CÓMIC PARA TODOS

‘Abdel’, de Paco Vílchez y Chechu Ramírez

Portada_AbdelEditorial: Dibbuks.

Guión: Paco Vílchez.

Dibujo: Chechu Ramírez.

Páginas: 72.

Precio: 16 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2015.

Cuando un cómic se acerca a un tema tan trillado, no sólo en el cómic sino en muchos otros ámbitos de la ficción y de la información, encontrar un punto de vista original resulta fundamental. Abdel cumple con esa premisa porque, en primer lugar, buscar la figura del inmigrante derrotado, el que no ha conseguido superar la valla en su travesía a pie o alcanzar la costa en su periplo en patera, el que ha sido deportado y tiene que volver a empezar de cero. Pero hay más. En este su primer trabajo, ganador además, del Premio Desencaja del Instituto Andaluz de la Juventud dependiente del Gobierno autonómico, Paco Vílchez y Chechu Ramírez no sólo sorprenden con ese enfoque inicial, sino que encuentran una narración llena de aciertos y matices, que no se limita a cubrir el mundo de Abdel, sino que lo expande hasta formar un universo en el que quedan muchas preguntas por responder y muchos elementos que influyen en la aventura encerrada en estas 72 páginas sin necesidad de perderse en farragosas explicaciones que habrían roto el intenso ritmo que tiene la obra. Y todo ello, además, con un brillante elemento onírico que demuestra a las claras que Abdel es un tebeo bien maquinado y ejecutado, para nada la obra de unos autores primerizos, aunque lo sean, y un acercamiento diferente a la problemática de la inmigración, que no pierde nunca el sentido del drama pero tampoco el de la aventura.

Lo más atractivo de Abdel, y también lo más meritorio, está en que trasciende el tema que le sirve de excusa sin dejar de respetarlo. En apenas cinco o seis páginas, Vílchez ofrece una mirada dura, intensa y empática a la problemática de la inmigración, siendo consecuente con el drama, sin perder nunca de vista la tragedia personal que supone para cada uno de sus protagonistas. Y a partir de ahí construye algo más rico, añadiendo temas, dejando situaciones que se pueden leer entre líneas e incluso con toques de una imaginación extraordinaria, como la secuencia onírica que encuentra un parentesco evidente con las ensoñaciones de Dumbo creadas por Salvador Dalí y que se extiende ya por toda la obra como un elemento protagonista más. El escritor tiene una forma de narrar muy inteligente, que no duda en crear unas elipsis nada fáciles (que pasan por fundidos en negro y que escamotean secuencias enteras que habría hecho de Abdel un tebeo bastante diferente), que se mueve con enorme acierto en las secuencias sin diálogo (la primera es probablemente la más efectiva y la que más difícil resultaba de narrar así) y que acepta muy bien esa diversidad de elementos que emplea. Vílchez describe bien a los personajes sin necesidad de artificios o excesos de información, y eso se ve especialmente en el protagonista, definido en realidad con una conversación, una fotografía y un sueño.

El dibujo de Ramírez contribuye a que la diversidad argumental y temática de Abdel funcione tan bien. Sus diseños, tendentes a la caricatura, sirven para rebajar la intensa tragedia y la notable violencia que hay en varias escenas, que se muestra sin tapujos y al nivel que la historia necesita pero sin llegar a ser repulsiva. Esa caricatura también actúa como nexo emocional, no sólo por la forma en la que están diseñados los personajes con el claro propósito de que despierten sensaciones inmediatas al primer vistazo (el carácter bonachón de Abdel, la agresividad de Didier, la pretensión de Pedro de no descubrir quién es en realidad), como se ve precisamente en la secuencia del sueño, en la presencia de la hija de Abdel, en los tonos imposibles del desierto o para que sea un elemento más de la descripción del escenario esa foto anegada por las lágrimas del protagonista. Abdel es un tebeo más ambicioso de lo que puede parecer, pero a la vez mucho más accesible de lo que su propia temática parece indicar. No necesita de reflexiones profundas o partidistas para mostrar un drama, y no necesita del contexto para que la aventura del protagonista sea extraordinaria, pero al mismo tiempo esconde muchos temas, personajes, instantes y secuencias que esconden segundas intenciones y que enriquecen el resultado final de este tebeo, una más que agradable sorpresa.

El contenido extra del volumen lo forman dos páginas de bocetos de Chechu Ramírez.

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Esta entrada fue publicada en 20 abril, 2015 por en Cómic, Chechu Ramírez, Dibbuks, Paco Vílchez y etiquetada con , , , , .

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