CÓMIC PARA TODOS

‘Superman. El último hijo de la Tierra’, de Steve Gerber y Doug Wheatley

superman_ultimo_hijo_tierra2Editorial: ECC.

Guión: Steve Gerber.

Dibujo: Doug Wheatley.

Páginas: 168.

Precio: 15,50 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Noviembre 2014.

Steve Gerber y Doug Wheatley quieren darle la vuelta a la leyenda. Superman no es el último superviviente de Krypton en la Tierra, sino que sale de la Tierra y acaba en Krypton para acabar cambiando la historia de ambos mundos. Superman: El último hijo de la Tierra es un esfuerzo apreciable por acercarse a la mitología del Hombre de Acero desde el sello Otros Mundos y con un punto de vista prácticamente opuesto, y su base está en el Krypton que construyó John Byrne en El mundo de Krypton (aquí, su reseña) a la hora de remodelador este universo tras Crisis en Tierras infinitas (aquí, su reseña). Lo que sorprende, y quizá en cierto modo desvirtúa los objetivos de Gerber, es que ese Kal-El acaba consiguiendo superpoderes incluso con ese cambio radical de planteamiento. Si la idea era ver a Superman desde otra óptica, al final eso no se consigue. Hay grandes ideas en el relato, detalles interesantes y personajes bien construidos, pero no convence de la misma manera el escenario general, al menos en la primera mitad del volumen. Y es que la secuela, Last Stand on Krypton, también incluida en el libro, tiene conceptos mucho más arriesgados y atractivos, por mucho que caiga en el defecto de dejar las cosas casi como fueron en realidad, algo innecesario dado que Otros Mundos no se somete a la continuidad del universo DC.

No es que para hacer un Otros Mundos competente sea necesario circunscribir la historia al universo de un único personaje, pero no termina de convencer que el giro por el que opta Berger sea que Kal-El se haga con un anillo de Green Lantern, que hace que virtualmente se porte de la misma manera que lo haría el mismo Superman. Y es que ese giro se lleva por delante lo que más interesa de los planteamientos de Berger, las dudas de Kal-El sobre su origen, su interés por conocer la cultura de Krypton y, cuando lo descubre, el mundo del que es originario. También la evolución en el Krypton que cambia su destino, pasando del mundo que imaginó Byrne al que existía en los cómics de las primeras décadas de vida de Superman. Y convence mucho más el escenario bélico de la Tierra que acaba trasladado a Krypton con la intervención del gran villano del Hombre de Acero, Lex Luthor, espléndidamente tratado en este volumen, sobre todo en la segunda parte de la historia. Al final, la historia acaba convertida en una ucronía entretenida pero que mezcla grandes ideas con otras no tan logradas, una irregular muestra de lo que la serie Otros Mundos podía dar de sí, partiendo de un buen arranque que prometía indagar en la personalidad de Superman de una manera diferente pero que no termina de enamorar aún teniendo los elementos para ello.

A Wheatley le sucede lo mismo en el dibujo que a Gerber en el guión: buenos principios pero un trabajo que tampoco termina de enamorar. Tiene momentos espléndidos, como el lanzamiento del cohete con destino a Krypton o la forma en la que recoge esa cultura extraterrestre desde el punto en el que la había dejado Byrne tantos años atrás, pero por ejemplo no resulta tan espectacular como hubiera podido ser el instante en el que Kal-El encuentra el anillo de poder, o incluso el aspecto de una Tierra devastada que, en realidad, no lo parece tanto. En la secuela, lo mejor, como en el guión, es la versión envejecida de Luthor que plantea Wheatley, porque aún mostrando perfectamente el paso de los años consigue que siga siendo la misma figura amenazadora y poderosa que es dentro de la continuidad. Más dudas genera la evolución física de Superman, que resulta demasiado extraña y afecta al clímax final. El último hijo de la Tierra y su continuación, que no adquiere traducción en la edición española, son una buena muestra de lo que es la serie Otros Mundos, pero no destaca especialmente en esa línea. A ratos parece que sí, que puede despegar, pero al final todo se queda en un relato simpático para completistas que desarrolla a medias todo lo que propone, dedicándose más a la acción que a la reflexión.

El volumen incluye los dos números de Superman: Last Son of Earth, publicados originalmente por DC Comics en el año 2000, y Superman: Last Stand on Krypton, de 2003. Además de una introducción de Jon A. Sedano, el único contenido extra son las cubiertas originales de Doug Wheatley

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Esta entrada fue publicada en 6 marzo, 2015 por en Cómic, DC, Doug Wheatley, ECC, Steve Gerber, Superman y etiquetada con , , , , .

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