Guión: Tony Sandoval.
Dibujo: Tony Sandoval.
Páginas: 144.
Precio: 18 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Junio 2015.
Abrir un libro de Tony Sandoval es la primera prueba que necesita un lector para saber si va a conectar con su universo de fantasía o no. Mil tormentas no sólo no es una excepción, sino un ejemplo perfecto de cómo funciona el enorme talento que despliega en sus libros. Si el dibujo impacta en un primer vistazo, el libro va a gustar. La razón es sencilla, y es que Sandoval vuelca todas sus intenciones en la impresión visual. No quiere decir eso que dé prioridad al dibujo sobre la escritura, decir eso sería injusto para el gran despliegue de imaginación que contienen sus fábulas oscuras, pero es en el aspecto de los personajes, en esa mezcla entre dibujo y pintura, es lo más turbio de su universo, donde descansan las verdaderas intenciones de su obra y en este caso de Mil tormentas. Puede que su forma de interpretar el cuento como género, lejos de las convenciones más infantiles, no sean adecuadas para todo tipo de lectores, pero incluso asumiendo la inquietud o la extrañeza como la emociones dominantes durante la lectura hay que reconocer una gran valentía en el trabajo de Sandoval, que no duda en explorar terrenos adultos de una forma compleja debajo de su envoltorio de fantasía. Sandoval es, de hecho, uno de los autores contemporáneos que mejor fusionan de una forma personal e intransferible un entorno realista con los mundos más imposibles. No hay más que ver la primera escena de esta obra para entender los mecanismos del autor para conseguir ese efecto. A partir de ahí, todo es dejarse llevar.
Lisa, la protagonista de Mil tormentas, es la clave de todo. Sandoval crea un personaje femenino que mezcla una ingenuidad casi infantil que no es propia ya de su edad casi adulta con la fuerza que emana precisamente de su imaginación. Ella es el nexo entre mundos que necesita para que su historia se agarre con fuerza a los dos extremos, y es gracias a ella que el relato funciona más allá del inconfundible estilo visual de su autor, por mucho que no se pueda negar que la fuerza de este trabajo está muy vinculada a sus ilustraciones. Lisa es un personaje carnal, una joven que despierta la admiración física y emocional (una admiración no siempre positiva) de quienes están a su alrededor, pero también sabe que sus inquietudes marcan una diferencia incluso en su propia casa, donde no gusta que siga jugando con muñecas o soñando (¿soñando?) con mundos de ficción. A Sandoval no le gustan los terrenos de comodidad, ni pensando en el lector, al que no da todas las respuestas e invita a crear sus propias explicaciones de la fantasía que está viendo, ni pensando en él mismo como autor, lo que le lleva a saltarse las estructuras más clásicas de la narración para crear su universo. Eso, que también podría interpretarse como un defecto para quienes esperen algo más convencional, es la auténtica invitación a pasar páginas de forma casi compulsiva. Sería absurdo negar que Mil tormentas no es precisamente un tebeo comercial o fácil de leer, pero el reto es otro de los argumentos para alabarlo.
En cualquier caso, lo que marca una auténtica diferencia en la obra de Sandoval, incluso sin llegar a asimilar la fantasía narrativa que propone, es su dibujo. Deslumbra ya desde la cubierta, fascina con lo onírico de su primera escena, impresiona por el detalle con el que adorna a sus personajes (el casco de Lisa) y provoca la sensación de esta a medio camino entre el sueño y la vigilia, aceptando como posibles criaturas y situaciones que son del todo imposibles. Esas son las sensaciones que despierta el dibujo de Sandoval, algo que acrecienta el hecho de que esta sea una historia sobre el paso de infancia a la edad adulta dentro de un marco de fantasía oscura bastante sugerente. Se puede pensar que hay un parecido demasiado evidente con trabajos anteriores como La serpiente de agua (aquí, su reseña), y que no hay una evolución real en sus figuras, pero son tan fascinantes y las adorna de una forma tan atractiva que Sandoval no necesita en realidad dar ese salto para convencer. Sí despierta algunas dudas con el salto entre el dibujo y las acuarelas, muchas veces argumentado desde el punto de vista de la historia y el salto entre los dos mundos pero en algún momento con un significado narrativo, si es que lo tiene, demasiado críptico. Pero en todo caso son detalles menores. Mil tormentas entra por los ojos de una forma bastante brillante y sigue convenciendo cuando a las imágenes se añaden las palabras, cuando se comprueba el desarrollo de los personajes y la madurez de la historia.
Paquet publicó originalmente Mille Tempêtes en mayo de 2015. El contenido extra lo forma un pequeño portafolio de ilustraciones y bocetos de Tony Sandoval.