Cine – ‘Batman. El regreso del Caballero Oscuro. Primera parte’, de Jay Oliva

Título original: Batman: The Dark Knight Returns. Part 1.

Director: Jay Oliva.

Reparto: Peter Weller, Ariel Winter, David Selby, Wade Williams, Gary Anthony Williams, Michael Jackson, Maria Canals Barrera, Grey DeLisle, Michael McKean, Richard Doyle.

Guión: Bob Goodman.

Música: Christopher Drake.

Duración: 73 minutos.

Distribuidora: Warner.

Estreno: 25 de septiembre de 2012 (Estados Unidos, vídeo).

Dentro del rico mundo de la novela gráfica, sólo Watchmen (aquí, su reseña) puede presumir con claridad de ser un cómic más difícil de adaptar al cine que El regreso del Caballero Oscuro (aquí, su reseña). Warner se atrevió a añadirlo en su universo animado y en dos partes, un primer detalle que ya hace justicia a la ambición de la historia. La primera de esas dos mitades evidencia una muy adecuada fidelidad a la historia de Frank Miller, pero al mismo tiempo adquiriendo una identidad propia, tanto narrativa como visual. No hay grandes omisiones, ni siquiera de los temas más controvertidos que planteaba el cómic, aunque sí se caen viñetas muy emblemáticas. Así, no se ven dos de las brutales splash pages de Miller, la Batman con el militar envuelto en la bandera americana y la de Robin abrazada a un Bruce Wayne casi sin ropa tras comprobar que ha sobrevivido a una violenta pelea con el líder de los mutantes. Jay Oliva, director de este filme que ya hizo para Marvel El invencible Iron Man o Doctor Extraño, tiene experiencia en adaptar textos complejos. Y suyo es el uno de los segmentos de Green Lantern. Caballeros Esmeralda que lidiaba con un guión de Alan Moore, lo que le acredita para tratar con el tono indudablemente trascendente que desprende la novela gráfica de Miller y que, no se puede obviar, viene marcado por la trilogía de Christopher Nolan.

Uno de los aspectos más fundamentales de El regreso del Caballero Oscuro de Miller era la forma en la que, a través de la televisión, desmenuzaba el mundo futuro en el que desarrolla la historia, uno en el que Bruce Wayne se ve obligado a retomar su carrera como vigilante enmascarado ante la escalada de violencia que asola Gotham. Eso era, probablemente, lo más difícil de llevar a la pantalla. Y eso es, como se podía intuir, uno de los puntos más flojos de la película. No porque sea fallido, sino porque es prácticamente imposible lograr en un filme el mismo efecto narrativo que lograba Miller. Se aprecia el esfuerzo, y a ratos funciona bastante bien, pero la comparación con el original hace que la película palidezca. Pero hasta aquí se pueden contar los problemas de esta primera parte El regreso del Caballero Oscuro, porque el resto en absolutamente fascinante. La adaptación es notable, incluso expandiendo escenas que necesitaban algo más en la pantalla (la carrera automovilística que da inicio al filme), con un respeto reverencial a su atmósfera y la imponente figura física de un Batman que obviamente no está ya en su plenitud física, con una puesta en escena tan épica (la memorable aparición de Batman en la persecución policial, rindiendo tributo a la más conocida portada del cómic) como crepuscular.

Y es que esa es la principal característica de El regreso del Caballero Oscuro. Primera parte, su ambiente deprimido, decadente y adulto. Y en este camino hay que destacar su rotundo triunfo, convirtiéndose, a pesar de sus mínimos defectos, en la mejor película de dibujos animados que ha tenido a Batman como protagonista. Es contundente cuando debe de serlo y reflexiva cuando toca, logra un preciso equilibrio entre las escenas dialogadas, en las que el comisario Gordon adquiere un protagonismo quizá algo más oculto en el cómic, y las de acción, en las que se plasma a Batman como un hombre poderoso y como una auténtica criatura de la noche. Lo que en el cómic se traslada con narración interna, aquí se convierte en mensajes visuales o en certeros diálogos. Los retratos más complejos de los personajes, sobre todo el del propio Batman o el de Dos Caras, encuentran una versión fiel y acertada, idéntica a los objetivos de Miller a pesar del tiempo que ha transcurrido desde la publicación del cómic y de los diferentes lenguajes de ambos medios. Y el ritmo de la historia, a pesar de no tener una conclusión, es notable y culmina con un inquietante final abierto que aventura lo que el aficionado al cómic ya sabe que se va a encontrar en la continuación. Gran trabajo en el guión.

Quizá uno de los aspectos que no llegan al sobresaliente, aunque eso no quiere decir que no sea bueno, es el reparto, lo que es una sorpresa viendo el habitualmente sensacional trabajo que hace Warner en sus películas animadas. Peter Weller, el actor que dio vida por primera vez a Robocop, presta su voz a Batman, buscando una solemnidad que no siempre consigue, quizá porque  a su voz aún le falta algo para parecer el hombre cansado que en realidad es Wayne. Imposible, eso sí, no disfrutar entre otras cosas del reparto del cinismo de Michael Jackson, un conocido locutor de radio en Los Angeles, dando vida a Alfred. Donde no hay pegas es en el trabajo de animación, impresionante, superior la media de producciones de este estilo y con algunas secuencias memorables. La reaparición de Batman en la tormenta o la lucha en lo alto del rascacielos con los hombres de Dos Caras en medio de la niebla son formidables. Las coreografías de lucha están a la altura y el diseño, sin perder el toque nostálgico necesario para sentir un cómic de los años 80, está a la altura de las circunstancias y en ningún momento parece viejo o fuera de lugar. El regreso del Caballero Oscuro se convierte así, en su primera parte, en una formidable experiencia que sobrevive con mucha categoría a la presión de adaptar uno de los grandes cómics de la historia. Dentro de su terreno, una película imprescindible.