Guión: Jonathan Hickman.
Dibujo: Nick Dragotta.
Páginas: 144.
Precio: 17 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Febrero 2015.
Sorprender es relativamente fácil. Atrapar, no tanto. Es fácil dejarse sorprender por Este del oeste ya desde su primer número (aquí, su reseña), con la presentación de esta amalgama de géneros, influencias, mundos y personajes que Jonathan Hickman ya ha tejido en su mente mientras empieza a desgranarlos en sus páginas. Hickman, de hecho, es un maestro en el arte de sorprender. Cada serie que coge tiene ese elemento. De primeras, sorprende. Intriga. Y obliga a leer más. Y cuando se llega al final de este segundo volumen de Este del oeste, aunque en realidad esa sensación se tenga ya desde las últimas páginas del primero, el lector está ya atrapado. Irremediablemente. Parece prácticamente imposible haber llegado hasta aquí, hasta las casi 300 páginas de los diez primeros números americanos y no sentir una enorme implicación analítica y sensorial en todo lo que Hickman está narrando. Es fundamental para ello el brutal trabajo de Nick Dragotta, que recrea de una forma fascinante cada una de las locuras que se le ocurren a su guionista. O, quizá, habría que decir que hay una espléndida fusión entre el trabajo de uno y de otro, muy en la línea de lo que Brian K. Vaughan y Fiona Staples hacen en Saga (aquí, reseña de su primer número), la otra gran serie actual de ciencia ficción del cómic norteamericano. Esa comparación se queda ahí porque nada más tienen que ver una y otra.
Resulta evidente para quien conozca algo de la obra de Hickman que no estamos ante un autor sencillo de leer. Sus planes suelen ser tan complejos, tan elaborados y a veces tan a largo plazo que no resulta fácil seguir todo lo que está contando. Pero como además de complejo es inteligente, Hickman va dejando detalles, pinceladas, personajes o escenas que provocan un entusiasmo inmediato, a corto plazo. Este del oeste, que se antoja como lo más complejo que ha escrito Hickman junto con Los proyectos Manhattan (aquí, reseña de su primer número), está lleno de momentos que podrían haber encajado en un trabajo más comercial y menos filosófico que este, pero que también contribuyen a crear este sensacional universo que el autor está tejiendo. Y esa es la idea clave para que esas pretensiones de Hickman no frustren al lector más habituado a que se lo den todo algo más masticado, que todo lo que está narrando está aún en marcha y en crecimiento. Tanto es así, que en este segundo volumen casi se pierde por completo la sensación de estar ante un western futurista que da paso a una espectacular y muy compleja intriga de corte más político. Es una lucha de poder en la que los cuatro jinetes del apocalipsis actúan como actores de un lienzo mucho más extenso, que se apoya además en una meticulosa inclusión de flashbacks que no sólo no rompen el ritmo sino que lo mejoran.
Si ya en el primer volumen Nick Dragotta pareció entender a la perfección la ambiciosa propuesta de Hickman, en este segundo número termina de confirmar que es un extraordinario dibujante que, además, está en un momento sensacional. Teniendo en cuenta la complejidad del guión, es evidente que la serie necesitaba un reclamo visual inmediato que empujara al lector a seguir pasando páginas, incluso aunque por momentos pueda perderse en la geografía, la historia y los mitos que conforman Este del oeste. Dragotta, en todo caso, va más allá de la simple y vacía espectacularidad. Es espectacular, desde luego, pero al mismo tiempo es un narrador de primer nivel, que experimenta desde las composiciones de página más clásicas a priori y que, por ejemplo, muestra un dominio apabullante de la onomatopeya. Pero lo que realmente engancha en el arte de Dragotta es que siempre escoge acertadamente el punto de vista, siempre coloca con acierto la cámara virtual desde la que captura cada viñeta y es ahí donde aúna arte y espectáculo de una forma que hace que Este del oeste sea una serie todavía más portentosa. Si los guiones de Hickman enganchan, qué decir de las ilustraciones de Dragotta, que se mueve como pez en el agua en los registros más fantasiosos pero también los registros más reales y cinematográficos que le propone el escritor. Y, sí, hay ya ganas de más de esta maravillosa serie. De mucho más.
El volumen incluye los números 6 a 10 de East of West, publicados originalmente por Image entre septiembre de 2013 y mayo de 2014. No tiene contenido extra.