Guión: Bill Willingham.
Dibujo: Mark Buckingham, Jim Fern, Shawn McManus.
Páginas: 224.
Precio: 22 euros.
Presentación: Cartoné con sobrecubierta.
Publicación: Noviembre 2014.
La enorme riqueza de Fábulas se ve especialmente en el espectacular uso de personajes tan diversos por parte de Bill Willingham, pero este sexto volumen de su edición de lujo, el que llega al emblemático número 50 de la serie original, muestra que el corazón del relato pertenece a Blanca y a Lobo. Ellos son el auténtico motor de la historia a todos los niveles, y esta efeméride tenía que explicitarlo de una forma muy especial. Eso no quiere decir que no se disfrute de las apariciones de Mogwli, de Geppetto y sus criaturas o de Cenicienta, versiones maravillosas de los clásicos literarios pasados por el filtro de Willingham que hacen que la serie tenga una variedad de caracteres y de géneros impecable y elogiable, o que no sea espléndido el despliegue de imaginación que hay en toda la serie, en sus tramas y en sus escenarios, lo que hace que se mantenga en todo momento la capacidad de sorprender al lector, pero asumámoslo: Blanca y Lobo hacen que Fábulas sea una serie mucho mejor. Cuanto mejor estén ellos escritos, más interesante es el resultado. Y por eso, incluso aunque las historias de este sexto volumen puedan llegar a dar la falsa impresión de una cierta intrascendencia comparado con todo lo que ha venido sucediendo hasta ese momento, la celebración de ese número 50 es el momento de pararse y disfrutar con esos dos personajes centrales. Es el homenaje que Willingham les da a ellos y a los lectores.
Aunque los eventos de ese número especial son los que rápidamente se van a llevar los elogios de los seguidores habituales de Fábulas, es preciso seguir reconociendo la versatilidad de Willingham y su capacidad de conseguir que todo lo que incluye en el relato cuente… o dé la impresión de que será muy importante en el futuro. Eso es lo que sucede con la encantadora historia inicial de dos de las creaciones de Geppeto y su salto a la humanidad, con el viaje de Mowgli en busca de Lobo o con la divertidísima aventura de Cenicienta intentando cerrar un tratado diplomático con el Reino de las Nubes, ese al que se llega con las míticas habichuelas mágicas de Jack. Pero volviendo al centro emocional de este volumen, ese está en la relación entre Blanca y Feroz. Siendo una relación que ha vivido tantos problemas y dificultades desde que arrancó la serie, se agradece que Willingham les ofrezca (nos ofrezca a los lectores) un momento de felicidad. Y lejos de ofrecer el clásico relato de boda, lo que el autor de Fábulas hace es una profunda glorificación de la esencia de la serie, pasando por todos los espectros habituales de la serie, desde la fantasía al humor, pasando por un romanticismo nada trasnochado y al maravilloso uso de los diálogos del que siempre hace gala Willingham. Todo, además, sin que haya nada forzado, siendo el relato una continuación fluida y natural de todos los acontecimientos previos.
Esta última idea tiene el peligro de que se considere el cómic de menor impacto del que realmente tiene. Cuando todo parece fácil, a veces no se atribuyen méritos. Y si le sucede a Willingham, no digamos ya a Mark Buckingham. Todo lo hace tan fácil que a aveces parece como si no estuviera, como si no fuera tan espléndido su trabajo. Pero llegan números que no dibuja él y se le echa de menos. Sucede en la primera de las historias, dibujada y no precisamente mal por Jim Fern. Se agradece que la serie tenga puntos de vista diferentes, pero si no es Buckingham, inevitablemente es menos Fábulas. Con Shawn McManus, que dibuja el último número, el dedicado a Cenicienta, pasa en menor medida, porque su estilo caricaturesco se adapta extraordinariamente bien a la serie y porque ya tiene experiencia en la misma. Pero Buckingham es Buckingham. Y cuando dibuja combates como el de Mogwli y un lobo y escenas románticas como la conversación que mantienen Blanca y Lobo es cuando el lector se da cuenta de que está ante el ilustrador que mejor comprende la esencia de la serie, el que con más acierto convierte en dibujos los guiones de Willingham y el que se ha convertido, aunque al principio no fuera el dibujante señalado para hacerlo, en parte esencial del éxito de Fábulas. Y así es imposible no seguir disfrutando sin límites con esta serie entre las manos.
El volumen incluye los números 46 a 51 de Fables, publicados originalmente por DC Comics a través de su sello Vertigo entre abril y septiembre de 2006. El contenido extra del libro lo forman una introducción de Todd Klein, las portadas de James Jean, el guión completo de Bill Willingham para el número 50 de la serie, un mapa con los territorios de Villa Fábula y la Granja, una galería de ilustraciones de Eric Powell, Kevin Nowlan, Kyle Baker, Eric Shanower y Darwyn Cooke, además de un cuaderno de bocetos de Mark Buckingham.
MUY BUENA
Totalmente de acuerdo, es una serie muy, muy buena :)