Guión: Bastien Vivès, Mickaël Sanlaville y Balak.
Dibujo: Bastien Vivès, Mickaël Sanlaville y Balak.
Páginas: 216.
Precio: 14,95 euros.
Presentación: Rústica con sobrecbierta.
Publicación: Marzo 2015.
A cada nuevo volumen que se publica en España, y aún faltan dos para coger a la edición francesa original, Last Man se muestra como una serie cada vez más completa, interesante y emocionante. Bastien Vivès, Mickaël Sanlaville y Balak han sabido transformar lo que parecía un divertido homenaje al manga de combate en un universo fascinante que no para de crecer, que ha dejado de lado de un entorno medieval y mítico para pasar a uno moderno y urbano, que ha ido transformado su principal reclamo, la espectacularidad de los combates, en un complemento sensacional a una meticulosa descripción de los personajes, usando lo físico, lo fantástico y lo humano con el mismo nivel de acierto. La faceta de Last Man como homenaje es algo que pudo intuirse en el primer número (aquí, su reseña), pero ya en esas mismas páginas iniciales había un deseo de ser algo más. Lo sorprendente es que, alcanzando ya la cuarta entrega, Last Man es mucho más de lo que cabía esperar. Vivès, Sanlaville y Balak han hecho de esta una de las series más originales y completas del cómic europeo actual, que apela a un público que entienda la acción, que saboree el interés de los combates o que entienda la fusión de géneros y ambientes que propone, pero difícilmente defraudará a quien se adentre en sus páginas, mucho más a quien entre con la guardia baja precisamente por su increíble capacidad para sorprender.
Lo extraordinario de Last Man es lo fácil que cambia todo sin dejar de ser la misma serie. Arrancó con el deseo de ver la resolución de un torneo local de lucha y ahora la historia da un salto bestial hasta el profesionalismo. Comenzó como un relato pequeño, casi intimista, y ahora la cantidad de sensaciones que ofrece son inabarcables. Y si era el relato de Richard Aldama, ese misterioso luchador que buscaba su sitio en el mundo, o de Adrian, un pequeño de casi cuatro años que sueña con ser el mejor luchador que exista, ahora es difícil destacar un protagonismo por encima de otro, por mucho que el personaje de Marianne, la madre de Adrian. Ella acaba siendo el mejor reflejo del caleidoscopio emocional que proponen los autores. Es madre protectora, mujer audaz y poderosa combatiente, una mujer capaz de cualquier cosa por lograr los objetivos que sepropone. Y esas cosas son tan cambiantes como el escenario en el que se mueve la historia. Vivès, Sanlaville y Balak saben sacar partido a todo, a los bajos fondos de la enorme ciudad que ahora les sirve de escenario y también a los áticos lujosos, al enfrentamiento entre mujeres y al salvajismo de los más violentos luchadores, a la inocencia de Adrian y a los misterios que todavía envuelven la búsqueda de Marianne. Sumergirse en el mundo de Last Man supone no querer salir.
La aparente sencillez que hay en el dibujo de Last Man es, en realidad, otro recurso más para encandilar al lector. Sus personajes tiene un carisma espectacular para la economía de medios que se ve, y eso afecta tanto a los que conocemos desde el primer volumen como a los que se presentan en este cuarto. Es imposible no disfrutar con el aire de superioridad que los autores le dan a Milo, promotor de Fight Fist Funeral Cup (ya el nombre de la competición es una rimbombante genialidad) o la melancólica belleza de Tomie, delicioso contraste con la de Marianne. Y también hay que destacar lo bien que gestionan las escenas en las que no hay diálogo, sean de lucha o de confrontación personal de diferentes personajes o el inmenso dinamismo que hay en las secuencias de combate, en las que los autores juegan con la composición de página, dando líneas en diagonal a las viñetas para potenciar el movimiento, y haciendo que la sencillez en las líneas juegue a su favor, sabiendo cuándo apostar por un rostro expresivo o por un cuerpo en acción, por una viñeta pequeña o por una splash page. Last Man no deja de sorprender porque sigue incorporando elementos de enorme interés. Hay una enorme inteligencia en la forma en la que está hecha la serie, y este cuarto volumen lo refrenda, porque sabe expandir sin traicionar y al mismo tiempo abrir la expectativa de seguir leyendo. Muy, muy buena.
Casterman publicó originalmente el cuarto volumen de Lastman en marzo de 2014. El contenido extra lo forman un simpático diario de producción dibujado, fichas de algunos de los luchadores, un fan art de Bertrand Gatignol y dos nuevas páginas de pegatinas.