Cine – ‘Wanted. Se busca’, de Timur Bekmamvetov

Título original: Wanted.

Director: Timur Bekmambetov.

Reparto: James McAvoy, Angelina Jolie, Morgan Freeman, Thomas Kretschmann, Common, Konstantin Khabensky, Marc Warren, Dato Bakhtadze, Terence Stamp, David O’Hara, Chris Pratt.

Guión: Michael Brandt, Derek Haas y Chris Morgan.

Música: Danny Elfman.

Duración: 110 minutos.

Distribuidora: Universal.

Estreno: 27 de junio de 2008 (Estados Unidos), 12 de septiembre de 2008 (España).

Hay un fenómeno muy curioso a la hora de adaptar cómics al cine y es la necesidad de alejarse completamente del original para hacer el derivado. Es algo bastante difícil de explicar, porque lo razonable sería comprar los derechos de una obra estimulante para respetar su esencia, aunque luego se introduzcan cambios. Pero suele ser al revés, se compra una licencia, lo que se mantiene es una porción muy pequeña del cómic que sirve de inspiración y la película al final toma un camino completamente diferente, que se autosatisface copiando alguna secuencia emblemática del tebeo para que no haya demasiadas críticas en este sentido. Eso sucedió con Wanted, que se salta por completo algunas de las tramas esenciales del cómic de Mark Millar y J. G. Jones (aquí, su reseña), esencialmente el enfrentamiento entre héroes y villanos del que los segundos salieron victorioso para desembocar en un mundo corrupto, y que dinamita el protagonismo escogido por los autores, en este caso el de Wesley Gibson (James McAvoy en la película), para dejar que se imponga el escalafón hollywoodiense. Y en este caso resulta evidente que Angelina Jolie vende más que McAvoy, así que es igualmente obvio que el guión potencia el papel de ella hasta extremos que en el cómic ni se habían imaginado y torciendo así algo más la base emocional de la película en comparación con el referente.

Resulta lógico pensar, a tenor de los cambios, que no estamos ante la mejor de las adaptaciones. Wanted, por mucho que ese sea el título del filme, sigue sin tener una adaptación al cine. Las enormes libertades que se tomó Timur Bekmambetov obligan a verlo así, porque lo que hace el filme es quedarse con la parte más superficial del cómic (que no son los trajes de superhéroes y supervillanos, aunque sea tópico pensar así y aunque sea eso lo primero de lo que prescinde la película) y replicar algo identificativo. El provocador final es, obviamente, la mejor muestra, pero el efecto que causa la imagen en movimiento ni se acerca a lo que provoca el de la última viñeta del cómic. Para cuando llega, el aficionado del cómic ya se ha perdido en otra historia completamente diferente. No se puede negar que hay ideas interesantes en la visión de Bekmambetov, pero tampoco es fácil asimilarlas como parte de Wanted. Eso sí, hay que asumir que las casi dos horas de película son un espectáculo imposible, inverosísimil, a veces casi incluso insoportablemente ingenuo, con el único sustento de un estilo visual que haga justicia a esa exageración violenta que propugna el filme y de un reparto carismático que, con todo, consigue que sus personajes al menos sí le importen al espectador. ¿Suficiente? Probablemente no, pero hay películas que ofrecen menos.

Lo mejor de la película está en la primera mitad, cuando Wanted, la película, todavía se mantiene ligeramente fiel a Wanted, el cómic. Ahí se construye el personaje de Wesley, un tipo cualquiera, anodino, pusilánime y blandengue cuya vida va a cambiar de golpe cuando descubre quién es su padre y, por consiguiente, quién es él mismo. Cuando la acción se desboca en cabriolas automovilísticas alocadas y hasta ridículas, cuando la sangre se apodera de la pantalla con la espectacularidad visual por la que apuesta Bekmambetov y cuando todos los añadidos del guión toman un protagonismo exagerado es cuando el filme queda reducido a un show de pirotecnia y carisma. La pirotecnia cansa, porque es algo que se ha visto ya en tantas películas de esta condición que no hay sorpresa posible (por mucho que se quiera sobrepasar con creces el imposible físico con un accidente de tren), el carisma es lo que salva mínimamente la función. McAvoy, Jolie y por supuesto Morgan Freeman hacen que la historia mantenga algo de interés, aunque el clímax, demasiado inocente e inverosímil, derrumba también en parte ese castillo de naipes. Lo provocador del planteamiento, lo que todavía se podía atisbar en la primera mitad del filme, acaba completamente enterrado porque la película, en realidad, no ha pasado de contar una riña infantil en un grupo de personas sin metas, conflictos ni oponentes.

El problema de Wanted es que desechó un material realmente original y que no se ha visto en la gran pantalla por un territorio que se ha explorado ya en incontables ocasiones. Las organizaciones criminales o de asesinos supersecretas, los héroes / villanos que descubren que lo son y que han sido adiestrados en secreto para en un momento puntual descubrir la verdad o los duelos imposibles resueltos de forma inverosímil para cerrar tramas forman parte del día a día del cine holywoodiense de acción. No hay nada en Wanted, por provocadora que quiera parecer su fachada, que se sale de lo previsible. Y al margen de sus protagonistas, lo único realmente divertido de la película es ver a Chris Pratt interpretando un papel secundario que en realidad tampoco tiene demasiada relevancia en la trama más allá de ese arranque, la descripción de Wesley que después se ve interrumpida por un maremagnum violento que, como lo anterior, también se ha visto ya demasiadas veces como para que provoque un gran impacto. El caso es que Wanted forma parte de un cine que normalmente cosecha elogios, pero en el fondo son películas que acaban cayendo en un cierto y, por qué negarlo, merecido olvido. Como diversión culpable todavía puede tener un pase. Como adaptación de un buen cómic, la verdad es que no.