CÓMIC PARA TODOS

‘Los cuadernos de Darwin’, de Sylvain Runberg y Eduardo Ocaña

publicaciones-F985-533-444-14Editorial: Yermo.

Guión: Sylvain Runberg.

Dibujo: Eduardo Ocaña.

Páginas: 176.

Precio: 25 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Diciembre 2014.

Utilizar a un personaje histórico como gancho de una historia de ficción es un recurso bastante utilizado. Es el caso de Los cuadernos de Darwin, en la que Sylvain Runberg y el madrileño Eduardo Ocaña colocan como protagonista de una historia de misterio y fantasía nada menos que a Charles Darwin, el hombre que revolucionó la ciencia y la moral del siglo XIX con la publicación de El origen de las especies y su teoría evolutiva. Y por manida que sea a estas alturas esa técnica de llevar la invención narrativa a la historia real para trastocarla a conveniencia, Runberg logra que el resultado sea sorprendente. Eficaz dentro del género en el que se mueve, gracias también a que el fantástico dibujo de Ocaña aplica una técnica casi cinematográfica a la máxima de ocultar lo más posible al monstruo de una historia de terror, pero sorprendente por el exquisito uso del personaje en un contexto que le es prácticamente perfecto. Si Darwin hablaba de evolución, ¿qué mejor que colocarle en el centro de un misterio que tiene por protagonista a una criatura de origen desconocido? Ese es sólo uno de los rasgos de una obra en tres álbumes, recogidos todos en este volumen integral, que puede presumir de ser valiente, entretenida, con una atmósfera muy conseguida, un guión meticuloso y un acabado gráfico fascinante.

Hay algo muy atractivo en la forma en la que Runberg da forma a los dos aspectos esenciales de Los cuadernos de Darwin. Por un lado, el misterio. La historia parte de un ataque asesino y violento a unos trabajadores que están ampliando la red de ferrocarril. Desde el principio se apunta al origen animal del asesino y la trama principal pasa por averiguar qué clase de bestia ha sido. Ahí entra en juego Charles Darwin, que llega a la zona como experto. Y es precisamente Darwin el segundo elemento esencial de la historia, no sólo por ser el protagonista, sino porque la historia de Runberg le lleva a ir mostrándole con muchísimo cuidado, con precisión, casi con mimo. Es un personaje mucho más complejo de lo que puede sugerir el conocimiento histórico que tenga el lector sobre él, y que le sirve además al guionista para incluir muchas subtramas, como por ejemplo la liberación de la mujer. En ese sentido, Runberg crea un contexto formidable. Otros autores se habrían limitado al misterio, a los asesinatos y a la persecución de la bestia, pero Runberg acaba construyendo un mosaico en el que se acaba entendiendo la sociedad británica de la época en su conjunto, desde las élites a las clases trabajadoras, de los grandes fastos a los bajos fondos.

Es obligado darle parte del mérito de ese formidable trabajo de ambientación a Eduardo Ocaña. Su dibujo realista es espléndido, muy adecuado al relato. Pero si hay algo que llama la atención desde el principio es su forma primero de esconder y después de mostrar a la criatura. El género premia a las historias que ocultan su monstruo, que sugieren más que enseñan, y eso en el cómic no siempre es fácil de conseguir. Ocaña lo hace con una elegancia tremenda, dotando además a las escenas más violentas de un movimiento espectacular, en el que se sienten las presencias y se ven apenas estelas de colores. No hay mejor forma de decir que lo que está atacando es una criatura sobrehumana, ni tampoco de potenciar el misterio que es la base de la historia en su arranque pero del que se van conociendo más datos e imágenes de una forma medida y admirable. Pero no sólo de misterio, violencia o ambientación vive el dibujo de Ocaña, que aporta mucho realismo y una espléndida comunicación entre los personajes sin necesidad de diálogos. Los cuadernos de Darwin es una serie que puede presumir de cumplir con todos sus objetivos y de ser un fantástico crescendo que no decepciona en absoluto las altas expectativas que va sembrando.

El volumen incluye los tres álbumes de Les carnets de DarwinL’Œil des Celtes, La mort d’une bête y Double nature, publicados originalmente por Lombard en febrero de 2010, 2011 y 2012 respectivamente. El contenido extra lo forman las portadas originales, en su versión a tinta y final, y un portafolio de bocetos y páginas originales de Eduardo Ocaña.

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Esta entrada fue publicada en 15 abril, 2015 por en Cómic, Eduardo Ocaña, Lombard, Sylvain Runberg, Yermo y etiquetada con , , , .

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