CÓMIC PARA TODOS

‘Un poco de madera y acero’, de Christophe Chabouté

portada_un-poco-de-madera-y-acero_chaboute_201412041042Editorial: Planeta Cómic.

Guión: Christophe Chabouté.

Dibujo: Christophe Chabouté.

Páginas: 336.

Precio: 22 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2015.

Por fuerza hay que admirar a un artista que es capaz de narrar una historia, múltiples historias en realidad, en más de 300 páginas y sin utilizar una sola palabra. Eso es lo que hace Christophe Chabouté en Un poco de madera y acero, su excepcional forma de capturar instantes de diferentes vidas a través de un simple banco de un parque, ese poco de madera y acero que es testigo de todo tipo de momentos, tristes y divertidos, inspiradores y cotidianos, deprimentes y emocionantes, que de todo hay en la vida. Y es que Un poco de madera y acero es justo eso: vida. Y, mejor aún, dicho en plural. Chabouté se muestra como un cronista excepcional sin necesidad de que sus personajes hablen, dejando que sus acciones hablen por ellos, e incluso que dejen en el lector la llama de la incertidumbre sobre lo que en realidad está sucediendo, sorprendiendo como sorprenderían algunas cosas en la vida real, forjando caracteres a lo largo de las estaciones que ese modesto y avejentado banco ve pasar. Sólo con eso, convirtiendo al lector en un voyeur privilegiado de la vida pública de los numerosos personajes que pasan por ese banco, Chabouté ensambla un tebeo de esos que dejan huella. Puede que su misma sencillez sea su principal enemigo, pero resulta inevitable la complicidad con muchos de los momentos que idea el autor francés. Absolutamente inevitable.

Chabouté hace que el banco sea, en la primera escena, testigo de un acto de amor infantil. Y que concluye la historia dando a ese banco la satisfacción de ver lo lejos que ha llegado esa declaración. En realidad, y por mucho que las vidas que Chabouté captura tengan pasajes tristes o inquietantes, Un poco de madera y acero es una historia llena de optimismo y de vitalidad, en la que las relaciones humanas son al menos hermosas. A veces complejas, pero siempre cargadas de emociones. El banco es querido, ignorado, añorado o utilizado como lo puede ser cualquier persona en diferentes circunstancias de la vida. Y Chabouté le da una posición de actor pasivo que resulta impresionante. Sencilla, sí, pero con una diversidad de personajes y de emociones tan amplias que el resultado final acaba siendo un mosaico espectacular de la misma vida, una metáfora compleja y emocionante, y un retrato sociológico completísimo que abarca niños y ancianos, hombres y mujeres, trabajadores y ociosos, dudas y seguridades. Dentro de ese mosaico, impresiona el formidable uso del tiempo que hace el autor. Da igual cuánto tiempo pasa en realidad en la novela gráfica, pero se siente. De nuevo, un reflejo de la vida misma. Y de la propia lectura, que se puede hacer en una hora o en cinco, de un solo vistazo o recreándose en cada página, en cada viñeta, en cada instante o en cada personaje. O releyéndola una vez terminada.

Si no hay una sola palabra en las más de 300 páginas de Un poco de madera y acero y el resultado es tan impresionante es, entre otras cosas, porque Chabouté realiza un trabajo de dibujo formidable. Todo ello en un blanco y negro cercano, en un escenario en el que no importan los fondos, sólo lo que está alrededor del banco, un árbol y la gente que se mueve a su alrededor. Su narrativa es tan poderosa que no hay en todo el libro una sola escena que no pueda comprenderse con el primer vistazo. Sus personajes generan sensaciones siempre, generalmente una empatía desbordada, ya desde esa pareja de niños que abre la historia, pero también con el vagabundo que duerme en ese banco a pesar de las reprimendas continuas de un policía, con ese operario municipal que se ocupa del mantenimiento del banco, con el perro que orina continuamente sobre la misma pata, con el hombre que nunca llega a sentarse en él aunque pasa todos los días por delante o de la mujer que tiene en ese banco su pequeño rincón de paz. Todo lo dibuja a la perfección Chabouté, a veces con un manejo espléndido de las sombras, siempre acertando en el plano que escoge. Un poco de madera y acero no será una de esas obras que cambia el mundo del cómic o el de la ficción narrativa, pero sí es uno de esos libros que deja al lector con una enorme sonrisa. Como si eso fuera poca cosa.

Glénat publicó originalmente Un peu de bois et d’acier en septiembre de 2012. El volumen no tiene contenido extra.

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Esta entrada fue publicada en 8 abril, 2015 por en Cómic, Chabouté, Glénat, Planeta DeAgostini y etiquetada con , , .

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