Cine – ‘Anacleto: Agente secreto’, de Javier Ruiz Caldera

Título original: Anacleto: Agente secreto.

Director: Javier Ruiz Caldera.

Reparto: Imanol Arias, Quim Gutiérrez, Alexandra Jiménez, Berto Romero, Carlos Areces, Rossy de Palma.

Guión: Fernando Navarro, Pablo Alén y Breixo Corral.

Música: Javier Rodero.

Duración: 94 minutos.

Distribuidora: Warner.

Estreno: 4 de septiembre de 2015 (España).

El cine español se ha asomado con cuentagotas al cómic como fuente de inspiración. La lástima es que no termina de encontrar la manera de hacer que los personajes de nuestras historietas funcionen en la gran pantalla. Anacleto: Agente secreto, creado por Manuel Vázquez Gallego en 1964 es el último título en dar ese salto, y el resultado es algo decepcionante. Lo más notorio es que no se ha elegido una adaptación del tebeo, sino que se ha optado por envejecer al protagonista, darle un hijo de edad adulta que se sume a sus aventuras y apostar por un cambio radical en el humor, que a ratos quiere aprovechar el material original como quería hacerlo Javier Fesser en sus adaptaciones de Mortadelo y Filemón pero que presta demasiada atención a la modernización de la historieta, algo que se ve en el guión, pero también y especialmente en los cameos, en el tipo de humor y el intento que hay de que Quim Guitérrez tenga más protagonismo que Imanol Arias, algo que juega en contra de la película porque este último es el artífice de todo lo bueno que tiene la película. Viéndole, hay que lamentar que esta adaptación no llegara veinte años atrás, porque el actor habría sido un excepcional Anacleto (ya lo es, por mucho que la edad quiera decir lo contrario) en una película que hubiera desprendido fidelidad absoluta a las viñetas de Vázquez.

Esa elección ya de concepto hace que Anacleto: Agente secreto despierte algunas dudas. ¿Por qué lanzarse a crear un filme en el que conozcamos a la nueva generación sin haber vivido directamente las aventuras de Anacleto? Desde una óptica positiva se puede entender por la elección de Imanol Arias. Es sencillamente perfecto como Anacleto, dando el toque cómico adecuado para ser fiel a la creación de las viñetas pero al mismo tiempo siendo perfectamente creíble. Si el actor tuviera entre 35 y 40 años, habría sido perfecto para ser la traslación ideal del personaje a la pantalla. Y contar con él, eso es verdad, requiere una historia diferente. Lo más probable es que no sea esta la razón, y ya desde un primer momento se haya buscado a un actor más veterano para hacer de Anacleto un padre distante que, por supuesto, ha ocultado su verdadera profesión a su hijo. Ese gancho es demasiado jugoso como para que la película innovara demasiado en la búsqueda de una forma diferente de trazar la relación entre ambos. Lo malo es que su apuesta por Quim Gutiérrez, por encima incluso de Imanol Arias, se antoja algo excesiva, con lo que al final hay muchos momentos del filme en los que se tiene la sensación de que se ha hecho una película de Anacleto sin contar con Anacleto también como habría sido deseable.

Con Quim Gutiérrez como estrella escogida y preferente, es lógico que la película tienda a aceptar su humor como el básico de la historia, y por eso se explica ese mayor protagonismo que adquiere Berto Romero (al que Javier Ruiz Caldera, director de Anacleto, ya le había dado un papel mucho más pequeño en su anterior filme, Tres bodas de más), los cameos, y la muy divertida presencia de Rossy de Palma, que incluso siendo parte de lo que se podría entender como un planteamiento no demasiado adecuado para la película se convierte con mucha facilidad en parte de lo más divertido. Ese viene a ser el gran problema de Anacleto: Agente secreto, y es que no es una historia divertida. Tiene puntos gracioso, alguna referencia incluso a nuestra realidad con la que los maestros de la historieta española hubieran hecho maravillas en su momento (o ahora, no hay que olvidar Mortadelo y Filemón. El tesorero, una de las últimas genialidades de Francisco Ibáñez), y que de hecho encaja perfectamente junto a la parodia de espías que supone Anacleto. Pero la película acaba dejando de lado los terrenos que mejor le habrían venido para potenciar el humor que quieren explotar Gutiérrez, Romero y Alexandra Jiménez. Aceptar que pintan más que el Anacleto de Imanol Arias viene a ser clave para que el espectador, sobre todo el que tenga en mente el tebeo, no se sienta algo desplazado.

Lo cierto es que incluso asumiendo que esto es más una comedia contemporánea, con multitud de referentes en el cine español, por encima de la adaptación de una historieta de los años 60, la película deja un poso algo escaso. Salvando la carismática interpretación de Imanol Arias, el resto va un poco a trompicones. Se deja ver, en algún momento divierte, incluso el retrato del Malvado Vázquez que interpreta Carlo Areces es muy deudor de lo que cabe esperar de una adaptación de estas características, pero el conjunto acaba pareciendo algo pobre. Y es una lástima, porque con la impronta de Arias y con lo bien que se acaba manejando Ruiz Caldera a la hora de coreografiar la acción, el resultado podría haber sido mucho mejor. Hay intentos visibles de conectar la película con la historieta (los más evidentes, los dibujos con los que Vázquez decora su celda), pero en general es complicado asumir que Anacleto: Agente secreto es la mejor adaptación posible del tebeo original. Es verdad que la comicidad inherente a este tipo de títulos, como ya le sucedió a Mortadelo y Filemón, hace que su salto a la imagen real sea de todo menos fácil. Pero habiendo acertado en lo más complejo, en la caracterización del protagonista, da algo de pena ver que esa adaptación perfecta se diluye con una historia que se aleja de lo más reconocible.