CÓMIC PARA TODOS

‘Murderville’, de Vicente Cifuentes

Murderville portadaEditorial: Aleta.

Guión: Vicente Cifuentes.

Dibujo: Vicente Cifuentes.

Páginas: 72.

Precio: 14,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Julio 2015.

Antes, durante y después de leer Murderville es muy fácil deshacerse en elogios hacia Vicente Cifuentes. De hecho, tendríamos que felicitarnos por su enorme capacidad de trabajo, porque nos está acostumbrado a dejar obras personales publicadas entre su apretadísima agenda americana. Eso, por encima de todo, habla de un autor que tiene ganas de contar historias, no se conforma con los encargos y no quiere limitarse a encandilarnos desde el dibujo y quiere también escribir. Y la historia de Murderville, como también suele ser costumbre en Cifuentes, es de las que merece la pena. Se le puede achacar una cierta sencillez o que la base que le lleva a escribir y dibujar en este caso le podría haber dado para un relato mucho más largo, intrincado e incluso fascinante de lo que finalmente ha realizado. Pero incluso con ese matiz es más que notable la forma en la que consigue que conectemos por un lado con la pareja protagonista, Víctor y Sara, un matrimonio joven y en crisis, y con la atmósfera que proporciona este relato de terror, que precisamente funciona porque sabe jugar con las convenciones del género desde unos personajes realistas. Ese mismo elogio se le podría haber aplicado al anterior trabajo propio de Cifuentes, Señales (aquí, su reseña) y habla de un autor maduro, seguro de sí mismo y con una ilusión que desborda la página y se traslada siempre al lector. ¿Sencillez? Sí, eso sí, ¿pero acaso eso es un problema?

Una vez ha capturado Cifuentes al lector en el misterio mediante el inteligente uso de un grupo de niños (qué bien funcionan casi siempre los más pequeños en el terror), el autor pasa a sus personajes protagonistas, que son una de las razones por las que la historia funciona tan bien. De lo extraordinario a lo ordinario en un chasquido. Y todo sin que el lector tenga la ocasión de desconectar de la historia, con mucha naturalidad, la misma con la que ese matrimonio va introduciéndose en la boca del lobo sin saberlo, casi realizando un guiño al Alfred Hitchcock de Psicosis y a tantos thrillers que han utilizado una estructura parecida (el propio Cifuentes se permite una broma privada sobre una de ellas). Si la historia hubiera sido más larga, Cifuentes habría tenido la ocasión de expandir aún más el turbio entorno del pueblo, pero tal y como lo muestra ya es lo suficientemente inquietante como para que todo lo que sucede en Murderville fluya con acierto. La forma en la que se hila el mundo realista y el fantástico es perfecta, sugerente y atractiva, porque, de nuevo, recuerda a algún que otro títulos del terror más clásico que es mejor no mencionar sin necesidad de ser un calco. Y la resolución de la historia no sólo es la más adecuada, sino que además deja un gran epílogo. Es verdad que se puede decir que ese efecto final es previsible, pero se perdona ese detalle por su gran impacto y extraordinaria ejecución.

Cuando se tiene una sensibilidad visual tan desarrollada parece fácil acertar en un final como el de Murderville, pero como Cifuentes es un dibujante tan completo ese impacto no parece algo fuera de lugar sino parte de un todo muy interesante. Cifuentes es un dibujante que se maneja con la misma soltura en lo cotidiano y en lo extraordinario, y esa es la clave para que una historia como esta se lea con tanto agrado. Podría haber dejado todo lo mejor de su trabajo para los momentos más fantásticos, los más terroríficos, los más espectaculares, pero el espectáculo en Cifuentes está en lo bien que se asimilan los momentos más normales. Los momentos de intimidad de la pareja, la recepción en el hotel, la creación de unos escenarios universales (el salto del entorno urbano madrileño a uno de pueblo casi norteamericano es, de nuevo, increíblemente fluido)… Todo encaja en la historia, que al final es lo importante. Luego se puede alabar la versatilidad de Cifuentes, para dibujar con estilos diferentes lo real y lo que en teoría no lo es (más aún si tenemos en cuenta que esa doble narración estilística ya estaba en Señales, y aquí ha utilizado técnicas completamente distintas a las de aquella), pero lo que funciona es la historia y cómo ha sido dibujada. Murderville es uno de esos tebeos que más que leerse se devora y que tiene el aspecto de que se vuelve a coger con las mismas ganas un tiempo después para revivirlo.

El contenido extra lo forman una introducción de Vicente Cifuentes, una galería de ilustraciones a cargo de Javier Fernández, Ángel Hernández, Sergio Bleda, Pedro Delgado, Mikel Janín, Mateo Guerrero, Juanjo Ryp, Rafa Sandoval y Ardian Syaf, y un portafolio con bocetos y comentarios de Cifuentes sobre la creación de la obra.

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Esta entrada fue publicada en 11 agosto, 2015 por en Aleta, Cómic, Vicente Cifuentes y etiquetada con , .

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