas después de su publicación original, la obra se sostiene con bastante soltura, incluso con algunos momentos francamente sensacionales, desde la introducción de Merlín al impactante momento en el que Arturo vuelve a arrancar Excalibur de la piedra hasta llegar a un clímax espléndido, pasando por la doble splash page en la que Arturo y los suyos dejan la nueva mesa redonda en busca de su primera gran batalla, un momento tan previsible e incluso comercial como espectacular y emocionante. Cuando autores como Barr y Bolland dan lo máximo, parece imposible aburrirse. Y cuando lo hacen respetando el material original y haciéndolo evolucionar en un marco completamente diferente, el aplauso es más que merecido. Camelot 3000 es todo eso, y de ahí que siga siendo no ya una obra recordada, que lo es, sino plenamente vigente.
El volumen incluye los doce números de Camelot 3000, publicados originalmente por DC Comics entre diciembre de 1982 y abril de 1985. El contenido extra lo forman una introducción de Mike W. Barr, las portadas originales de Brian Bolland y un portafolio de bocetos, ilustraciones y fotografías.